Respetar las opiniones del otro es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. Las personas son diferentes, por lo tanto piensan y actúan de modo diferente. Para una buena convivencia con todos necesitas comprensión: "comprender es una palabra viva y la carne de esa palabra es amor”. Reflexiona, pues, con amor y comprenderás mejor a los diferentes.
Las piedras de los cerros caen al lecho de los torrentes y allí rozándose entre sí, pulen sus aristas, se suavizan y se vuelven brillantes. La convivencia cotidiana nos ayuda a madurar y pulirnos. Es un taller donde se forma la personalidad y se arraigan virtudes fundamentales, como la paciencia, la humildad y la bondad. Aprovéchalo