El diablo, el enemistado
con Dios o el príncipe del mal, como se le quiera llamar, no sólo
aparece en la Biblia como el enemigo de Dios, sino también habría estado
en Ciudad Juárez en más de una ocasión.
No hablamos de la guerra entre los cárteles o de la
inseguridad, sino de su presencia física, al menos de acuerdo a las
leyendas que se esparcen de boca en boca y a través de la tradición
escrita.
La historia que más ha trascendido entre los fronterizos es la
de su aparición en el centro nocturno Malibú, localizado en los años
setentas en donde hoy se ubica el estacionamiento de Soriana San
Lorenzo.
En este centro de diversión llegaron a cantar Los Silver de
Juárez y Juan Gabriel y se trata de uno de los lugares más concurridos
de la frontera.
Este caso supuestamente sucedió en los años setentas. Cuenta
la leyenda que una joven mujer bailaba en la pista con un hombre y
después de unas canciones, se encendieron las luces y alcanzó a ver que
tenía (en lugar de un pie) una pata de cabra.
Aunque existen varias versiones de este incidente, la más
común es que el hombre o diablo, según se quiera ver, corrió hasta los
baños donde logró encerrarse.
Los guardias del lugar creyeron que era un asaltante y
llamaron a la Policía. Cuando los agentes llegaron, abrieron la puerta
pero no había nadie en el interior. Algunos de los empleados corrieron
el rumor de que el baño olía a azufre y que era imposible salir de ahí.
Nunca encontraron a ese hombre con pata de cabra.
El caso fue publicado en los medios locales.
La otra leyenda sobre la aparición del diablo menciona a un
salón de baile llamado El Carrousel, localizado en Paseo Triunfo y
Francisco Márquez. En ese caso una mujer de apenas unos 18 años que tras
la negativa de sus padres para ir a bailar, se escapó de casa sin
permiso.
Un joven apuesto en ese lugar, le hizo olvidar la reprimenda
que sufriría al regresar a su hogar, tras bailar con él varios minutos.
De pronto la mujer notó un olor a azufre y una nube de humo
que los rodeó mientras las demás parejas se alejaban de ellos. Al igual
que en el caso del Malibú, la mujer volteó a ver los pies del hombre
pero en este caso en lugar de pies, tenía una pata de gallo. La joven se
desmayó y nadie supo dónde quedó el diablo.
Verdad o simple leyenda urbana, estas dos historias han pasado de boca en boca de los juarenses.