Mejora tu mente.
La preocupación priva a la mente de gran parte de su poder y acaba dañando el alma.
Para vivir una vida de máxima plenitud hay que montar guardia y dejar que entre en tu jardín mental sólo información buena.
No permitas pensamientos negativos, ni uno solo.
Concéntrate en cosas buenas y pensar en cómo hacer que todo sea mejor.
Administrar la mente es administrar la vida.
La manera de pensar depende del buen hábito.
Acondiciona tu mente para traducir cada acontecimiento en uno positivo, para así desterrar para siempre las preocupaciones.
Empieza a vivir de tu imaginación, no de tus recuerdos.
Imagina gráficamente todo lo que deseas de esta vida terrenal y tus fuerzas dormidas empezarán a despertar en ti.
Atrévete a soñar que eres más que la suma de tus actuales circunstancias, excepto de las mejores.
Cuando te inspira un objetivo importante, todos tus pensamientos rompen sus ataduras, tu mente supera sus límites, tu conciencia se expande, tus talentos y facultades ocultos cobran vida y descubres que eres mejor.
La calidad de lo que piensas determina la calidad de tu vida.
Las mentes débiles originan actos débiles, Una mente fuerte, disciplinada mediante la fe, puede obrar milagros.
Practica colocar un pensamiento opuesto a cada pensamiento negativo y no ejercerán poder negativo sobre ti.
La fatiga es una creación de la mente.
Los únicos limites son aquellos que tú mismo te pones.
Una vez que conquistas tus miedos, conquistas tu vida.
Obra como si el fracaso fuera imposible y tendrás éxito asegurado.
La espiritualidad te eleva por encima de las circunstancias.
La mayoría de los longevos (más de 100 años) reúnen las tres cualidades; amorosos, juguetones y alegres.