"Las células de nuestro cuerpo son pequeñas almas inteligentes.
Es todo un pueblo que tenemos ahí, en nosotros, un pueblo con el
cual podemos entrar en relación y que tenemos la misión de
educar.
¿Acaso son conscientes de ello? No, o muy raramente. Es
por ello que sus células no les obedecen. Desean mejorar
el estado de su hígado, de su estómago, de su
corazón, de su cerebro, etc., pero no pueden: las células
de todos estos órganos no les obedecen, no conseguen imponerse a
ellas y éstas funcionan según su propia voluntad.
La Ciencia iniciática, que ha estudiado la anatomía psíquica
del ser humano y las reglas que presiden su funcionamiento, nos
enseña qué podemos mandar a las células de nuestros órganos.
Pero para ello, es necesario, primero, aceptar la idea de que son
entidades inteligentes, conscientes, y aprender a entrar
en
comunicación con ellas. "