Dios no es la naturaleza, ella es "en un sentido limitado el hálito de Dios"56 pero para nosotros los humanos si aprendemos a descubrirla en sus manifestaciones más íntimas, nos daremos cuenta que es nuestra Madre y la gran Maestra, porque nos enseña que todo tiene un período de gestación, la semilla necesita ocultarse en la tierra para convertirse en planta, la mariposa debe aceptar ser una oruga rastrera, hasta que le nacen las alas y puede volar muy alto. Y aunque no nos guste nosotros tuvimos que esperar un buen tiempo, para ser lo que somos, porque "a partir de la rana comenzó aquella serie de diferenciaciones progresivas que culminó finalmente en el hombre mismo.732"
De la misma forma que la Naturaleza necesita darle tiempo al tiempo, lo debemos hacer nosotros con nuestra vida espiritual, porque "El terreno esencial para el crecimiento religioso, presupone una vida progresiva de autorrealización, la coordinación de las dotes naturales, el ejercicio de la curiosidad y el goce en las aventuras razonables, la experimentación de sentimientos de satisfacción, el funcionamiento del estímulo del temor para la atención, la presencia de ánimo y una conciencia normal de la propia pequeñez y la humildad, son necesarias. El crecimiento, también está predicado en el descubrimiento del yo, acompañado por la autocrítica y la conciencia, porque la conciencia es en realidad la crítica del yo, mediante sus propios hábitos de valor e ideales personales.1095"
Como podemos ver todo ésto requiere de un estado de conciencia superior, que nos permita darnos cuenta de lo que ocurre no solamente fuera, sino dentro de nosotros mismos, porque el crecimiento religioso es un asunto netamente personal, que nadie, ni siquiera Dios puede hacer por nosotros, pues " ni siquiera el amor infinito de Dios puede imponer la salvación a una criatura mortal que no elija sobrevivir, 1638" ya que "es el hombre quien debe tomar ese camino por su propia desición y elección de libre albedrío.1231" Los libros sagrados, los maestros, las enseñanzas, pueden mostrarnos el Camino, pero somos nosotros quienes lo tenemos que transitar.
El refrán popular dice que "no por mucho madrugar amanece más temprano" lo mismo ocurre con nuestra perfección, no bastan unas cuantas oraciones y prácticas piadosas de vez en cuando, sino que es preciso un trabajo continuo sobre nuestra alma y sobre nuestra personalidad, porque " el crecimiento espiritual es en primer lugar, el despertar a las necesidades, luego el discernimiento de los significados y finalmente el descubrimiento de los valores. La prueba de verdadero desarrollo espiritual, consiste en la exhibición de una personalidad humana motivada por el amor, activada por el ministerio altruista y dominada por la adoración sincera de los ideales de perfección de la divinidad. Y toda esta experiencia constituye la realidad de la religión, en contraste con las puras creencias teológicas. La espiritualidad entonces, se vuelve de inmediato el indicador de la propia cercanía a Dios y la medida de nuestra propia utilidad para con los semejantes. La espiritualidad eleva la habilidad de descubrir la belleza en las cosas, de reconocer la verdad en los significados y la bondad en los valores. El desarrollo espiritual, está determinado por la capacidad para eso y es directamente proporcional a la eliminación de las características egoístas. 1096"
En la medida que vamos tomando conciencia de nuestras falencias y de nuestra falta de fe, podremos corregir las primeras y aumentar nuestra convicciones porque "la verdad no puede convertirse nunca en una posesión del hombre sin el ejercicio de la fe. Esto es cierto porque los pensamientos, la sabiduría, la ética y los ideales del hombre, no se elevarán nunca más allá de su fe, de su esperanza sublime. Y toda esta fe verdadera está predicada en la reflexión profunda, la autocrítica sincera y una conciencia moral intransigente. La fe es la inspiración de la imaginación creadora espiritualizada. La fe actúa para descargar las actividades sobrehumanas de la chispa divina, el germen inmortal, que vive dentro de la mente del hombre, y que es el potencial de la supervivencia eterna. Las plantas y los animales sobreviven en el tiempo, mediante la técnica de pasar partículas idénticas de sí mismos de una generación a otra. El alma humana (la Personalidad) sobrevive a la muerte por asociación de identidad con esta chispa de divinidad residente, que es inmortal, y que funciona para perpetuar la personalidad humana en un nivel continuo y más elevado de existencia progresiva en el universo. La simiente oculta del alma humana es un espíritu inmortal.1460" a quien nosotros en forma volitiva le tenemos que pedir su guía y dirección.
Es bueno pensar en los mundos de estancia y en los Universos que nos esperan, pero no olvidemos que "la forma más rápida para que un renacuajo se conveirta en rana, consiste en vivir lentamente cada momento como renacuajo.1094" No perdamos nuestra curiosidad y buena disposición ante las enseñanzas de la Naturaleza, y aprendamos a vivir el día a día sin prisa, saboreando la vida como se hace con un buen vino y sin olvidar nunca, que la eternidad la tenemos que ganar Aquí como verdaderos hijos de Dios, para quienes "todo lo que hacen es sagrado.1732" y por lo mismo, su vida cotidiana es confiada y alegre.
yolanda silva solano
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