El poder inherente en Jesús, el don de la vida, que le permitió levantarse de entre los muertos, es el mismo don de vida eterna que El otorga a los creyentes el reino y que aun ahora proporciona la certeza de la resurrección después de la muerte natural del hombre.2029
"Los mortales de los reinos se levantarán en la mañana de la resurrección con el mismo tipo de cuerpo de transición o morontial que Jesús tenía cuando se levantó de la tumba ese domingo por la mañana. Estos cuerpos no tienen circulación sanguínea, ni comparten de los alimentos materiales comunes; sin embargo, estas formas morontiales son reales. Cuando los distintos creyentes vieron a Jesús después de su resurrección, realmente lo vieron, no fueron víctimas autoengañadas de visiones ni de alucinaciones."2029
"Vosotros os regocijáis de que el Hijo del Hombre ha resucitado de entre los muertos, porque así sabéis que vosotros y vuestros hermanos también sobreviviréis al fallecimiento mortal. Pero esa sobrevivencia depende de hayáis primero, nacido del espíritu. El pan y el agua de la vida se otorgan tan sólo a los que tienen hambre de verdad y sed de rectitud de Dios. 2054
"La resurección de Jesús es la contraparte de la experiencia de los mortales de Satania, que pasan a través de la vida morontial progresiva en los siete mundos de estancia de Jerusem." 2029 Pero para llegar a ellos algún día, es preciso que limpiemos nuestra alma y que nos esforcemos por ser cada día un poquito mejores, porque la sobrevivencia eterna la debemos ganar Aqui y Ahora.
Porque "en los mundos de estancia los sobrevivientes mortales resurgidos reanudan su vida exactamente desde donde la interrumpieron cuando los sobrecogió la muerte. Cuando vas de Urantia al primer mundo de estancia, observarás un cambio considerable, pero si hubieras provenido de una esfera del tiempo más normal y progresiva, difícilmente notarías la diferencia excepto por el hecho de que poseerías un cuerpo diferente; el tabernáculo de carne y hueso se ha dejado atrás en el mundo de natividad."532
Nuesra misión como hijos de Dios es cumplir los últimos deseos de Jesús cuando nos dijo:Todos debéis proclamar este evangelio de amor y de verdad mediante la vida que vivís en la carne. Os amaréis los unos a los otros con un afecto nuevo y sorprendente, tal como yo os he amado. Serviréis a la humanidad con una devoción nueva y extraordinaria, tal como yo os he servido. Cuando los hombres vean que los amáis así, y cuando observen el fervor con que los servís, percibirán que sois hermanos por la fe en el reino de los cielos, y seguirán al Espíritu de la Verdad que verán en vuestra vida hasta que encuentren la salvación eterna.
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yolanda silva solano