Querido amigos: Nuestra finalidad es procurar ser útiles y para cumplirla planteamos inquietudes,
despertando el interés hacia metas un poco diferentes a las que se cumplen comúnmente. Nuestra
enseñanza es esencialmente filosófica, porque la humanidad desenvolvió con mucha más facilidad
todo lo que es mentalidad, todo lo que es el intelecto. Las condiciones así están dadas; son
condiciones derivadas eternamente de un desenvolvimiento mental, pero, evidentemente,
si creemos y nuestro juicio nos dice que las condiciones tienen que completarse de otra
forma, tenemos que buscar en otro campo el desarrollo humano inmediato, y
esto es lo que vamos a plantearles.
El filósofo estudia cuidadosamente la estructura última del átomo, el origen del cosmos y las
leyes del espíritu; nosotros procuramos que además se medite sobre la razón, sobre el motivo
y el por qué. La humanidad siente, a pesar de las circunstancias, siente una atracción hacia lo
celeste, siente últimamente algo que lo lleva a pensar en el creador, en Dios; evidentemente
la religión existió en todos los tiempos, tomó formas muy diversas, pero es una
situación permanente la de la humanidad contar con una religión a través
de los tiempos. ¿Por qué esta situación? Porque, inherentemente de las condiciones
materiales, se siente la atracción hacia algo superior espiritual.
Filosóficamente estudiamos la razón, pero nuestro origen nos llama y nos alerta; las
condiciones humanas todavía no están desenvueltas como para responder totalmente,
pero ese principio existe. Vamos a procurar a través de lo que conocemos como modalidad
de estudio, que en el fondo es una modalidad religiosa, vamos a procurar ver los
caminos que se pueden recorrer. Filosofía es investigación; el filósofo, a través del
estudio, contempla a Dios; el punto que queremos hacer resaltar es que, a pesar dl
estudio, a pesar de la cultura, a pesar de la seriedad con que el filósofo procura
comprender, está en desventaja ante el místico. El místico adora a Dios, el místico
tiene a Dios en su corazón; éste es un problema planteado y todo aquel que
busca el camino espiritual, tiene que planteárselo personalmente. ¿Por
qué esta diferencia? ¿Por qué esta realidad?
Los senderos que se abren al género humano son diversos, pero podíamos sintetizarlos
en tres y analizarlos para encontrar la razón de la diversidad de caracteres que
conocemos y que procuramos comprender, para ver a través de los hechos, cuáles
son los mecanismos que deben de moverse para alcanzar una etapa diferente. Hay
un camino muy ancho, que es el camino que sigue el hombre que se cree un fuerte y
se rige por la ley de la fuerza; no tiene límites en sus excesos y considera que debe
alcanzar todo lo que quiere. Aspira y lo toma, es pasional y no tiene ningún
sentimiento por los demás; es una modalidad a la que asistimos en todo momento.
Leyes existen y también sabemos que los excesos son controlados, porque el mundo
no está abandonado al acaso, pero no se medita o no se analiza suficientemente esta
realidad. Cuando se estudian el origen de las cosas y del mundo se comprende que
detrás tiene que existir una razón muy seria y profunda y esa razón hace que se
regulen todos los hechos a través de una Ley de Consecuencia, que va a dar a cada
uno aquello que sembró. Y el que no ha tenido medidas para su conducta tendrá que
recoger lecciones severas, que intentarán con el tiempo que modifique sus
puntos de vista y su comportamiento.
Estamos dando una afirmación que es filosófica, pero que es el fundamento también de
la iglesia. Un Kant, filósofo moderno, aseguraba que la humanidad, que el género humano
tiene que creer en Dios y tiene que tener una orientación religiosa, que lo guíe y
controle su moral. Este primer grupo a que estamos refiriéndonos no tiene en cuenta
la finalidad que se persigue, al dar expansión a su cuerpo de deseos y al no limitarlo
va cristalizando sus poderes, va anormalizando su comportamiento;
felizmente no todos tienen esta conducta.
Hay un grupo intermedio que va por una avenida un tanto menor, que siente la camaradería,
siente el amor de familia, siente el amor de los amigos, tiene un principio de fraternidad;
entonces está demostrando que no es insensible a las leyes evolutivas de progreso,
está demostrando principios que siguiendo y cultivando, lo llevarán a metas más amplias.
Todavía, finalmente, tenemos un grupo menor, y éste es el que merece toda nuestra
atención y nuestro cuidado; hay un grupo que interpreta la vida en forma más profunda:
interpreta a los demás como parte de sí mismo, entiende a los demás como sus iguales
y surge en él, por esta situación, surge un principio de servicio, de interés, de colaboración,
diríamos hasta de sacrificio por los demás. Esta categoría es la que nos interesa y es la
que vamos a procurar analizar o comprender, es el místico que nos sirve de ejemplo.
A veces una persona que no tiene demasiada cultura, pero que sabe desenvolver
las fibras de su corazón, se torna un gigante; de inmediato recordamos quien nos
sirve de ejemplo en este caso, un humilde ser con una tarea muy limitada, que la
hacía en un subsuelo y apenas veía al mundo a través de una ventanita pequeña, pero
le era bastante para seguir con su trabajo, observar al mundo y llegar a producir con
su meditación y los escritos que llegó a legar, llegó a merecer el título del gigante
teuntón: se llamó Jacobo Boheme. Amigos, somos partidarios de que se adquiera
siempre la máxima cultura que sea posible alcanzar, pero no tiene que ser una meta
absoluta, sino un medio de desenvolvimiento. Y tener mucho cuidado, que en nuestro
razonamiento y en nuestro análisis no cometamos el error de juzgar mal a quien no lo
merece, o a quien puede expresar sentimientos que sean un ejemplo para muchos
que quisieran realmente tener las mismas cualidades y que no siempre se
desenvuelven. El mundo es perfectamente un taller y una escuela; estamos
aprendiendo y estamos trabajando. Tenemos que estar permanentemente atentos a
esta realidad, esta realidad que tiene una duración de “X” años y que cumplida esta
etapa recogeremos lo que hemos logrado sembrar. Si nuestro comportamiento, si
nuestra finalidad en la vida es luchar exclusivamente para lo propio, y por nosotros
mismos, estamos limitando nuestras posibilidades futuras, estamos cristalizando
el cuerpo de deseos que actúa en cada uno, endureciéndolo. El cuerpo de deseos
precisa un alimento de acuerdo, para esto circunda a la Tierra un mundo que la
compenetra, que tiene la finalidad de preparar y ayudar a un desenvolvimiento
de los deseos y de los sentimientos humanos; si se comprende el sistema solar,
trabajando en una finalidad constructiva, no tenemos que extrañarnos de esta
realidad, que apenas tenemos que sacarle conclusión y comprenderla.