Señor, a veces me siento débil. Fortalece cada fibra de mi cuerpo y de mi interior.
Así yo sé que nada podrá derribarme, porque ningún poder humano, ningún problema, ninguna enfermedad y ninguna dificultad pueden ser más fuertes que tu amor.
Lléname de tu vida intensa, Señor, infunde tu dinamismo en mis acciones, inunda de vitalidad todo mi ser, renueva mis deseos de vivir.
Ayúdame para que una vez más pueda elegir la vida en lugar de la muerte, la alegría en lugar de la melancolía, la esperanza en lugar del desánimo, el empeño en lugar de los lamentos.
Tú que eres pura vida, inúndame, Señor. Amén.