Podemos vivir una vida mejor por el simple hecho de pensar con el corazón, se dice que
según pensamos así somos y así puede ser nuestra vida, así es que, nosotros podemos
crear y vivir una vida elevada si pensamos y obramos a través del amor o como si todo lo
que hiciéramos fuera hecho para Dios. Hay que tener en cuenta que el Amor (Dios) ilumina la
oscuridad de nuestras vidas, de hecho, cuando pensamos con Amor estamos creando y
dando amor, cuando actuamos con amor las cosas van mejor en nuestras vidas porque,
aun desinteresadamente, estamos atrayendo las bendiciones de Dios. La práctica del
Amor en la vida diaria nos tiene que llevar a darnos a nosotros mismos en cada actitud sin
esperar nada a cambio puesto que el Amor es y existe para ser dado incondicional y
desinteresadamente. De aquí que se diga que el Amor no se puede transformar sino
solamente expandirse sin límites. El Amor no se contrae ni limita sino que siempre está
dispuesto para que nosotros lo extendamos hasta abarcar a todo el mundo. Cuando,
ante los problemas y las circunstancias, nos olvidamos de todo y llevamos el Amor
como estandarte, estamos dando prioridad al Poder de Dios, por tanto, Dios resolverá en
su momento dichos problemas; responder al mal con Amor es actuar con el Poder de
Dios y como Él lo haría. Tengamos presente que el Amor nos trae paz y confianza en
Dios, el Amor cura la enfermedad, disipa el miedo y las tinieblas, el Amor perdona y
está siempre presente para que le utilicemos; el Amor puede cambiar nuestra vida y
nuestro destino porque es la respuesta a todo.
Dios no tiene preferencias ni es indiscriminado o personal, por eso el Amor es de esa misma
naturaleza y por eso se nos dice que seamos como Dios para que nuestro amor llegue a
todo ser viviente sin ninguna clase de distinción. El Sol alumbra y calienta a todos por igual;
los pájaros cantan sin hacer distinciones en si cantar para las personas buenas o malas y
la lluvia beneficia a todos los seres por igual. Por consiguiente, ¿por qué tenemos que
hacer nosotros distinciones en cuanto a manifestar amor allá donde nos encontremos o
hacia unos u otros? Y, aún más ¿por qué la mayoría de las veces damos algo que
decimos que es amor y lo hacemos, directa o indirectamente, para recoger algo a
cambio? El amor es gratuito y lo debemos dar de igual forma, sin embargo, aunque
queramos hacer que nazca por la fuerza en los demás, no podemos porque nada se
debe imponer sobre ellos aunque sea con las mejores intenciones. La solución al
problema de que se quiera cambiar a alguna persona que consideramos “mala” no
está en ellos sino en nosotros. Esto es, sólo hay que verlos como ignorantes,
inconscientes o con una baja escala de valores en vez de verlos como malvados o
pecadores; de ahí la famosa y autentica frase de “Padre, perdónales porque no saben
lo que hacen”. Hay que disfrutar dando Amor como da una flor su perfume sin saber
quién se va a beneficiar de él y sin tener en cuenta si eso tiene mucho o poco mérito.
El Amor se manifiesta libre y plenamente sin tener en cuenta nada que pueda
causar separación, por eso, cuando nos damos a nosotros mismos sin límites ni
distinciones, es cuando manifestamos Amor. En el Amor no cabe la dualidad, es un
estado elevado de conciencia que causa felicidad y paz en nosotros cuando tenemos
afinidad con el Alma; es un gozo profundo en la comprensión de que Amor es Dios;
es un bien inagotable que ilumina y despierta a la vida de Dios; y es lo mejor que podemos
manifestar puesto que lo tenemos en nuestro interior y procede de Dios. El Amor es eterno
o infinito porque no nace ni tiene fin, de hecho, sabemos cuál es su concepto pero no
le podemos coger ni encerrar en ningún sitio; solamente podemos conocerlo, sentirlo
y manifestarlo. Nuestra actitud debería ser siempre la de amar sin límites porque cuando se
hace todo con Amor sabemos que estamos haciendo algo puro y natural que entra en los
planes de Dios. El amor no mengua, por eso deberíamos expresar el Amor de Dios en
nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y obras; de esa forma sabemos que
ni engañamos a nadie ni a nosotros mismos.
Dios es Amor y entre los planes de Dios está el que seamos a imagen y semejanza de
Él y que volvamos con Sus poderes latentes desarrollados en nosotros, por eso la vida
es una búsqueda de Dios y de Su Amor. Sin embargo, en esa búsqueda, unos lo ven
claro y lo abrazan y otros creen que es más interesante lo personal y que dicho Amor
ya les llegará tarde o temprano. El Amor está latente en todos los hombres pero sólo
los que le reconocen pueden decir que han encontrado un atajo para llegar a Dios. Cada
uno de nosotros, al igual que un diamante en bruto, necesita tallarse y pulirse para poder
se refractarios del Amor, por tato, cuando más trabajos elevados sobre nosotros mismos
más capaces seremos de reflejar la luz y el amor como un diamante. Cada uno de nosotros
somos un mundo donde nos movemos hacia el bien o hacia el mal según podamos ver la
luz que nos rodea pero, sabiendo que el odio y el mal en general solo causan oscuridad
¿no es lógico que intentemos manifestar el Amor? Hay quien pasa del Amor al odio
como del calor al frío, pero el Amor no tiene opuesto porque lo abarca todo y se realimenta
solo, de hecho, es el agarre más seguro donde poder echar mano ante cualquier situación
de necesidad. Lo único que da sentido a la vida y ante cualquier oposición es el Amor
porque ¿Quién se atrevería a hacernos mal si le decimos y le demostramos que le
amamos?, ¿haríamos mal a la persona que sabemos que nos ama? El Amor
debilita al mal y a los que empuñan lar armas del mal,
puesto que el Amor es centrífugo y eterno.
Estamos tan lejos del verdadero Amor que nos afecta muy poco el hecho de saber que
infinidad de hermanos nuestros sufren y no conocen la felicidad, por tanto, no nos
engañemos, es que no conocemos el Amor. El Amor es un Poder de Dios capaz de
alcanzar cualquier meta pero hasta que no le desarrollemos como se desarrolla un músculo
y lo ejerzamos de corazón no dejará de ser un concepto. No basta con ser capaz de amar
sino que hay que hacerlo correctamente; si somos amados por Dios y por sus jerarquías,
debemos amar, no queda otro camino. Lo único que aumenta a la vez que se da es
el Amor, y lo único que nos hace felices tanto si amamos como si nos aman también es
el amor; además, cuando damos Amor siempre recibimos alguna contra-prestación
divina y hace que el mismo Amor que damos vuelva a nosotros. Lo mismo que la
actividad de nuestro cuerpo físico produce calor, así la actividad del Amor produce
calor del Alma en nosotros para que vibre allá donde vayamos. Está bien sentir compasión
por quienes necesitan ayuda y sufren, pero más importante es ponerse en su lugar
y sentir su dolor sin buscar culpables, eso es caridad y la caridad es Amor. Por
consiguiente, ¿cómo se puede dejar de amar a nuestro prójimo si ―como debería
ser― somos conscientes de que nosotros mismos necesitamos Amor?, ¿qué
derecho creemos tener para querer que nos amen si nosotros no amamos?
Uno de los errores que más cometemos a diario y que actúa en contra del Amor es
la crítica o enjuiciamiento al prójimo, y es que, por lo general, no pensamos en que
esas personas que actúan así por naturaleza lo hacen por su ignorancia de las leyes
divinas y porque su estado de conciencia o evolución (escala de valores particular)
no les permite ver más allá de sus conceptos. La escala de valores en la que se
basa la personalidad para actuar es el resultado de:
1º.- La evolución alcanzada a través del renacimiento
2º.- La experiencia, enseñanzas, educación, etc., que desde la infancia hasta el
momento presente haya memorizado e interiorizado.
La actitud de las personas, por tanto, está relacionada con lo dicho anteriormente pero,
principalmente, en si esa educación, enseñanzas o experiencias le han servido como
aliciente para hacer el bien o, por el contrario, para no tener ninguna consideración con
el prójimo. Por otro lado y dependiendo de lo anterior, el comportamiento también
está basado en si conoce y lleva a la práctica (además de las leyes terrenales) las leyes
divinas o de la naturaleza. Esto es importante tenerlo presente porque, como sabemos,
lo que quizás sea bueno o normal para uno puede representar el mal para otro. La
comprensión y la tolerancia son virtudes que se desarrollan en la vida y éstas son
caminos que llevan al Amor como el Amor lleva a Dios, por eso, además de otras virtudes,
deberíamos tener estas siempre presente.
Podríamos definir al Amor como la virtud divina que contiene a todas las demás virtudes
ya que, cuando alguien lo vive y manifiesta se siente estimulado para practicarlas todas.
Hay quien define al Amor como un deseo intenso para unirse a Dios y para elevarse a los
mundos espirituales, sin embargo y aunque suena bien, ese concepto es algo egoísta
porque, además, el Amor debe ir unido a la voluntad y a la sabiduría. La unión con Dios
se debe desear para fortalecernos en el Amor y para ser mejor instrumento en Su Obra
y no para nada personal. Es más, no se puede llegar a Dios si no se ha desarrollado en
cierto modo el Amor, y para desarrollar el Amor hay que ser servidor de la humanidad
y saber estar alerta para no hacer mal a nadie y para aprovechar cualquier oportunidad
de auxiliar al prójimo. El aspirante espiritual que está activo en el “Sendero de
Perfección” no vive para él sino que él se entrega a la humanidad, se debe
considerar una herramienta de Dios y no mostrar nunca lo contrario al Amor.
No quisiera terminar este artículo sin antes exponer una pequeña parte
del maravilloso “Servicio Devocional del Templo” de la Fraternidad
Rosacruz Max Heindel donde podemos leer:
El amor es paciente y amable; no es envidioso; no se jacta ni se engríe; no es
indecente ni egoísta; no es susceptible ni mal pensado; no simpatiza con la
injusticia sino con la verdad. Siempre disculpa; siempre confía;
siempre espera; todo lo soporta. El amor es inagotable.”
La lectura de este Servicio Rosacruz tiene un efecto espiritual muy grande
cuando el aspirante espiritual lo lee y medita de corazón, pero quien a partir de
ahora desee comenzar a caminar hacia el Amor, no tiene que hacer nada
más que llevar a la práctica lo dicho en estos párrafos.