Causa y efecto en la búsqueda Divina
La ley de causa y efecto
está íntimamente ligada a la ley del ritmo o del péndulo.
Cuando este péndulo completa una oscilación
le hace llegar al ser toda la cosecha de su siembra.
En el plano físico todo tiene su tiempo.
Tarde o temprano el producto de la devoción y aprendizaje
efectuado de corazón en una vertiente espiritual
dará sus frutos al ciento por uno.
Si por impaciencia no se espera la oscilación
completa del péndulo e impacientemente se cambia
de vertiente se puede correr el riesgo de confundirse
y pensar que el cambio
ha sido acertado y la verdad ha sido encontrada.
La confusión que generará este hecho
nos hará perder el precioso tiempo
con el que contamos en este plano físico para transitar
nuestro necesario aprendizaje en esta escuela de vida material.
Todos los caminos conducen a Dios si se persevera,
se tiene paciencia y se transitan desde el amor.
Recordemos como nos dicen las Sagradas Escrituras:
Que el reino celestial es de los que se esfuerzan y perseveran.
Por ley de causa y efecto el que siembra dolor cosechará dolor.
El que genere desconsuelo buscando placer, vivirá en el dolor.
El dolor que produce el abstenerse de tomar el camino fácil,
genera crecimiento, puesto que el ser madura en este dolor.
Si el hombre es seducido por el camino placentero de la satisfacción del placer
que pudiese lograr a través del engaño y la mentira,
luego se convertirán en un profundo desasosiego que no generará crecimiento.
Es conveniente reflexionar al respecto que a la hora de decidir.
Es preferible elegir el dolor que produce la abstención y genera crecimiento,
y no el absurdo dolor que indefectiblemente sobrevendrá, luego de atravesar
el atajo placentero de la satisfacción lograda
al obtener deshonestamente la meta anhelada.
No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla.
La ley de Causa y Efecto funciona siempre sin cesar.