No llames amor a aquello que no lo es;
ni llames realidad
a los deseos caprichosos de tu mente,
a lo que solo es un espejismo exclusivo
conformado ambiciosamente por el ego.
Una semilla estéril
no tiene condiciones para germinar
y no podrá crecer
para convertirse alguna vez
en un árbol vigoroso
que pueda reverdecer y dar sus frutos,
estación tras estación.
No podemos acceder
a experiencias ni a recursos de la vida
que no merecemos o que no nos corresponden.
Cada sembrador cosecha los frutos
de lo que ha plantado y cosechado
en su esforzado trabajo, día tras día.
Aquello que amamos
nos revela sus secretos
y aquellos que nos aman
pueden comprendernos sin esfuerzo.
Hugo Betancur (Colombia)