verticales, como símbolo universal, tal y como dijimos más arriba. Estos dos pilares
representarán a Acuario y a Leo. La nota-clave de Acuario es ley, y la de Leo es
amor. En una civilización basada en estos dos preceptos, la visión del profeta será
una realidad: "La Tierra estará llena de conocimiento del Señor (ley espiritual), como
las aguas cubren el mar" (Isaías 11:19). Entre esas dos columnas pasarán el hombre y
la mujer, cogidos de la mano, en perfecta igualdad, hacia los templos iniciáticos de la
Nueva Era.
Los cuatro brazos de la cruz representan los cuatro elementos: Fuego, Aire,
Agua y Tierra; también simbolizan los cuatro signos fijos del Zodíaco: Tauro-
Escorpio y Acuario-Leo. Ya se ha hecho referencia al trabajo de estas cuatro
Jerarquías durante los últimos días de esta Era de Piscis. Las naciones están
liquidando sus deudas kármicas bajo Tauro-Escorpio, y están siendo preparadas para
la Edad Acuario por Acuario-Leo. Esto es igualmente cierto para los individuos, que
están limpiando sus registros kármicos y preparándose para la Edad Aérea.
Las cuatro bestias simbólicas a que se refiere la Biblia representan también los
cuatro signos fijos. Estos cuatro signos trabajan sobre los cuatro principios inferiores
del hombre (físico, etérico, astral y mental), mediante la purificación y la
transmutación. Tauro, simbolizado por el toro, y cuyo elemento es la sal, trabaja
sobre lo físico. Escorpio, simbolizado por el águila y cuyo elemento es el mercurio,
trabaja sobre lo etérico. Leo, simbolizado por el león, y cuyo elemento es el azufre,
trabaja sobre lo astral o de deseos. Acuario, simbolizado por el hombre, y cuyo
elemento es el azoth, trabaja sobre el vehículo mental inferior (azoth es una cifra que
representa la quintaesencia de los otros tres elementos). De ese modo, mediante
procesos de purificación y de transmutación, bajo el ministerio de estas Jerarquías,
las esencias espirituales de los tres vehículos inferiores del hombre son incorporados
al siguiente: El mental superior. Conseguido esto, el hombre vivirá, se moverá y
tendrá su ser en un vehículo hecho de sustancia mental. Las maravillas de tal
desarrollo sólo pueden comprenderse ahora tenuemente. Cuando reflexionamos
sobre los milagros ya realizados mediante la mente humana, aunque sus poderes
latentes apenas han sido fomentados, adquirimos una vaga idea de sus casi infinitas
posibilidades. Por ejemplo: El hombre será capaz de viajar en su cuerpo mental hasta
los más lejanos sistemas solares, o visitar las estrellas más alejadas, con sólo pensar
en ello.
En las primeras páginas del mayor libro de texto sobre la vida, la Biblia,
leemos que Adán y Eva perdieron el Jardín del Edén, donde vivían, a causa de su
descenso a la materialidad. En las últimas páginas de la Revelación, último libro de
la sagrada Biblia, San Juan describe a los redimidos Adán y Eva, y el jardín celestial
en el que habitarán, y cuyas puertas ya no estarán vigiladas por el Querubín
guardián. Por el contrario, estarán abiertas, de par en par, por el Supremo Iniciado de
la hueste arcangélica, el bendito Señor Cristo.
En la dispensación de Capricornio-Cáncer, el primero simboliza al hombre
crístico, al nuevo Adán; mientras que Cáncer simboliza a la Eva crística, la nueva
Eva. Estos son los pioneros regenerados, que se unirán a Cristo cuando venga, y le
ayudarán a construir el nuevo cielo y la nueva Tierra, como se describe en el Libro
de la Revelación.
El principio femenino o reproductor del hombre ha sido crucificado. Lo que
debió ser un sacramento de castidad, ha sido degradado por la pasión y la lujuria. La
mujer, contraparte objetiva de ese principio femenino en el mundo externo, ha sido
también crucificada a lo largo de las edades. Con la llegada de la dispensación de
Acuario-Leo, se verá restablecida a su puesto, en un completo estado de igualdad con
el hombre.
Todo órgano del cuerpo humano posee una potencia masculina y otra
femenina, una de las cuales predomina. Constituye un hecho de profundo significado
oculto que, cuando el cuerpo cambie para adquirir las condiciones de la Nueva Era,
cada órgano femenino experimentará un desarrollo espiritual posterior: El corazón se
convertirá en la verdadera luz del cuerpo, tan lúcida y brillante que la forma toda se
hará luminosa con su resplandor; la circulación de la sangre será controlada por el
espíritu; el hombre será capaz de, voluntariamente, trasladar la sangre, de una
determinada área del cuerpo, a otra en que sea necesaria; la sangre no será, como
ahora, un líquido rojo, sino que consistirá en una esencia blanco-dorada (la iglesia
posee muchas y hermosas leyendas de santos cuya sangre se volvió blanca); el
sistema nervioso simpático, que es el sistema nervioso femenino, se convertirá en
una segunda médula espinal, convirtiéndose el hombre así, de nuevo, en un
andrógino (macho-hembra). La fuerza creadora será dirigida a la laringe y la creación
se hará mediante el poder de la palabra hablada. La Palabra Perdida de la masonería
habrá vuelto a ser hallada.
La construcción de Este vehículo humano glorificado comenzará en la Era
Acuario-Leo. Recibirá posterior desarrollo durante la dispensación Capricornio-
Cáncer, y alcanzará su más elevado estado de desarrollo, durante la dispensación
Sagitario-Géminis. La Jerarquía de Sagitario es conocida en el idioma esotérico
como Señores de la Mente, y funciona totalmente en vehículos de pura sustancia
mental. Irradian de sí mismos aquellos gérmenes de mente que, mucho tiempo atrás,
constituyeron el más precioso regalo otorgado al hombre. Ellos continuarán su
ministerio cerca del reino humano, hasta que cada uno de sus miembros esté
preparado para funcionar en un cuerpo compuesto de sutil materia mental.
Así como , bajo el ministerio de Sagitario, el hombre funcionará y vivirá en un
cuerpo de pura sustancia mental, bajo Géminis perfeccionará el poder andrógino en
su interior, o sea, que llevará a un perfecto equilibrio, en el templo de su propio
cuerpo, a las fuerzas masculina y femenina. Dios, el Padre de este sistema solar, es la
cabeza suprema de la Jerarquía de Sagitario, y el más elevado iniciado de los Señores
de la Mente.
El sacrificio produce siempre una compensación espiritual. Cuanto mayor el
sacrificio, mayor la recompensa. El bendito Cristo, a causa de Su sacrificio cumbre
por la redención del mundo, fue elevado al plano de la dispensación Sagitario-
Géminis, como se evidencia con Su exclamación desde la cruz: "¡Dios mío, Dios
mío, cómo me has glorificado!".
Éste es sólo un pequeño atisbo de la exaltada consecución que espera a la
Humanidad. San Pablo, indudablemente, captó algo durante el milagro de su visión,
cuando dijo: "Tú hiciste al hombre un poco inferior a los ángeles; Tú lo coronaste
de gloria y honor" (Hebreos 2:7).