La Biblia es el más hermoso libro de Angeología. Fue un ángel quien dijo a
José que llevara al Santo Niño y a Su madre a Egipto, y los ángeles les acompañaron
durante el trayecto. Cuando el peligro pasó, los ángeles los acompañaron, de regreso,
a su hogar de Nazaret. La anunciación de los nacimientos de Jesús y de María fue
llevada a cabo por ángeles. Durante la infancia de María, su hogar fue un santuario
angélico. Los ángeles fueron sus compañeros y maestros durante sus años en el
Templo. El momento de su tránsito de esta esfera terrestre, fue anunciado por los
ángeles. Y, en su Asunción, se elevó para vivir en el plano de esos espíritus
luminosos.
No sólo fue proclamado por los ángeles el nacimiento de Jesús, sino que Su
niñez estuvo protegida por su santa presencia. Ellos derramaron sus bendiciones en
el momento del Bautismo, y prestaron su fuerza a Cristo Jesús, en el momento de la
Tentación. Revolotearon entre las glorias de la Transfiguración, y aparecieron en las
sombras de Getsemaní. Derramaron sus bendiciones sobre el Gólgota, su gozo en la
Resurrección y, tras la Ascensión, proclamaron la alegre noticia de que volvería otra
vez.
El ministerio de los ángeles sobre el mundo es hermoso y variado. Elevan,
fortalecen y bendicen de mil maneras diferentes. Desgraciadamente, sin embargo,
pocos hombres tienen conciencia de su proximidad o de su ayuda. Las mareas del
mundo sensible han crecido tanto, que han cegado los ojos de las masas, incluso
hasta para evitar que crean en la existencia del mundo angélico. Los niños son
conscientes, con frecuencia, de la presencia de los ángeles, y disfrutan de su amante
protección; pero, a medida que pasan los años y sus mentes se van centrando más y
más en las cosas del mundo terrenal, las amables visiones parece que se evaporan o
son consideradas como extravagancias de la imaginación. Sólo castidad y pureza
pueden restablecer su clara visión. Si todos fuésemos lo puros que eran el Maestro
Jesús y Su bendita Madre, los ángeles y los hombres se confundirían en una vasta y
gloriosa hermandad. "Sólo los puros de corazón verán a Dios", es el dictado Bíblico.
E, igual de cierto es que sólo los puros de corazón verán y se comunicarán con los
ángeles.