La ley del desapego acelera el proceso total de la evolución. Cuando entendemos esta ley, no nos sentimos
obligados a forzar las soluciones de los problemas. Cuando forzamos las soluciones, solamente creamos
nuevos problemas. Pero si fijamos nuestra atención en la incertidumbre y la observamos mientras esperamos
ansiosamente a que la solución surja de entre el caos y la confusión, entonces surgirá algo fabuloso y
emocionante.
Cuando este estado de vigilancia - nuestra preparación en el presente, en el campo de la incertidumbre - se
suma a nuestra meta y a nuestra intención, nos permite aprovechar la oportunidad. ¿Qué es la oportunidad?
Es lo que está contenido en cada problema de la vida. Cada problema que se nos presenta en la vida es la
semilla de una oportunidad para algún gran beneficio. Una vez que tengamos esta percepción, nos abriremos a
toda una gama de posibilidades - lo cual mantendrá vivos el misterio, el asombro, la emoción y la aventura.
Podremos ver cada problema de la vida como la oportunidad de algún gran beneficio. Habiéndonos afianzado
en la sabiduría de la incertidumbre, podremos permanecer alerta a las oportunidades. Y, cuando nuestro
estado de preparación se encuentre con la oportunidad, la solución aparecerá espontáneamente.
Lo que resulta de esto es lo que denominamos comúnmente "buena suerte". La buena suerte no es otra cosa
que la unión del estado de preparación con la oportunidad. Cuando los dos se mezclan con una vigilancia
atenta del caos, surge una solución que trae beneficio y evolución para nosotros y para todos los que nos
rodean. Ésta es la receta perfecta para el éxito, y se basa en la ley del desapego.