Se considera a un hombre manso, cuando es de temperamento dulce pero de poco carácter, por eso se dice manso como un cordero, lo cual hoy en día no creo que sea un elogio para nadie, pero en los tiempos de Jesús tenía una significación muy diferente, por algo se describe a Jesús como el cordero de Dios, por tanto la mansedumbre está ligada a un tremendo coraje y a un desbordante vitalidad para decir las cosas, pues Jesús no era débil de carácter en ningún sentido y una prueba de ello lo dio en el episodio con los mercaderes del Templo, en el cual, aunque nos parezca mentira apesar de su enojo, no dejó de ser manso, porque:
Ser manso no quiere decir que dejes que las personas te pisoteen por eso Jesús "enseñó a no resistir el mal, a no combatir la injusticia con la injuria, pero no nos enseñó a tolerar pasivamente las maldades. 1579
Ser manso no quiere decir que no se deban tener convicciones: "indicó muy claramente que él aprobaba el castigo social de los malhechores y criminales y que el gobierno civil a veces debe emplear la fuerza para mantener el orden social y aplicar la justicia. 1579.
Ser manso no quiere decir que seamos débiles ante la injusticia, porque "ninguna sociedad ha progresado, permitiendo la ociosidad o tolerando la miseria.802
Ser manso no quiere decir que no podamos dar nuestra opinión, porque muchas veces el no decir lo que pensamos, se puede convertir en un silencio cómplice, que facilita que el mal se imponga. Muchas veces el mal que vemos es debido al silencio de los "buenos" que no han sabido defender a tiempo los valores.
Ser manso no es ser pasivo, muy por el contrario, porque la mansedumbre es un estado de conciencia, que nos permite darnos cuenta de cuando debemos actuar y cuando debemos callar. "La mansedumbre genuina, no tiene nada que ver con el temor, es más bien la actitud de un hombre que coopera con Dios. Comprende la paciencia y la tolerancia y está motivada por la fe inamovible en un universo ordenado y cordial.1574
Ser manso no es que nos de todo lo mismo, porque eso es indiferencia, es tibieza y bien sabemos como se refiere Jesús a los tibios.
Como podemos ver, ser manso no tiene nada que ver con el respeto que debemos exigir como seres humanos en donde reside una partícula de Dios, por eso cuando Jesús frente a los mercaderes del Templo demostró su enojo, no dejó de ser manso como siempre lo había sido, ni tampoco se dejó arrebatar por una cólera desmedida e inconsciente, muy por el contrario El estaba absolutamente consciente de lo que hacía. Jesús, nunca demostró enojo alguno ante las muchas ofensas y calumnias que se levantaron en su contra, pero cuando vio que la casa de su Padre estaba siendo profanada y que los más humildes estaban siendo estafados, en forma absolutamente consciente actuó ante la iniquidad de los sacerdotes que debían servir y honrar a Dios, en vez de profanar el Templo y convertirla "en cueva de ladrones"
Porque Jesús era manso no podía mostrarse indiferente, porque ser manso es mantener el poder y la justicia bajo control, de la misma forma que la medicina controla la enfermedad y que un buen padre reprende a su hijo para que no continúe cometiendo errores. En el enojo consciente, no hay ira destructiva, sino conciencia de lo que está mal y debe estar bien. El capitán de un barco no es manso ni impasible ante la tormenta, pone toda su fuerza para vencer a las olas que podrían hundir su nave.
Aprendamos a ser mansos en el verdadero sentido de la palabra, imitemos a Jesús y defendamos los intereses de nuestro Padre, no tengamos miedo de demostrar nuestro enfado ante la corrupción y la injusticia, recordemos que Dios no transige ante el pecado, pero ama al pecador.
Una manera fácil y real de ser manso es siendo amable, cediendo el paso al manejar, ayudando con una palabra, con un gesto, con una sonrisa a quien está cansado o preocupado…es así como nos vamos ganando el reino, porque "podemos hallar la verdad en una experiencia interior, pero es preciso aplicar el descubrimiento personal de la verdad, a las exigencias prácticas de la vida cotidiana.1222
yolanda silva solano