UNA MANERA DE ENSEÑAR
Bahaudin estaba sentado con algunos discípulos cuando un número de seguidores entró en la sala de reunión. El-Shah pidió a cada uno que explicaran por qué
se encontraban allí.
El primero dijo: "Tú eres el hombre más grande de la tierra". "Yo le di una poción cuando estaba enfermo; por eso él piensa que soy el hombre más grande de la tierra", dijo El-Shah. El segundo dijo: "Mi vida espiritual se ha abierto desde que me permitiste visitarte". "Padecía de incertidumbre, se sentía molesto y nadie quería escucharlo. Me senté con él y a la serenidad que obtuvo, él la llama su vida espiritual", dijo El- Shah. El tercero dijo: "Tú me comprendes y todo lo que pido es que me permitas escuchar tus pláticas, para el bien de mi alma". "El necesita atención y desea hacerse notar, aunque sea para que lo critiquen", dijo El-Shah. "A esto lo llama 'el bien de su alma'". El cuarto dijo: "Fui de un maestro a otro, practicando lo que enseñaban. No fue sino hasta que me diste un wazifa [ejercicio], que verdaderamente sentí la iluminación del contacto contigo". "El ejercicio que le di a este hombre" dijo El-Shah, "era un ejercicio falso, sin ninguna relación con su vida 'espiritual'. Quise demostrarle que tenía ilusión de la espiritualidad antes de poder llegar a su faceta realmente espiritual y no sentimental." Enseñanzas Sufis
|