ELECCIÓN DE LA ESCUELA OCULTA
Dion Fortune
A aquellos que tienen una conciencia y una voluntad altamente desarrolladas, pueden obtener acceso directo a la Sabiduría Secreta mediante sistemas puramente meditativos e intuicionales, pero se necesita un grado de adelanto en estos métodos antes de que tal cosa sea posible. Sin embargo, hay muchos que sienten el sincero deseo de ese conocimiento y que ya han logrado el desenvolvimiento accesible por métodos meditativos. Para estas personas existe una escuela especial, que aunque no pretende abrir las puertas de los Mundos invisibles, puede enseñar dónde se encuentran esas puertas, dando las llaves para abrirlas al discípulo que ha recorrido el camino hasta allí. Más que esto no pueden hacer, salvo que se elija el empleo de drogas o de la hipnosis, pagando el precio que estos sistemas exigen. Como ya se ha dicho: “Los caminos hacia Dios son tantos como los alientos de los hijos de los hombres”. Existen siete Senderos conocidos, aunque no todos están en función actualmente como senderos de Iniciación, y en cada uno de ellos hay muchas escuelas. La elección de la escuela es una cuestión de temperamento, porque todas las que no pertenecen al Sendero de la Izquierda enseñan un aspecto o grado de la Verdad Eterna que es válido universalmente. Una escuela esotérica puede surgir en relación con alguna realización especial de la Verdad, que algunas veces estira más allá en su debida proporción en relación con la Vida tomada en conjunto, pero jamás se encontrará doctrina alguna que tenga el poder de mantener unidos a un grupo de investigadores o estudiantes serios, si no se encuentra el Fuego Divino encendido en su propia esencia. Por lo tanto, hay que rendir el mayor respeto a todos los que buscan con sinceridad, por más apartados de la meta que parezcan estar y todos los que se han dedicado a la Gran Investigación deberían esforzarse por contemplar la visión que un hermano haya vislumbrado, más bien que los errores especiales de los que pueda haber sido víctima. Ninguna enunciación de la Verdad será jamás completa; ningún sistema de educación, preparación y entrenamiento será jamás adecuado a todos los temperamentos y nadie puede hacer más que marcar el pequeño trozo de tierra Infinita que intenta cultivar, paleándolo con la esperanza de que la tierra sea feraz y libre de malezas dentro de los límites que él mismo haya podido poner. Pero aunque la labor sea esencial en toda empresa, es Dios quien da el fruto. Toda Fraternidad que no tenga otra iluminación que la que le dio su fundador, está limitada por la capacidad de esa personalidad y se convertirá en cenizas cuando esa personalidad haya muerto. La Escuela Esotérica difiere de todas las demás escuelas en el hecho de que aunque su sabiduría se encuentre almacenada en sus bibliotecas, su poder reside en su contacto con los Mundos Internos, y si carece de este contacto no podrá dar a sus discípulos el poder de convertir la teoría en práctica. Todas las Escuelas del Sendero de la Derecha enseñan los mismos principios, pero difieren mucho en su poder para aplicarlos. Algunas sostienen que debe ser bastante para nosotros conocer la teoría y que todo intento de ponerla en práctica es una presunción peligrosa. Otras sostienen que toda experiencia es puramente subjetiva. Esto, por supuesto, puede ser verdad en lo que toca a los discípulos de esas escuelas, pero no hay necesidad de que los zorros que tienen cola se la corten. Si la Ciencia Esotérica no es capaz de rendir frutos en su aplicación práctica, no merece que ninguna persona seria se ocupe de ella, y siempre que estos frutos no sean frutos espirituales, igualmente serían indignos de la persona espiritual. El hombre tiene cuatro aspectos: físico, emocional, intelectual y espiritual, y todo sistema de educación debe tener en cuenta estos cuatro aspectos, si es que debe mantenerse el necesario equilibrio en la naturaleza, que es lo único que le pueda dar estabilidad. Generalmente se asocia el psiquismo con la inestabilidad, pero en realidad sólo la fortaleza y la estabilidad son compatibles con el ejercicio de los poderes ocultos. El Ocultismo no es cosa de tontos. Sus exigencias sobre la vitalidad espiritual de los que lo estudian son muy grandes, pero si su estudio se realiza en las condiciones adecuadas, puede producir el bien sin mezcla alguna de mal. El Ocultismo no es ni para el débil ni para el timorato, por más buenas que puedan ser sus intenciones, ni tampoco es una cosa sana para las personas que no hayan llegado al grado de madurez necesaria. Y como la madurez es una cuestión de desarrollo individual puramente, es muy difícil trazar una línea nítida y precisa, aunque al que escribe estas líneas jamás le agradó ocuparse de ninguno que tuviera menos de 25 años. Los primeros 25 años deben dedicarse al Mundo Físico, porque si la atención se dirige a los planos internos prematuramente, tiende a substraer energías a los planos externos antes de que haya logrado el pleno desenvolvimiento de la conciencia cerebral y entonces esa persona tendrá un poder de extraversión insuficiente así como una tendencia permanente a la introversión, mientras que el Ocultista debidamente preparado, debe mantener un ritmo equilibrado entre estos dos aspectos de la conciencia. El Equilibrio y la ecuanimidad constituyen la clave de todo el desenvolvimiento esotérico. Para las naturalezas desequilibradas, la Sabiduría superior no es más que un peligro constante. La estabilidad es tan necesaria como la pureza para marchar por el Sendero. Una persona sensitiva es muy diferente de un Ocultista, y la disciplina y el sistema que se emplean para desarrollar a un sensitivo son muy distintos del que se usan para un Ocultista. Los que se aventuran en los Mundos Invisibles, pueden dividirse en tres clases: sensitivos y médiums, místicos y ocultistas. A los sensitivos y médiums se los clasifica juntos, porque los segundos no son más que un estado de mayor desarrollo que los primeros. Ambos son negativos, puramente receptivos, que se dejan afectar por lo externo al yo, sin tener el poder de controlarlo, mientras que tanto el Ocultista como el Místico son intensamente activos. Los poderes del sensitivo y del médium deben formar parte de la panoplia de un ocultista competente debe ser capaz de ver lo Invisible tan claramente como un sensitivo, y en ocasiones debe poder actuar como transmisor de comunicaciones de un plano a otro, en grado sumo. Su Ego debe ser en todo momento como el director de una orquesta, entre cuyos instrumentos se encuentren tanto las facultades del psiquismo como las de la mediumnidad de manera que pueda ponerlas en acción o silenciarlas a voluntad. Entre los ocultistas suelen criticarse los fenómenos que se producen en los círculos espiritistas, fenómenos con los cuales suelen no estar familiarizados personalmente, y en nuestra opinión, con ello cometen una injusticia contra los espiritistas. El Espiritismo no es otra cosa que ocultismo empírico, y aunque el ocultista rehuiría los riesgos a que se expone Dion Fortune – Esoterismo. Órdenes, Fraternidades y Grupos el espiritista sin darse cuenta de lo que está haciendo y aunque este último a menudo debe su salvación sólo al hecho de que está bogando en aguas poco profundas, eso no es motivo para que se hagan mutuas recriminaciones. Cada uno tiene muchas cosas que dar al otro. Los experimentos de los círculos espiritistas están completamente prohibidos en los grados menores del Ocultismo, no porque sean malos, sino porque son muy arriesgados para el Ocultista, debido a las potencias con las que está en contacto. El que tiene una lámpara de baterías puede hacer experiencias con su mecanismo en una forma que sería sumamente arriesgada para una persona cuya lámpara estuviera conectada directamente con la corriente eléctrica de una Usina. Y es hasta cierto punto divertido observar que mientras el Ocultista desdeña al espiritualista, el Místico considera al Ocultista de la misma manera. Sin embargo, el Místico no es más que un Ocultista introvertido y el Ocultista un Místico extrovertido. Ambos buscan la misma meta, aunque por diferentes métodos. La diferencia entre ellos es de temperamento, no de ideal. Cuando el temperamento científico se aproxima a lo invisible, elige el sendero oculto y cuando el temperamento artístico se aproxima también alo invisible, elige el Sendero Místico; el uno progresa mediante el conocimiento justo y el otro por la emoción del sentimiento justo, pero al final ambos se juntan. La diferencia de métodos no debe cegarnos con respecto a la unidad del objetivo. El Místico sigue un sendero solitario, aunque forme parte de una comunidad. Sus visiones son para él solo y frecuentemente carece del poder de enseñar a los demás lo que él mismo ha aprendido. Alcanza las alturas más elevadas del espíritu y mora allí aparte. Sus experiencias son puramente personales y no pueden ser comunicadas a los demás; es esencialmente el temperamento artístico trabajando en cosas del espíritu; es creador, gozoso e inspirador para quienes pueden apreciar su arte, porque son de naturaleza afín. El Esoterismo, si no tuviera un toque de exaltación mística, sería tan aplastante como una cultura que no tuviera lugar para la Belleza, pero una cultura espiritual, puramente mística, no tiene relación con los problemas de la humanidad ni mensaje alguno para el ser humano corriente. El Ocultismo, por otra parte, pertenece al intelecto, a la mente. El sendero oculto se sigue en cooperación con otros, porque sus cimas sólo pueden escalarse mediante el trabajo colectivo y el empleo del ritual. Podemos hablar perfectamente del Arte Místico y de la Ciencia Oculta y de esta manera recordaremos que todo arte está basado en una ciencia y que toda ciencia aplicada participa de la naturaleza del arte. El más alto desenvolvimiento se logra cuando el místico tiene el conocimiento y la técnica del ocultista o cuando el ocultista es un místico de corazón. Entonces el místico puede expresar las enseñanzas del espíritu en términos intelectuales, poniéndolas así a disposición de los que no tienen más que la mentalidad normal, y el ocultista que participa de las cosas espirituales tendrá ese elemento de devoción en su naturaleza, que casi siempre falta en aquellos en los que predomina el intelecto. Sin este elemento la síntesis final es imposible. Sería como un filósofo exotérico que siguiera tras un horizonte que siempre retrocede, porque se limita a estudiar los fenómenos según los efectos que éstos producen en sus sentidos. La conciencia Noumenal, que es el objetivo ultérrimo del esoterista, sólo es posible para los que pueden identificarse y unirse realmente con lo que quieran conocer. El objetivo final de toda realización es el Logos, cuyo Fíat hizo todas las cosas. La unión con lo Divino sólo puede realizarse Dion Fortune – Esoterismo. Órdenes, Fraternidades y Grupos mediante la devoción y en esa Unión Divina reside la síntesis ultérrima. Todos los senderos conducen a ella y en ella encuentran su realización. El Místico busca un estado de sentimiento que le permita una realización completa de la Verdad. Ambos pueden conocer a Dios, pero ninguno puede conocerlo en Su Integridad. Por consiguiente, en los Misterios Menores, el individuo cuyo temperamento se inclina hacia el Ocultismo, es conducido por el sendero místico, y al místico se lo obliga a marchar por el sendero oculto. Sólo al llegar a los Misterios Mayores se permite que cada uno siga su vocación natural. Esto se hace para asegurar un desenvolvimiento equilibrado.
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