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De: Atlantida (Mensaje original) |
Enviado: 21/01/2022 00:20 |
Sin duda una completa referencia a tener en cuenta a la hora de explicarlos a nuestros hermanos separados.
BAUTISMO
Mt. 28, 19
"Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,"
Mc. 16, 16
"El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará."
Jn. 3, 5
"Respondió Jesús: "En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.""
Hch. 2, 38
"Pedro les contestó: "Convertíos y que cada uno de vosotros se haga
bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo;""
Hch. 16, 15
"Cuando ella y los de su casa recibieron
el bautismo, suplicó: "Si juzgáis que soy fiel al Señor, venid y
quedaos en mi casa." Y nos obligó a ir."
Hch. 16, 33
"En aquella misma hora de la noche el carcelero los tomó consigo y les
lavó las heridas; inmediatamente recibió el bautismo él y todos los
suyos."
Hch. 22, 16
"Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre."
Rom. 5, 3-4
"¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?"
1 Cor. 1, 13-16
"¿Esta dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O
habéis sido bautizados en el nombre de Pablo? ¡Doy gracias a Dios por no
haber bautizado a ninguno de vosotros fuera de Crispo y Gayo! Así,
nadie puede decir que habéis sido bautizados en mi nombre. ¡Ah, sí!,
también bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber
bautizado a ningún otro".
1 Cor. 6, 11
"Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis
sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor
Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios."
Col. 2, 12
"Sepultados con Él en el bautismo, con Él también habéis resucitado por
la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos."
Tit. 3, 5
"Él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros,
sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de
renovación del Espíritu Santo,"
1 Pe 3, 21
"a ésta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en
quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia
por medio de la Resurrección de Jesucristo,"
CONFIRMACIÓN
Sab. 9, 17
"Y ¿quién habría conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la
Sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu Espíritu Santo?"
Hch. 8, 14-17
"Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria
había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos
bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo; pues
todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían
sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las
manos y recibían el Espíritu Santo."
Hch. 13, 2-3
"Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el
Espíritu Santo: "Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que
los he llamado." Entonces, después de haber ayunado y orado, les
impusieron las manos y les enviaron."
Hch. 19, 1-6
"Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas y
llegó a Éfeso donde encontró algunos discípulos; les preguntó:
"¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe?" Ellos
contestaron: "Pero si nosotros no hemos oído decir siquiera que exista
el Espíritu Santo." Él replicó: "¿Pues qué bautismo habéis recibido?".
"El bautismo de Juan", respondieron. Pablo añadió: "Juan bautizó con un
bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que había
de venir después de él, o sea en Jesús." Cuando oyeron esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y, habiéndoles Pablo impuesto
las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en
lenguas y a profetizar."
2 Cor. 1, 21-22
"Y es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el
que nos ungió, y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el
Espíritu en nuestros corazones."
Ef. 1, 13
"En Él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el
Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la Promesa,"
Heb. 6, 1-2
"Por eso, dejando aparte la enseñanza elemental acerca de Cristo,
elevémosnos a lo perfecto, sin reiterar los temas fundamentales del
arrepentimiento de las obras muertas y de la fe en Dios; de la
instrucción sobre los bautismos y de la imposición de las manos; de la
resurrección de los muertos y del juicio eterno."
EUCARISTÍA
Mt. 26, 26-28
"Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y,
dándoselo a sus discípulos, dijo: "Tomad, comed, éste es mi cuerpo."
Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: "Bebed de
ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por
muchos para perdón de los pecados.""
Mc. 14, 22-24
"Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo
dio, y dijo: "Tomad, este es mi cuerpo." Tomó luego una copa y, dadas
las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: "Esta es
mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.""
Lc. 22, 19-20
"Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
"Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo
mío." De igual modo, después de cenar, tomó la copa, diciendo: "Esta
copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.""
Jn. 6, 30-35
"Ellos entonces le dijeron: "¿Qué señal haces para que viéndola creamos
en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el
desierto, según está escrito: "Pan del cielo les dio a comer." Jesús les
respondió: "En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el
pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo."
Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan." Les dijo Jesús:
"Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que
crea en mí, no tendrá nunca sed.""
Jn. 6, 48-58
""Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el
desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien
lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de
este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne
por la vida del mundo." Discutían entre sí los judíos y decían: "¿Cómo
puede éste darnos a comer su carne?" Jesús les dijo: "En verdad, en
verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis
su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi
carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi
carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el
Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me
coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que
comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para
siempre.""
1 Cor. 10, 16
"La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre
de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de
Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos,
pues todos participamos de un solo pan."
1 Cor. 11, 23-29
"Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor
Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar
gracias, lo partió y dijo: "Este es mi cuerpo que se da por vosotros;
haced esto en recuerdo mío."
Asimismo también la copa después de cenar diciendo: "Esta copa es la
Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en
recuerdo mío." Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa,
anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el
pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la
Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba
de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe
su propio castigo."
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Primer
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Último
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RECONCILIACIÓN
Mt. 16, 19
"A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la
Tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la tierra
quedará desatado en los Cielos."
Mt. 18, 18
"Yo os aseguro: todo lo que atéis en la Tierra quedará atado en el
Cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el
Cielo."
Lc. 15, 18-19
"Me levantaré, iré a mi padre y le diré: "Padre, pequé contra el Cielo y
ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros.""
Jn. 20, 21-23
"Jesús les dijo otra vez: "La paz con vosotros. Como el Padre me envió,
también yo os envío." Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid
el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.""
Hch. 19, 18
"Muchos de los que habían creído venían a confesar y declarar sus prácticas."
1 Cor. 5, 3-5
"Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en
espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró:
que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el
poder de Jesús Señor nuestro, sea entregado ese individuo a Satanás para
destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día
del Señor."
2 Cor. 2, 6-11
"Bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad, por lo
que es mejor, por el contrario, que le perdonéis y le animéis no sea que
se vea ése hundido en una excesiva tristeza. Os suplico, pues, que
reavivéis la caridad para con él. Pues también os escribí con la
intención de probaros y ver si vuestra obediencia era perfecta.
Y a quien vosotros perdonéis, también yo le perdono. Pues lo que yo
perdoné -si algo he perdonado- fue por vosotros en presencia de Cristo,
para que no seamos engañados por Satanás, pues no ignoramos sus
propósitos."
2 Cor. 5, 18-20
"Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.
Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando
en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros
la palabra de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo,
como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os
suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!"
Sgo. 5, 16
"Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los
otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene
mucho poder."
1 Jn. 1, 8-9
"Si decimos: "No tenemos pecado", nos engañamos y la verdad no está en
nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es Él para
perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia."
UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
Mc. 6, 5
"Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos."
Mc. 6, 12-13
"Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos
demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban."
Lc. 13, 12-13
"Al verla Jesús, la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu
enfermedad." Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y
glorificaba a Dios."
Hch. 9, 17-18
"Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: "Saúl,
hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el
camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del
Espíritu Santo." Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas, y
recobró la vista; se levantó y fue bautizado."
1 Cor. 12, 9
"a otro, fe, en el mismo Espíritu; a otro, carismas de curaciones, en el único Espíritu;"
1 Cor. 12, 30
"¿Todos con carisma de curaciones? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?"
Sgo. 5, 14-15
"¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la
Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y
la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante,
y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados."
ORDEN SACERDOTAL
Mt. 18, 18
"Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el
cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el
cielo."
Lc. 10, 16
"Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os
rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha
enviado."
Lc. 22, 19
"Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
"Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo
mío.""
Lc. 24, 47
"y se predicará en Su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén."
Jn. 12, 20-22
"Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Estos se
dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: "Señor,
queremos ver a Jesús." Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe
fueron a decírselo a Jesús."
Jn. 15, 5
"Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en
él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada."
Hch. 6, 6
"los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos."
Hch. 15, 2-6
"Se produjo con esto una agitación y una discusión no pequeña de Pablo y
Bernabé contra ellos; y decidieron que Pablo y Bernabé y algunos de
ellos subieran a Jerusalén, donde los apóstoles y presbíteros, para
tratar esta cuestión. Ellos, pues, enviados por la Iglesia, atravesaron
Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles y produciendo
gran alegría en todos los hermanos. Llegados a Jerusalén fueron
recibidos por la Iglesia y por los apóstoles y presbíteros, y contaron
cuanto Dios había hecho juntamente con ellos. Pero algunos de la secta
de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron para decir que
era necesario circuncidar a los gentiles y mandarles guardar la Ley de
Moisés. Se reunieron entonces los apóstoles y presbíteros para tratar
este asunto."
Hch. 20, 17
"Desde Mileto envió a llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso."
Hch. 20, 28
"Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha
puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de
Dios, que Él se adquirió con la sangre de su propio Hijo."
Hch. 21, 18
"Al día siguiente Pablo, con todos nosotros, fue a casa de Santiago; se reunieron también todos los presbíteros."
1 Tim. 3, 1
"Es cierta esta afirmación: Si alguno aspira al cargo de epíscopo, desea una noble función."
1 Tim. 4, 14
"No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por
intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio
de presbíteros."
1 Tim. 5, 17
"Los presbíteros que ejercen bien su cargo merecen doble remuneración,
principalmente los que se afanan en la predicación y en la enseñanza."
2 Tim. 1, 6
"Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos."
Tit. 1, 5
"El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de
organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad,
como yo te ordené."
1 Pe. 5, 1
"A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, anciano como
ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria
que está para manifestarse."
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MATRIMONIO
Gén. 1, 26-28
"Y dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza
nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en
las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes
que serpean por la tierra. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,
a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y
díjoles Dios: "Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y
sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en
todo animal que serpea sobre la tierra.""
Gén. 2, 18-25
"Dijo luego Yahveh Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a
hacerle una ayuda adecuada." Y Yahveh Dios formó del suelo todos los
animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre
para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el
nombre que el hombre le diera. El hombre puso nombres a todos los
ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para
el hombre no encontró una ayuda adecuada. Entonces Yahveh Dios hizo
caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó
una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que
Yahveh Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el
hombre. Entonces éste exclamó: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y
carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido
tomada." Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su
mujer, y se hacen una sola carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su
mujer, pero no se avergonzaban uno del otro."
Mt. 5, 31-32
"También se dijo: "El que repudie a su mujer, que le dé acta de
divorcio." Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto en
caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una
repudiada, comete adulterio."
Mt. 19, 3-9
"Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron:
"¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?" Él
respondió: "¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, "los
hizo varón y hembra", y que dijo: "Por eso dejará el hombre a su padre y
a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne?"
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios
unió no lo separe el hombre." Dícenle: "Pues ¿por qué Moisés prescribió
dar acta de divorcio y repudiarla?" Díceles: "Moisés, teniendo en
cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras
mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien
repudie a su mujer -no por fornicación- y se case con otra, comete
adulterio.""
Mc. 10, 2-12
"Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: "¿Puede el marido repudiar a la mujer?"
Él les respondió: "¿Qué os prescribió Moisés?" Ellos le dijeron: "Moisés
permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla." Jesús les dijo:
"Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros
este precepto.
Pero desde el comienzo de la creación, "Él los hizo varón y hembra."
"Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán
una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne." Pues
bién, lo que Dios unió, no lo separe el hombre." Y ya en casa, los
discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: "Quien
repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y
si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio."
Lc. 16, 18
"Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y
el que se casa con una repudiada por su marido, comete adulterio."
Rom. 7, 2-3
"Así, la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras éste
vive; mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido.
Por eso, mientras vive el marido, será llamada adultera si se une a otro
hombre; pero si muere el marido, queda libre de la ley, de forma que no
es adultera si se casa con otro."
1 Cor. 7, 1-15
"En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse
de mujer. No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su
mujer, y cada mujer su marido. Que el marido dé a su mujer lo que debe y
la mujer de igual modo a su marido. No dispone la mujer de su cuerpo,
sino el marido. Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la
mujer. No os neguéis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto
tiempo, para daros a la oración; luego, volved a estar juntos, para que
Satanás no os tiente por vuestra incontinencia. Lo que os digo es una
concesión, no un mandato. Mi deseo sería que todos los hombres fueran
como yo; mas cada cual tiene de Dios su gracia particular: unos de una
manera, otros de otra. No obstante, digo a los célibes y a las viudas:
Bien les está quedarse como yo. Pero si no pueden contenerse, que se
casen; mejor es casarse que abrasarse. En cuanto a los casados, les
ordeno, no yo sino el Señor: que la mujer no se separe del marido, mas
en el caso de separarse, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie
con su marido, y que el marido no despida a su mujer. En cuanto a los
demás, digo yo, no el Señor: Si un hermano tiene una mujer no creyente y
ella consiente en vivir con él, no la despida. Y si una mujer tiene un
marido no creyente y él consiente en vivir con ella, no le despida. Pues
el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no
creyente queda santificada por el marido creyente. De otro modo,
vuestros hijos serían impuros, mas ahora son santos. Pero si la parte no
creyente quiere separarse, que se separe, en ese caso el hermano o la
hermana no están ligados: para vivir en paz os llamó el Señor."
1 Cor. 7, 39
"La mujer está ligada a su marido mientras él viva; mas una vez muerto
el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero sólo en el
Señor."
Ef. 5, 3
"La fornicación, y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos."
Ef. 5, 5
"Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso -que
es ser idólatra- participará en la herencia del Reino de Cristo y de
Dios."
Ef. 5, 21-33
"Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a
sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como
Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo. Así como la
Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a
sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a
la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla,
purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y
presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga
ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los
maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer
se ama a sí mismo. Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes
bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la
Iglesia, pues somos miembros de su Cuerpo. "Por eso dejará el hombre a
su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola
carne." Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia.
En todo caso, en cuanto a vosotros, que cada uno ame a su mujer como a
sí mismo; y la mujer, que respete al marido."
Heb. 13, 4
"Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea
inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios."
1 Pe. 3, 1-7
"Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para que,
si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las
palabras sino por la conducta de sus mujeres, al considerar vuestra
conducta casta y respetuosa. Que vuestro adorno no esté en el exterior,
en peinados, joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la
incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios.
Así se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en
Dios, siendo sumisas a sus maridos; así obedeció Sara a Abraham,
llamándole "Señor". De ella os hacéis hijas cuando obráis bien, sin
tener ningún temor. De igual manera vosotros, maridos, en la vida común
sed comprensivos con la mujer que es un ser más frágil, tributándoles
honor como coherederas que son también de la gracia de Vida, para que
vuestras oraciones no encuentren obstáculo."
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