EN EL MOMENTO DE LA MUERTE
Es posible que alguien se pregunte que si no recordamos la mayoría de los hechos
del pasado ¿Cómo vamos a poder ver hasta los más mínimos detalles de nuestra
vida? Es cierto que vamos mirando a todos los sitios durante el día y si tuviéramos
que recordar todo exactamente al acostarnos solo recordaríamos algunos
detalles pero, si nuestros ojos fueran una cámara fotográfica o de video, entonces
podríamos ver todo tal y como lo han visto los ojos aunque nosotros no hayamos
prestado atención. ¿Por qué y cómo? Gracias a las vibraciones del éter que
exteriorizan todas las cosas y que se quedan imprimidos en la cámara, por tanto,
esas mismas vibraciones son las que hacen que se registren las imágenes en la
memoria subconsciente.Desde que nacemos y hasta que morimos dando un último
suspiro, inspiramos el aire (éteres) donde están las imágenes que nos rodean
(éteres que también llegan a la retina) para oxigenar la sangre. Cuando estas
imágenes en el aire llegan al ventrículo izquierdo del corazón donde está el
átomo-simiente y donde las imágenes se graban hasta en sus más mínimos
detalles. Cuando en el momento de la muerte el átomo-simiente sale llevándose
el panorama de la vida, el cuarto éter (reflector) relacionado con el subconsciente y
el más cercano a la materia de deseos, hace de foco para que las imágenes se
impriman sobre el cuerpo deseos que es el cuerpo que utilizamos durante la
estancia en el Purgatorio y el Cielo.Hay que decir que las personas que “han
vuelto a la vida” después de haberse caído desde una gran altura o de haberse
ahogado o asfixiado (sin romperse el cordón plateado) es fácil que cuenten
que han visto pasar el panorama de su vida en unos segundos. Esto es debido
a que el cuerpo etérico también abandona al cuerpo físico como en la muerte
pero sin romperse el cordón. La diferencia es que en estos accidentes la persona
está inconsciente y en el momento de la muerte y mientras se ve el panorama se
permanece consciente hasta que llega un momento en que el cuerpo vital ya
no puede más (como cuando nos vence el sueño) y la persona queda dormida
para despertar en el Mundo de deseos: A este hecho de pasar de la inconsciencia
a la luz del Mundo de Deseos hay quien le llama “pasar por un túnel al final del
cual hay luz”. Cuando algo perturba la paz que necesita el recién muerto para
centrar su atención en el panorama y para que la grabación sea perfecta en el
cuerpo de deseos, no se cosechan correctamente los frutos de las experiencias
de la vida pasada, por tanto no aumentará su “voz de la conciencia” ni el incentivo
para hacer el bien en la próxima vida; pero esto, como en toda la ordenación
de los mundos y leyes, está previsto y se da una solución.Según se va acercando
la hora de la muerte natural, la persona siente como va perdiendo la conciencia
del mundo físico, es decir, cómo se van apagando los sentidos, pero en muchos casos
y a la vez, que pierde esa conciencia, va adquiriendo una nueva conciencia que le permite
ver y oír lo que ocurre más allá del lugar donde se encuentra. Esa clarividencia y
clariaudiencia es la que en muchos casos también les permite ver y oír lo que ocurre
más allá del lugar donde se encuentra y la, que en muchos casos, también les permite
ver y hablar con amigos o familiares fallecidos no hace mucho tiempo. En ese momento
sale un destello de luz brillante gris azulada por la cabeza En ese momento y a
partir de que el cordón plateado se rompe en el corazón (como se menciona en
Eclesiastés 12) se para el corazón y el hombre sale con su cuerpo vital del físico
para quedarse encima de éste hasta haber pasado revista a la película de su vida;
hecho muy importante porque todo lo que ocurra en los mundos invisibles hasta
su nuevo nacimiento, dependerá de ese panorama. Según el predominio de los
hechos buenos y malos en el panorama corresponderá determinada región del
Mundo de deseos. Cuando el cordón se rompe y el átomo simiente se retira del
corazón a través del nervio neumogástrico y de los ventrículos para salir por la sutura
parietal y occipital del cráneo, todos los éteres se separan de los átomos físicos por
medio de un movimiento en espiral. Al salir del cuerpo el Ego retirando la vida, las
células quedan libres e independientes y se dispersan y desintegran.Si bien es
cierto que en el momento de la muerte se pierde la conciencia durante el tiempo
que dura la revisión del panorama de la vida, en las muertes por accidentes, en
guerras o simplemente porque le han interrumpido y no ha podido concentrarse,
no se efectúa la grabación en los éteres superiores y por tanto tampoco en el cuerpo
de deseos. Por consiguiente, no hay experiencias que llevar al Purgatorio ni al Cielo,
así es que no pierde la conciencia pero tampoco recoge el fruto de la vida ni las
enseñanzas que debió aprender. Lo que ocurre en estos casos es que hacen
que ese Ego renazca de nuevo en pocos años para hacerle morir en la infancia y,
como conserva el cuerpo vital, de deseos y mental porque aún no se han formado
ni nacido en esa vida, pasa directamente al cielo en, aproximadamente, veinte
años donde aprenderá todo lo que perdió en su anterior vida. De esta manera
alcanza el nivel que le corresponde en la evolución.En el momento de la muerte,
el moribundo va abandonando poco a poco el cuerpo y perdiendo la conciencia
hasta entrar en un sueño de forma similar al estado en que se haya el feto en
el vientre de la madre. Este momento también es muy importante porque si hay
manifestaciones de tristeza o hechos similares, atraerán la atención del fallecido
y este intentará manifestarse ante ellos de alguna manera. Según algunos
investigadores del proceso de la muerte en algunos enfermos cuya enfermedad
les hacía sufrir, cuando abandonan el cuerpo físico muestran un gran alivio y
felicidad en su rostro.El tema del renacimiento es cada vez más atractivo para
muchas personas y dentro de este tema no cabe duda que lo que más curiosidad
despierta es lo que ocurre después de la muerte. Hoy hay cada vez más
maestrillos y personas de oriente que nos inundan con versiones; otros muchos
españoles leen cuatro libros de autores poco o nada reconocidos en el mundo
del ocultismo y montan una escuela donde imparten mil enseñanzas o incluso
enseñan a “desarrollar poderes”; y otros más ignorantes aún, van diciendo que
son clarividentes, que curan y que tienen experiencias en el mundo astral. Lo
cierto es que, creíble y digno de ser leído no hay mucho, pero los que verdaderamente
tuvieron esas facultades dejaron una enseñanza muy razonable (dentro de las
posibilidades) científica y verdadera como es el caso de Max Heindel de la
Fraternidad Rosacruz.La versión más común sobre lo que ocurre después de la
muerte, además de los que dicen que no hay nada, es que se va a un mundo bello,
misterioso, tranquilo, donde nos encontramos con nuestros seres queridos que
se marcharon antes y donde no necesitamos nada. Pero la verdad es que es
mucho más complicado que eso y, aunque sí tiene esa parte positiva, también
hay que pensar que, si hemos tenido experiencias y han sido buenas o malas,
tendrán que servir para algo.En las muertes más comunes como es en la
propia casa o en el hospital, la persona siente cómo va perdiendo progresivamente
sus sentidos o, como se suele decir, cómo su vida se apaga. Pero lo mismo que
el recién nacido va perdiendo su conciencia de los mundos invisibles a partir
de que nace y va desarrollando los sentidos físico, así también el moribundo
suele despertar la conciencia de esos mundos y puede ver y oír muchas veces
lo que sus sentidos físicos no serían capaces de hacer. Por otro lado, hay
casos en que el intenso deseo y amor o la fortaleza de voluntad han hecho
que esa persona se apareciera justo antes de morir ante alguien muy especial
para ella. Hay incluso otros casos en que el moribundo cree ver a su lado a
algún ser querido o a alguien conocido, pero esto no siempre es exactamente
así. Hay quien opina que en el momento de la muerte normal se cae en una
especie de trance o sueño donde se fortalecerá para su nueva etapa o vida, dudo
que sea así puesto que se ha liberado de una pesada carga que le ataba al mundo
físico. Sin embargo, sí debería de haber una gran tranquilidad y silencio por parte
de las personas que rodean al difunto porque en ese momento está haciendo
un trabajo en el que necesita paz para concentrarse en él.Aún así el alma de
esa persona no siempre es capaz de estar en paz o de concentrarse porque,
de forma parecida a lo que a muchas personas les pasa cuando tienen serias
preocupaciones o problemas que no le dejan dormir, así mismo una persona
que sabe que ha muerto se puede ver inundada por muchas cosas de las que
deja y que piensa que sólo ella lo puede solucionar. También, cómo no, le
puede perturbar el amor que siente por las personas que deja, o el odio hacia otros,
e incluso secretos que nadie sabe y que desearía contarlos. Todo dependerá de lo
consciente que sea de que ha muerto o incluso de si alguien está a su lado para
decírselo y explicarle que debe relajarse, la ayuda en estos casos y para estas
personas es que tarde o temprano le llegará un auxiliar invisible que le explicará
lo que ocurre.Alguien pensará que esto no tiene sentido puesto que solo conocemos
el mundo físico ¡no es cierto! Cada vez se dan más casos y, por tanto, más motivos
para pensar que hay otros mundos o estados de conciencia porque, en realidad, la
muerte es la transición de un estado de conciencia a otro como lo es el sueño, el
hipnotismo o el sonambulismo. En la medida en que tengamos enfocada la
conciencia en el mundo físico así tendremos hecho un concepto sobre la muerte,
de ahí que leer este libro con una mente abierta puede cambiar ese concepto y
empezar a ver la verdad.Si nosotros no necesitáramos dormir podríamos decir que
no existe el sueño, así mismo, si no hubiera un estado de conciencia como el
que hay en el mundo astral estaríamos siempre despiertos y con la conciencia en
el mundo físico, pero como hay otros estados de conciencia, nuestra naturaleza
nos hace ir a ese mundo cada noche para reconstruir el cuerpo físico y para reponer
la energía vital que hemos gastado durante el día. ¿O no morimos cada noche en
el mundo físico cuando nos dormimos y no tenemos conciencia de este mundo
material? ¿O no es una muerte para esa conciencia cuando una persona está en
coma durante un tiempo? ¿Sabe alguien dónde se encuentra esa conciencia
mientras duerme o está en coma? Puesto que sabemos que existen muchas cosas
invisibles y que, por tanto, no son físicas ¿Por qué no pueden estar esas conciencias
en ese mundo etérico e invisible a nuestros ojos? La única diferencia es que cuando
ocurre la muerte el hilo magnético por donde fluyen fuerzas vitales se rompe y,
entonces, la entidad consciente ya no puede volver a entrar en el cuerpo físico.
Mas que incredulidad casi podríamos hablar de miedo a la muerte. La incredulidad
puede tener mucha fuerza pero es peor el terror a lo desconocido, a la desintegración,
al infierno, a no querer abandonar a nuestros seres queridos e incluso al hecho de
aferrarnos mucho a la vida y a lo material.Pero en realidad, la muerte no existe, y
esta transición puede ser más o menos dolorosa dependiendo del apego a lo dicho
anteriormente o, como mucho, en los casos de muerte violenta porque la
ignorancia nos hace pensar o ver lo que en realidad no es tal.
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