LA COMUNICACIÓN NECESITA DE DOS, 2ª. PARTE

La comunicación en la pareja ayuda e incrementa el conocimiento de ambos, ya que mediante ésta se transmite no sólo la forma de ser, expresarse y pensar, sino también la manera en que cada uno, particularmente, ve cada situación. Gracias a ello, se conocerá al otro de una forma mucho más profunda y por tanto, se puede llegar a intuir cómo va a reaccionar ante determinadas situaciones.

Aprender a escuchar
Todas las parejas dedican mucho tiempo a elegir y acondicionar el sitio en el que van a convivir, pero no es tan fácil pararse a pensar que en ese lugar habrán de compartir muchas cosas y, sobre todo, mantener diálogo. Aquí juega un papel importante la escucha, que ha de ser permanente. Cuántas veces al comunicarte con tu pareja te das cuenta que por más que te empeñes en explicarle y darle tus razones, presientes que no te escucha. Si es importante aprender a comunicar tus emociones, ideas y pensamientos, no hay que dejar de lado el desarrollo de la habilidad de escuchar y de ser escuchado. Por más que se grite o se hable alto, no se logra escuchar y comprender los argumentos del otro. No es una buena manera de comunicarse y probablemente conllevará el deterioro de la pareja, fundamentalmente por la falta de respeto en estos actos. El primer paso para que te preste atención es aprender a entender lo que te está queriendo decir.

En la mayoría de los casos encerrarse en las propias ideas de uno mismo y no aceptar recibir distintos puntos de vista ante una misma situación se convierte en uno de los principales problemas de la comunicación. Prestar atención es un acto voluntario, por lo que se debe dejar a un lado las propias ideas y preocupaciones y concentrar la atención totalmente a lo que se está exponiendo.

Una pareja está compuesta por dos. Para que haya comunicación, tiene que haber alguien que hable y alguien que escuche, intercambiando los roles y dando oportunidad al otro, no sólo de hablar sino también de ser escuchado. Éste es un factor indispensable para alcanzar un entendimiento mutuo. Es necesario que exista un acuerdo en cómo llevar a cabo las discusiones, ya que hay personas que hablan demasiado mientras otras, prefieren callar. Éste es un defecto muy frecuente hoy en día. Normalmente es uno de los dos miembros de la pareja, siempre el mismo, el que lleva la voz cantante, es decir, el que suele marcar las directrices en cada momento. Pero eso tiene el peligro de la ruptura de la pareja, porque uno de los dos se puede cansar de la situación y cada vez sea menos insostenible seguir juntos. Por eso es necesario poner un punto medio para que se coincida en los términos de habla y escucha, sin que ninguno de los dos, viole el derecho del otro.

Secretos inconfesables
En toda relación de pareja siempre existen hechos, situaciones o simplemente cosas que pertenecen al ámbito privado de los dos. No hay que olvidar que si es algo que pertenece a la pareja no se debe difundir a terceros porque ello implicaría una falta de consideración hacia el cónyuge, hacia la pareja en sí e incluso hacia sí mismo.

El hacer público la intimidad de la pareja suele ser habitual entre algunas mujeres. Es la manía que tienen éstas de confiar sus secretos a las amigas más íntimas pero que no siempre puede dar buenos resultados. En la mayoría de las ocasiones, se revela parte de la intimidad para encontrar una solución a un problema determinado que afecta a la pareja. El error está en no comunicar la situación con el cónyuge y, por el contrario, confiárselo a un tercero que, aunque probablemente se intente poner en la situación relatada, seguramente no va a aportar una solución mejor que la que se conseguiría a través de la comunicación con la pareja.

De hecho pasa todo lo contrario en el ámbito masculino, los hombres piensan que lo referente a su pareja es algo de dos y no tienen porque intervenir terceras personas. Para no tener problemas de este tipo en la pareja lo más razonable es respetar la intimidad de ambos y no airear asuntos que corresponden a dos. Si lo que se pretende es intentar poner solución a un problema quién mejor que tu cónyuge para solucionarlo y entre los dos llegar a un acuerdo. Cuando en una relación intervienen terceras personas, normalmente no es para relajar la situación sino todo lo contrario. Hay que evitar incomodidades que puedan desembocar en considerar a tu pareja como un intruso en lugar de considerarlo como un compañero solidario y aliado. Descubrir con qué mecanismos fomentamos una mala comunicación o potenciamos un claro acercamiento puede ayudar a llevar a buen puerto una relación. Abrirnos a nuestra pareja implica, no sólo compartir objetivos e inquietudes, sino también, aprender a dar y recibir afecto. La complicidad y la confianza mutua son dos aspectos en los que se apoya de manera clara la comunicación auténtica.

La larga o la corta duración de una relación de pareja siempre dependerá, entre otras cosas, de la mayor o menor comunicación ya que ésta es pieza clave en toda unión de dos personas que se quieren. Por tanto, el intercambio de opiniones ante los problemas comunes de cualquier pareja y que afectan a ambos es fundamental para que la comunicación sea buena. Desde el momento que inicias una relación con otra persona, el diálogo es imprescindible porque a través de él se solucionan muchos altercados y se evitan otros tantos. Y, sobre todo, es necesario tener en cuenta que el amor es cosa de dos y que airear temas que pertenecen a éstos no es beneficioso para ninguno, incluso dificulta la comunicación. No hay que dudar en contar a tu pareja tus inquietudes, problemas, preocupaciones... ella mejor que nadie puede ayudarte. Pero para ello hay que establecer diálogo teniendo siempre presente la sinceridad, la confianza, el respeto y sobre todo el saber escuchar.