El Maestro vive en el corazón de los evangelistas, no es una
doctrina en sus mentes, ha llegado a ser una presencia viva en sus almas.
Libro de Urantia. Pág. 2056
La fe es un don de Dios que debemos cuidar y acrecentar. Si la fe es nuestro guía, no importará lo que
hagamos sino el cómo y el por qué lo hacemos.
Si nuestra intención es pura y está llena de amor, nuestras acciones
serán fructíferas para nosotros y también para la humanidad y la afirmación de
Jesús “por sus frutos los conoceréis” será una realidad tangible.
“La fe sin obras está muerta” en cambio si la nuestra está viva, se
manifestará espontáneamente en nuestra vida cotidiana y seremos como la luz del
sol que ilumina tanto a moros como a cristianos, pero para que no sea una
ilusión, debemos trabajar en nuestro autodominio, pues “ es la medida de la
naturaleza moral del hombre y el indicador de su desarrollo personal Sin duda quien sepa gobernarse a sí mismo, es
más grande que el que conquista una ciudad.”1609.
El autodominio requiere de fuerza de voluntad y la voluntad no es
un don que se nos dé en forma gratuita, debemos crearla y fortalecerla
continuamente a través de actos conscientes, lo cual implica vivir en el
momento presente, en el “aquí, ahora”.
“Debemos ser los audaces y valientes seguidores del Maestro que
vive en el corazón de los evangelistas. Dios
no es una doctrina en sus mentes, ha llegado a ser una presencia viva en sus
almas” 2056.
Yolanda silva solano.