desesperadas. Pueden estar en la calle financieramente, emocionalmente o
espiritualmente. Y nosotros, como gente en un camino espiritual, oramos por
nuestros amigos y familia, meditamos en ellos, y les enviamos Luz. Podemos
incluso compartir con ellos las reflexiones y la sabiduría que nos han
inspirado y ayudado a crear grandes avances durante
tiempos difíciles. Pedimos un milagro.
Cuando ese milagro no sucede ¿Qué tanta responsabilidad asumimos?
¿Es que no creamos el milagro para ellos, o es que ellos no merecían el milagro?
¿Asumimos la responsabilidad o aceptamos que el Creador tiene un plan mayor?
Una cosa que aprendí de mi padre y maestro, es que siempre hay una
responsabilidad que asumir. El Rav no sólo medita por la gente que
conoce y ama. Recuerdo que durante la guerra del golfo, cuando aquel
primer misil scud fue lanzado a Israel, el Rav estaba muy disgustado.
En la mente del Rav eso era algo que se podía prevenir. Y el Rav tomó la
responsabilidad por el hecho de que pudo haber sido prevenido.
Lo curioso es que cuando algo bueno pasa, todos estamos muy dispuestos
a adjudicarnos el crédito. Nos damos demasiado crédito cuando sucede algo
bueno y demasiada poca responsabilidad cuando sucede algo malo. Cuando
sucedieron milagros, los grandes kabbalistas a lo largo de la historia no se
dieron el crédito. Por lo regular escuchamos historias de exactamente lo opuesto.
Cuando un amigo o familia experimenta un milagro, siguieron nuestro
consejo y algo bueno sucede, parte de nosotros se siente bien acerca de
nosotros mismos. Tomamos demasiado de eso y cuando las cosas no
van bien no tomamos suficiente carga.
En realidad no sabemos cuándo las puertas están realmente cerradas para
alguien. No sabemos qué hicieron en su última vida. No conocemos su vida
anterior. No sabemos de dónde vienen cuando llegan a nosotros con su
pequeño paquete. No sabemos qué tan grande es el paquete, qué tanto han
hecho en esta vida o las anteriores. Algunas veces las puertas están cerradas
y algunas veces están abiertas pero, de alguna manera, bloqueadas.
Esta semana, asume más responsabilidad. Pregúntate qué más puedes hacer.
Y cuando las cosas vayan bien, date menos crédito. Es probable que las
puertas estuvieran abiertas de cualquier forma. Y cuando no lo estén,
tenemos las herramientas para abrirlas: El Zóhar , los 72 Nombres
de Dios y más, incluyendo mi nuevo favorito, Conectarse con Dios.
No estoy diciendo que debemos torturarnos cuando las cosas no
salen bien. Pero sí que necesitamos tomar responsabilidad extra
por aquéllos que están cerca de nosotros.
Lo único que podemos hacer cuando nos enfrentamos al caos y al dolor, es
aceptar las cosas como son, y ser felices en ese momento. Aléjate de los
enredos de tus pensamientos negativos. Sácalos de tu mente. Fíjate que tan
seguido tus sentimientos de desesperación y duda están en control. Practica
estar emocionado y feliz, incluso cuando no lo estés.