Introducción.
El Sermón de la Montaña iba dirigido exclusivamente a sus discípulos. Algunos
de ellos tenían ya experiencia evangelizadora, otros no. que formaran un círculo en torno a él, y el Maestro puso sus manos sobre la cabeza de cada
apóstol, empezando por Judas Iscariote y terminando con Andrés. Jesús pronunció una
breve plegaria dirigida al Padre, suplicándole que amara y acompañara a los doce, cómo lo
había amado y acompañado a él.Los apóstoles permanecieron en silencio profundamente
emocionados. Pedro fue el primero en levantar los ojos hacia el Maestro y abrazarlo.
Sucesivamente abrazarían a Jesús uno a uno. La escena estaba rodeada de un gran
silencio físico, pero espiritualmente se sentía la presencia de una multitud de seres
celestes cantando y contemplando desde lo alto, la escena sagrada en la cual el enviado
divino traspasaba a los hombres, la responsabilidad de la promulgación del Reino.Los
doce apóstoles serían el fermento del Mundo de Dios en la tierra y cada uno aportaría
almas al reino, incluso Judas, el Traidor, por que muchos son los hombres de este mundo
que necesitan pasar por la experiencia de la traición, para que sus ojos sean abiertos.
Todos volvieron a formar un círculo alrededor del Maestro, quien se expresó de esta
manera; “Bienaventurados los pobres en espíritu ya que de ellos será el Reino de
los Cielos”.En esta breve narración encontramos la descripción de una de las mas
importantes facetas de los Misterios Cristianos, en la cual vemos enaltecidos los valores
contrarios a los que la sociedad profana suele proclamar, enseñándonos así , que el Reino
Divino es la otra cara de la moneda de esta sociedad humana.
PRIMERA PARTE.
Pedro Ouspensky, en su obra “Un nuevo modelo del Universo”, en el capítulo correspondiente
al “Cristianismo y el Nuevo Testamento” nos expresa lo siguiente; para poder empezar
a comprender los Evangelios y la doctrina evangélica, es necesario primero, comprender
lo que significa El Reino de los Cielos o el Reino de Dios.Estas expresiones son la
clave para la parte más importante de la doctrina evangélica. Nada puede entenderse,
si primero no se comprende su significado. Porque estamos tan acostumbrados a la
interpretación eclesiástica común, según la cual el Reino de los Cielos significa el
lugar o el estado en la que las almas de los justos se encontrarían después de la muerte,
que no nos imaginamos la posibilidad de otro significado.El Evangelio dice; “Y preguntado
por los fariseos cuándo había de venir el Reino de Dios, les respondió; El Reino de Dios
no vendrá con advertencia: ni dirán, helo aquí o helo allí; porque he aquí que el Reino
de Dios dentro de vosotros está”. (Lucas XVII-20.)El Reino de los Cielos es un estado
o condición interior, y no un lugar exterior. Es un estado de desarrollo íntimo que el
hombre puede alcanzar. No es una cuestión de tiempo o espacio, o de cuándo o de
donde, pues se encuentra por encima del hombre y siempre como una posibilidad
superior de sí mismo.Las palabras del Evangelio, “El Reino de Dios está en vosotros”,
suenan en nuestros oídos huecas e inentendibles. Los hombres no comprenden que
dentro de ellos se encuentra “el camino” para el Reino de los Cielos, y que el Reino de los
Cielos no se encuentra necesariamente en el umbral de la muerte.En realidad puede verse
muy claramente en los Evangelios que Cristo en su prédica hablaba del Reino de Dios
en la tierra, y en los evangelios hay pasajes muy concretos que muestran que como
el enseñaba, el Reino del Cielo puede alcanzarse en la vida.
SEGUNDA PARTE.
Antes de comenzar a estudiar algunas de las muchas parábolas que Cristo utilizó en su
descripción del nivel superior de desarrollo, llamado El Reino de los Cielos, analicemos
primero la frase “el reino de los cielos está en vosotros”, y tratemos de entender lo
que significa la palabra “en” o “dentro”. El Reino de los Cielos, es el estado de evolución
más alto que puede alcanzar el hombre. A fin de poder alcanzarlo en sí mismo, el hombre
debe cambiar, interiormente.Un estado o condición es cosa interna, íntima. El Reino de
los Cielos es cosa interna. Es un estado que el hombre puede alcanzarlo solo
interiormente, mediante un cambio interno. El hombre puede ser mejor de lo que
es. Este mejor estado es más “intimo” o “superior” con respecto a su estado actual.
Así, el Reino de los Cielos, que es el estado mas elevado que puede llegar el hombre,
es algo intimo; o sea que está dentro del hombre tal cual es. O bien se encuentra en un
nivel superior, o sea que está por “encima del hombre”.La idea es la misma. Un hombre
que vive de los sentidos, un hombre sensual, un hombre de entendimiento literal, es un
hombre de la “Tierra”. El reino de los Cielos no se encuentra allí. El Reino de los Cielos
está en lo íntimo, “dentro de vosotros”, y a la vez, “sobre nosotros”. De tal manera que
lo superior es lo íntimo: lo inferior es lo externo.
LA INCOMPRENSIÓN FARISEICA.
A la luz de la idea de que el reino de los cielos está en el hombre mismo, trataremos ahora de
entender porqué razón Cristo atacó a los Fariseos sin misericordia alguna, y así
podremos saber qué es un Fariseo, y lo que significa ser Fariseo en la evolución interna.
A fin de poder evolucionar el hombre tiene que moverse interiormente. Para comenzar
tiene que colocarse tras de sí mismo y ver que es lo que está haciendo. Moverse
internamente es moverse hacia un nivel superior, y así nos será posible entender
algo del significado y la naturaleza de este movimiento interior hacia el reino de los
cielos; lo podemos entender si nos damos cuenta de las cosas que nos estorban
en el camino. Son muchas, pero una de las principales es el Fariseo que vive en
el. Este fariseo que vive en todo hombre no puede moverse sin perecer, pues se trata
del aspecto externo del hombre, y es lo que hace que el hombre ame el aplauso y la
alabanza. Los Fariseos no podían entender nada de su religión, salvo las cosas
externas. Su adoración tomó una forma literal y externa, y no partió del corazón.
Cristo utilizaba un lenguaje muy fuerte con respecto a esta adoración exterior que
impide que el hombre ingrese al reino de los cielos, porque lo mantiene sujeto a lo
externo.El hombre que vive de los significados externos y en las cosas de los
sentidos, no se mueve ni puede moverse interiormente hacia los significados más
profundos y más finos. Así tampoco adquiere experiencia de esos significados. En
esta condición solamente puede alimentarse y comprender de una sola manera.
Pero el reino de los cielos está dentro del hombre. Se encuentra en la dirección de
sus reflexiones, de sus nuevas comprensiones y de sus nuevos pensamientos. No
se encuentra en el nivel inferior, sino en el superior.En los Evangelios, Cristo
representa al hombre más evolucionado, al más elevado, al superior. El fariseo
representa al hombre que no puede evolucionar, porque se ha volcado en el sentido
errado, y todo lo ve al revés. El Fariseo vive de exterioridades, del mérito y del amor a
las apariencias. Todo esto significa que en el hombre, el Fariseo que lleva dentro
es quien le cierra la entrada al reino de los cielos.Todo lo que uno hace para ser visto
de la gente, y por ningún otro motivo, es el Fariseo que uno lleva dentro. En las
referencias de Cristo, el Fariseo representa no solamente las más externas y
alambicadas creencias religiosas, sino algo mucho peor. Cristo dice mucho
de su vanidad, de su presunción, de sus justificaciones, pero a lo que mas
poderosamente se refiere es a su pecado de “hipocresía”, que según dijo era lo que
los condenaba.Todo lo hacían exteriormente para mantener las apariencias, y no
creían nada interiormente. De suerte, que no tenían acceso a lo que era intimo
en ellos mismos; y de esa manera ellos se maldecían
así mismos. Ellos eran su propio castigo.
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