Salir de una gran ciudad se convierte en una encrucijada de autopistas donde debemos eligir un camino. Navegar por Internet puede ser un verdadero laberinto en el que debemos tomar partido por un camino.
Hasta realizar unos estudios o buscar trabajo son cuestiones de nuestras vidas que en el momento de afrontarlas nos obligan a escoger un camino.
Pero ¿qué pasa si miramos un poco más allá? ¿Qué pasa cuando vemos que necesitamos darle un sentido a nuestra existencia?
Nuestra autopista sin peajes, nuestra mejor página web o nuestro consejero principal para saber qué decisiones tomar debe de ser Jesús. "Yo soy el camino" dijo el mismo.
Cuatro palabras simples, directas y que resumen todas las guías de ciudades o países que podamos llegar a consultar.
Si la finalidad de tomar un camino es la de llegar a alguna parte, Jesús nos puede servir de vía, de compañero de viaje y de refugio en los momentos que queramos descansar.
Pero siempre en la misma dirección, ese punto de llegada donde acabaremos encontrándonos todos aquellos viajeros que hemos elegido a Jesús como guía.
Salir de una gran ciudad se convierte en una encrucijada de autopistas donde debemos eligir un camino. Navegar por Internet puede ser un verdadero laberinto en el que debemos tomar partido por un camino.
Hasta realizar unos estudios o buscar trabajo son cuestiones de nuestras vidas que en el momento de afrontarlas nos obligan a escoger un camino.
Pero ¿qué pasa si miramos un poco más allá? ¿Qué pasa cuando vemos que necesitamos darle un sentido a nuestra existencia?
Nuestra autopista sin peajes, nuestra mejor página web o nuestro consejero principal para saber qué decisiones tomar debe de ser Jesús. "Yo soy el camino" dijo el mismo.
Cuatro palabras simples, directas y que resumen todas las guías de ciudades o países que podamos llegar a consultar.
Si la finalidad de tomar un camino es la de llegar a alguna parte, Jesús nos puede servir de vía, de compañero de viaje y de refugio en los momentos que queramos descansar.
Pero siempre en la misma dirección, ese punto de llegada donde acabaremos encontrándonos todos aquellos viajeros que hemos elegido a Jesús como guía.