Jesús nos dice: “Yo vine a este mundo para revelar a vosotros al Padre y conduciros a él. Lo primero ya lo he hecho, pero lo segundo no lo puedo hacer sin vuestro consentimiento, el Padre jamás obliga a nadie a entrar en el Reino” 1820.
“El derecho de entrar en el Reino está condicionado por la fe, por la creencia personal. El costo de permanecer en la ascensión progresiva del reino, es una perla de gran precio” 1583 que cada uno debe poner todo su empeño por adquirirla, porque nadie absolutamente nadie, ni siquiera Dios, puede evolucionar por uno, porque “lo único importante es aprender y luego poner en práctica lo aprendido”1658. Las religiones nos pueden entregar herramientas y de hecho, todas nos las dan, pero el hombre no las usa, se queda en fórmulas y en ritos que de nada sirven para cambiar nuestra vida, ni menos para mejorar al mundo.
Por eso, “no es tan importante que conozcamos el hecho de que Dios, como que crezcamos cada vez más en la habilidad de sentir la presencia de Dios”1733 y esto, como todo en el camino evolutivo, es una técnica que vamos aprendiendo en la medida que nos vamos esforzando por vivir en unión con Dios, no sólo en los momentos de oración o meditación, sino que en medio de nuestra vida cotidiana, por ejemplo, si cada vez que tratamos con un semejante pudiésemos recordar, que no tenemos frente a nosotros a una simple persona, sino que ella es mucho más que esa apariencia, porque también ella, es hija de Dios y por lo tanto es nuestro hermano, por lo tanto, nuestro trato con nuestros semejantes sería completamente diferente, nos sería mucho más fácil el aceptarla tal cual es y no esperar que sea como nosotros quisiéramos que fuese, tendríamos mayor empatía y trataríamos de comprender los motivos erróneos de su conducta y al hacerlo, nos sería mucho más fácil el perdonar y a la vez el amar y se formaría ese círculo del cual nos hablaba Jesús cuando nos decía: “Si amas a la gente, la gente se sentirá atraída por ti y no tendrás dificultad alguna en atraerla”1452.
La amistad no se impone, se escoge, por eso debemos buscar la amistad con Dios, por nuestros propios medios, no basta que nos digan que la Verdad esta allí o acá, esa puede ser una referencia, pero quien debe de encontrarlo es cada uno y cuando lo encontremos en la rosa del jardín, en la piedra que nos hizo tropezar, en el hermano que nos ofendió...o nos olvidó...es porque Dios nos ha encontrado primero
Busquemos ese coloquio familiar con Dios, en medio de nuestras tareas diarias, nos sorprenderá gratamente como nuestra vida cambia, porque con Dios ¡todo es posible! Lo que antes se nos hacía cuesta arriba, nos será más fácil de realizar, porque sentiremos que Él aprieta nuestra mano y nos dice ¡ESTOY CONTIGO!
yolanda silva solano