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~~CATECISMO~~: DE LAS COSTUMBRES DE LA IGLESIA CATOLICA y DE LAS COSTUMBRES DE LOS MANIQUEOS
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Respuesta  Mensaje 1 de 33 en el tema 
De: Atlantida  (Mensaje original) Enviado: 22/11/2024 00:38

Traductor: P. Teófilo Prieto, O.S.A

LIBRO PRIMERO

DE LAS COSTUMBRES DE LA IGLESIA CATÓLlCA

Es necesario poner al descubierto los artificios de los maniqueos. Dos artificios que principalmente utilizan para seducción de los ignorantes.

I.1. He tratado suficientemente, a mi parecer, en otros libros sobre el modo de rebatir los ataques que, con tanta impiedad como ineptitud, dirigen los maniqueos contra la Ley o Viejo Testamento, y como es vana la jactancia que ellos afectan en medio de los aplausos del vulgo ignorante. De lo cual puedo también aquí hacer brevemente mención. ¿Qué hombre, por poco razonable que sea, no comprenderá que para la interpretación de las Escrituras se ha de acudir a los que tienen profesión de enseñarlas, y que puede suceder, o mejor dicho, sucede siempre, que muchos pasajes parezcan ridículos a inteligencias poco desarrolladas, mientras que, si hombres más sabios los explican, aparecen admirables y se reciben con tanta mayor satisfacción cuanto se ve era más difícil descubrir el pensamiento? Esto es lo que pasa con alguna frecuencia en los libros santos del Testamento Antiguo cuando el que encuentra allí materia de escándalo se dirige a un doctor piadoso, más bien que a un impío censor, y con tal que desee más averiguar que no satirizar. En su deseo de instruirse podrá quizás dar con obispos, sacerdotes y otros ministros de la Iglesia católica que se guarden con cautela de descubrir a todos indistintamente nuestros misterios o con quienes, contentos con la sencillez de la fe, no se imponen el sacrificio de sondear sus profundos secretos. Pero no deben nunca desesperar de encontrar allí la verdad, donde ni todos los que la exigen son capaces de enseñarla, ni todos los que la piden son siempre dignos de aprenderla Dos cosas son necesarias: diligencia y piedad; la primera nos conducirá a los que verdaderamente posean 1a ciencia y la otra nos hará merecedores de adquirida.

2. Los maniqueos usan principalmente de dos artificios para seducir a los sencillos y pasar ante ellos como maestros: uno, la censura de las Escrituras, que entienden o pretenden entender muy mal; y el otro, la ficción de una vida pura y de continencia admirable. Yo he resuelto, en consecuencia, tratar de la vida y costumbres de la Iglesia católica; y comprenderá quien lo leyere qué fácil es simular la virtud y qué difícil poseerla con perfección. Mi palabra irá ungida de moderación, y me guardaré, sobre todo, de hablar de sus desarreglos, que me son bien conocidos, con la severidad y dureza que ellos emplean contra lo que no conocen; mi deseo más vehemente es sanarlos más bien que combatirlos. Presentaré únicamente los testimonios de las Escrituras, que están obligados a creer; no invocaré más que el Nuevo Testamento, y aun todavía daré de lado los testimonios que dicen ser interpolados cuando se les aprieta de tal forma que les es la salida muy angustiosa y difícil; limitándome únicamente a los que se ven forzados a admitir y aprobar. Lo que haré, eso sí, no dejar ningún pasaje de la doctrina de los apóstoles sin su comparación con el correspondiente texto del Antiguo Testamento, para que, despojándose de esa pertinacia, en la defensa de sus locuras, si quieren despertar de su sueño y acercarse a la luz de la fe cristiana, puedan ver cuánto deja que desear su vida para ser vida cristiana y cuán verdadero es ser la Escritura que ellos censuran la Escritura de Jesucristo.



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Respuesta  Mensaje 2 de 33 en el tema 
De: Atlantida Enviado: 22/11/2024 00:39

Felicidad del que goza del sumo bien del hombre. Condiciones de este bien: 1ª Que sea lo mejor que existe. 2ª Que no se le pueda despojar a nadie contra su voluntad

III. 4. Veamos, pues, a la luz de la razón, lo que debe ser la vida del hombre. Es cierto que todos queremos vivir una vida feliz, y no hay nadie que no asienta a esta proposición aun antes de terminar su enunciado. Mas feliz, a mi juicio, no es el que no posee lo que ama, cualquiera que sea el objeto de su amor; ni el que posee lo que ama, si es nocivo; ni el que no ama lo que tiene, aunque sea muy bueno. Pues el que arde en deseos de lo que no puede conseguir, él mismo es su crucifixión; el que obtiene lo que no debiera amar, funestamente se engaña, y no está sano el que no desea lo que debiera conseguir. En ninguno de estos estados está el alma libre de miseria; y como la miseria y la felicidad no pueden estar juntas a la vez en el hombre, por eso en ninguno de éstos es feliz. Sólo queda una cuarta situación, en la que se puede dar la vida feliz, y es la producida por el amor y posesión del sumo bien del hombre. ¿Qué es gozar, sino tener la presencia de lo que amas? Nadie sin gozar del sumo bien del hombre es dichoso; y el que disfruta de él, ¿puede no serlo? Es preciso, pues, si queremos ser felices, la presencia en nosotros del sumo bien.

5. ¿Cuál es este sumo bien del hombre? Cualquiera que sea, no será de peor condición que el hombre mismo, pues el que le sigue se hace de su misma condición. Si, pues, el hombre debe tender al soberano bien, no -puede serle inferior. ¿ Puede ser igual? Sí ciertamente, si es lo mejor que puede gozar. Pero si hay algo más excelente que pueda llegar a posesión del hombre que lo ama, ¿ quién duda que para ser feliz no deba esforzarse por adquirir este bien, mucho mejor que el que ansía poseerlo? Porque si la felicidad es la posesión del bien mejor, del bien que nosotros llamamos sumo bien, ¿cómo puede incluirse en tal definición quien no ha llegado todavía a su sumo bien? O ¿cómo es sumo bien, si hay algo mejor que podamos nosotros adquirir? Este bien, si existe, debe ser de tal naturaleza, que no se pueda perder contra nuestra voluntad; pues nadie pone confianza en un bien que ve se le pueden arrebatar, aunque tenga la firme voluntad de retenerlo y conservarlo. Y el que no posee con confianza el bien que goza, ¿puede ser feliz con el temor qUe tiene de perderlo?


Respuesta  Mensaje 3 de 33 en el tema 
De: Atlantida Enviado: 22/11/2024 00:39

Qué es el hombre

IV. 6. ¿Qué bien puede existir superior al hombre? Es difícil saberlo si no se examina y resuelve antes cuál es la naturaleza del hombre. No se trata: aquí ahora de la exigencia de definir qué es el hombre, cuando casi todo el mundo, o por lo menos mis adversarios y yo, estamos de acuerdo en la afirmación de que somos un compuesto de cuerpo y alma. La cuestión es muy distinta. ¿Cuál de las dos substancias que he mencionado es la que constituye realmente al hombre? ¿ Son las dos, o el cuerpo solamente, o sola el alma? El cuerpo y el alma son dos realidades distintas y ni la una sin la otra es el hombre; no es el cuerpo sin el alma que le anima, ni el alma sin el cuerpo la que da la vida. Y, a pesar de esto, puede suceder que una de las dos sea el hombre y así se llame. ¿ A qué llamamos, pues, el hombre? ¿Es el cuerpo y el alma, unidos como dos caballos al tiro de un carruaje o a la manera del centauro? ¿ Es el cuerpo solo, puesto al servicio del alma que lo rige, a: la manera de como damos el nombre de lámpara, no al fuego y al vaso unidos, sino al vaso solamente, por razón del fuego que contiene? ¿O es el alma por razón del cuerpo, que ella dirige, como no llamamos caballero al hombre y caballo juntos, sino sólo al hombre, por la unión con el caballo que gobierna? Es difícil dar un juicio decisivo sobre la cuestión; y si a la razón le es fácil, no lo haría sin un largo razonamiento; y, por otra parte, no hay necesidad alguna de hacerlo ni de alargar la discusión. Pues ya se designe con la palabra hombre el cuerpo y el alma unidos, ya solamente el alma, el sumo bien del hombre no es el sumo bien del cuerpo, sino el sumo bien de los dos o de sólo el alma.



 
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