Comer puede matar
Rom 14:15 al 20 Porque si por causa de la comida tu hermano se entristece, ya no andas conforme al amor. No destruyas con tu comida a aquel por quien Cristo murió.
Por tanto, no permitáis que se hable mal de lo que para vosotros es bueno.
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.
Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres.
Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua.
No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. En realidad, todas las cosas son limpias, pero son malas para el hombre que escandaliza a otro al comer.
Es casi un lugar común el decir que las malas experiencias, dolorosas y angustiantes pueden ser bien aprovechadas como una herramienta del Señor para enseñarnos a subir el siguiente escalón en la escuela de las vivencias.
Eso me pasó tiempo atrás con una crisis de salud bastante seria. En cosa de 30 días mi aparato digestivo colapsó, y llegué a un nivel de daño que generó hemorragias internas, por lo que viajé a Buenos Aires para ser atendido en esa ciudad dado que no hubo forma de conseguir alguien que me atienda localmente .
Los médicos me preguntaban si había comido algo irritante o que pudiera hacerme daño.
Yo estaba más intrigado que ellos. Creía honestamente que con comida de bajas calorías, café descafeinado, poquísima carne, nada de alcohol ni dulces y poco condimento picante eran lo ideal para cuidarme. Por lo menos había servido durante 4 años para mantenerme en un peso más o menos adecuado.
Pero no fue así.
Descubrí a partir de la enfermedad que no estaba tratando bien mi cuerpo. Que lo que comía no me estaba haciendo bien y tampoco alcanzaba llevar una vida sana y ordenada.
¿Los factores?
Estoy aprendiendo que varios. La componente anímica y el estado de mi sistema nervioso es fundamental. Las pocas horas de sueño y la falta de actividad física son la otra componente de la ecuación.
También el reconocer que por ejemplo una milanesa de soja de supermercado no es buena, aunque sea soja. Que el edulcorante artificial no es bueno tampoco aunque prácticamente no aporte calorías. Y muchos otros etcétera que sería muy largo enumerarte y se saldría del objetivo que busco al compartir esta reflexión.
En realidad dije que mi estilo de vida “no me estaba haciendo bien” cuando en realidad la expresión justa sería decir “me estaba matando”.
En mi caso la mano del Señor permitió que los hechos se desarrollaran de este modo. En otros (la mayoría en realidad) estos problemas terminan degenerando en un cancer.
Un refrán popular dice “somos lo que comemos”. Y esto es mucho más así de lo que nos imaginamos.
Nuestra sociedad como sumatoria de los habitantes del país, también es lo que come. Y en la medida que más investigo todo esto, termino entendiendo inclusive que muchas características del ser argentino tienen que ver con su alimentación.
Un 60% de la población argentina tiene por ejemplo problemas de sobrepeso. Y esta proporción es mucho mayor en los niños. La población infantil en nuestro país tiene problemas con su peso en un 70% aproximadamente.
¿Las causas? Obviamente una conjunción de mala alimentación y sedentarismo.
Comer alimentos rápidos como hamburguesas y papafritas puede producir obesidad y aumento del colesterol. Al igual que se avisa en los paquetes de tabaco, los consumidores deberían estar advertidos de las consecuencias del consumo de ciertos alimentos.
Pero además una persona que no se cuida sufre muchísimo. Y no me refiero a los problemas de clínica médica únicamente. Son infelices, luchan con sus ropas, se sienten discriminados. Terminan odiando la imagen que ven de sí mismos en el espejo porque no se ajusta a los cuerpos que ven en la tele ni los que constituyen “el ideal”.
Esto que leí en un artículo de un periódico español, me puso la piel de gallina. Dice la Organización Mundial de la Salud que por la mala alientación está pasando algo nunca visto en la historia de la humanidad desde que se tiene registro: que los nacidos después del año 2000 tienen menos esperanza y calidad de vida que los que nacieron antes.
¿Entendés de lo que hablo? Que un bebé nacido en 1990 tiene mejor esperanza de vida y de mejor calidad que uno nacido en 2012.
Es una locura pensar esto. Los avances de la medicina deberían haber mejorado significativamente esta ecuación… pero es al revés.
Con muchísimo esfuerzo se están organizando leyes que tratan de limitar el consumo de tabaco. Y se está logrando.
Sin embargo, quien piensa que debe cuidar su cuerpo no fumando, debería por idéntica razón cuidar su alimentación.
Dice el artículo que los cambios en la alimentación han sido vertiginosos en los últimos años y, como señalan expertos en nutrición, la tendencia que se proyecta hacia adelante es a peor.
Comer mal, además, no sólo produce obesidad, diabetes o problemas cardiovasculares.
Hace algunos años visité el consultorio de un profesional de la salud. Este hombre no sabía que yo era cristiano. Lo sosprendente es que él no lo era.
Yo le pregunté cuáles eran las leyes que regían el consumo de alimentos, para llevar una vida sana.
Él me dijo: ¿usted lee la Biblia?
Me sonrojé porque me sorprendió la pregunta.
-Sí, le dije.
Él me dijo que “lo que tenemos que aprender es a comer como dice la Biblia. El hombre se alejó de Dios y terminó fabricando su propia dieta, lastimándose más y más.”
“La vieja historia”, pensé. Otra vez el hombre queriendo saber más que Dios.
¿Un ejemplo?
Deuteronomio 14:8 Y el cerdo, aunque tiene la pezuña dividida, no rumia; será inmundo para vosotros. No comeréis de su carne ni tocaréis sus cadáveres.
Aprendí en este tiempo que por ejemplo alimentos como la carne de cerdo en todas sus formas (incluyendo fiambres, chorizos, salchichas) son fuente importantísima de problemas de saud. Entre ellos, las alergias por ejemplo.
Ante un niño con problemas alérgicos, los médicos especialistas revisan entre otros factores si en la dieta alimenticia del niño se incluye la carne porcina.
La razón es que el enorme parecido entre la genética de cerdo y la humana (por eso por ejemplo se suministra insulina de cerdo a los pacientes diabéticos) termina confundiendo nuestro sistema inmunológico.
Los malos hábitos en la alimentación repercuten en el sistema inmune, y aunque muchas alergias e intolerancias alimentarias son dificiles de diagnosticar, se está diciendo que en el año 2010 entre el 40 y el 50% de la población va a padecer algún tipo de alergia.
Los cambios en la dieta han sido vertiginosos en los últimos años. La obesidad es solamente la consecuencia más visible de una mala alimentación.
La eterna crisis económica de nuestros países latinoamericanos parecen empeorar las cosas. Cuando el dinero rinde menos aumenta el consumo de alimentos de menor calidad y además como mamá y papá trabajan más, tienen menos tiempo de cocinar, con lo que también se comen más comidas rápidas.
ESCUCHÁ ESTO
El artículo cita la opinión del Dr. Manuel Serrano-Ríos, catedrático de Medicina Interna de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia Española de Medicina, quien opina que "globalmente, una mala nutrición es un factor de riesgo más grave que el tabaco, ya que su impacto es mayor sobre muchos sistemas".
Estamos concientizando a los miembros de nuestras iglesias que fumar es pecado, incluso se limita el acceso a la membresía o la posibilidad de bautisarse a una persona que fuma… ante las palabras de este médico español, ¿no deberíamos hacer lo mismo con las personas que tienen malos hábitos de alimentación?
Otra española, Pilar Cervera, ex directora del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética, también opina que las secuelas de comer mal se extienden más que las del tabaco.
La obesidad es la primera enfermedad no infecciosa que la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara pandemia.
Otra característica de nuestro tiempo, el estreñimiento, responsable además del crecimiento estadístico del cancer de colon, hemorroides y otras enfermedades colónicas, está originado en el bajísimo consumo de vegetales verdes y fibras.
La industrialización de los alimentos también son causales de problemas de nutrición.
Dicen los expertos que la tecnología industrial (las técnicas de envasamiento y uso de conservantes por ejemplo) aplicada al procesamiento de alimentos está contribuyendo a incluir en alimentos procesados ingredientes que facilitan la alergia; el consumo preferencial de determinados alimentos, a la vez que los nuevos métodos de laboratorio han contribuido a que se desarrollen estos problemas.
Yo me acuerdo del color de las yemas de los huevos que comíamos en mi infancia. Eran anaranjados, producto de alimentar las gallinas con maíz .
La carne de estos pollos que caminaban por el campo o la quinta, era seguramente mucho más sana que la de los que consumimos hoy, que crecen en una jaula de la que no salen, que son estimulados para dormir muy poco y comer más para que el crecimiento sea más rápido y que se alimentan con alimentos balanceados.
Vos me dirás que quien puede pagar un pollo de granja. Te respondo que lo que ahorrás en la comida, lo terminás pagando en remedios.
Los argentinos comemos mucho, comemos mal, apenas hacemos ejercicio físico y dormimos menos horas de las convenientes. Así lo ven los médicos.
Según el artículo español que te comento, en ese país solamente el 6,6% de la población alcanza los objetivos de alimentación saludable respecto al consumo de frutas, verduras, pescado y legumbres.
Seguramente que no estaremos en argentina muy lejos en esta estadística.
El ejercicio físico es la otra pata de la mesa… y de verdad su ausencia es alarmante. Solamente un 27% de los argentinos confiesa realizar algún tipo de ejercicio o deporte (incluidos paseos de media hora o de más tiempo). Y, además, se duerme poco. Más de la mitad de la población duerme menos de las siete horas diarias recomendadas y la siesta tiende a desaparecer.
1Co 3:16 al 23 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois.
Nadie se engañe a sí mismo. Si alguno de vosotros se cree sabio según este mundo, hágase necio a fin de llegar a ser sabio.
Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios. Pues escrito está: El es EL QUE PRENDE A LOS SABIOS EN SU propia ASTUCIA.
Y también: EL SEÑOR CONOCE LOS RAZONAMIENTOS de los sabios, LOS CUALES SON INUTILES.
Así que nadie se jacte en los hombres, porque todo es vuestro:
ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el mundo, o la vida, o la muerte, o lo presente, o lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.
HECTOR SPACCAROTELLA
Río Gallegos Argentina
hectorspaccarotella@hotmail.com
www.puntospacca.net
El artículo citado es del diario español El País, de agosto de 2009.