Las piedras del camino
Uno no quiere.
Honestamente, con la mano en el corazón, no tengo ganas de pasar por esto.
Si pudiera conseguir que de ahora en más fuera cuesta abajo y en tierra llana, mejor. Mucho mejor.
Cada una de las piedras que he tenido que correr para seguir avazando han significado un enorme desgaste físico y psíquico.
Hay veces en que me miro al espejo, veo el rostro marcado con las cicatrices de cada batalla, y me pregunto si este fue el precio.
Mi esposa me dijo tiempo atrás: “deberías teñirte el pelo, lo tenés demasiado blanco para tu edad”… y me quedé pensando, si podría haber sido de otro modo, si este cabello no se ha puesto blanco prematuramente. Veo mi cuerpo y reconozco que empieza a parecerse al de mi padre en su ancianidad.
¿Es que me asusta la vejez?
No, no es eso. Es que el tiempo ha pasado, decenas de años con cada uno de sus meses, días, horas… y me pregunto si a ojos de Dios valió la pena mi transitar.
Y si a Sus criterio lo que me quede de tiempo en este mundo será suficiente para que Su proyecto en mi vida sea cumplido. Para que aquello que yo tenía que ser y hacer en esta tierra será evaluado como satisfactoriamente realizado…
A veces me encuentro corriendo contra el reloj que avanza inexorablemente. ¡No puedo detenerlo!
Quisiera pedir que por un ratito las horas pasen más lentamente, para tener la oportunidad de que el producto quede mejor terminado, el pan horneado y aderezado con el sabor y el olor que imagino que a Él le gustarán.
¡Siento que queda tanto por hacer!
¡Si solamente mis fuerzas alcanzaran, si pudieran seguir moviendo cada roca, subiendo cada cuesta, allanando cada obstáculo!
Me doy cuenta que a mi alrededor hay cientos que llegan en peores condiciones. Ya sin fuerzas, mutilados, enfermos, lisiados. Ellos se sienten morir y hasta ahora no han encontrado reposo. ¡Alguien tiene que preparar el camino!
Y es que reconozco además que tengo en mis manos las herramientas. El pico y la pala espirituales aptos para que pueda cumplir esa misión.
¿La estaré cumpliendo?
¿O he perdido demasiado tiempo sentado en bancas de templos, ajustándome a religión de hombres, respetando dogmas?
¡Cuánto hay por hacer! ¡se están muriendo!
Marcos 6:30 al 32 Los apóstoles se reunieron* con Jesús, y le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado.
Y El les dijo*: Venid, apartaos de los demás a un lugar solitario y descansad un poco. (Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer.)
Y se fueron en la barca a un lugar solitario, apartado.
HECTOR SPACCAROTELLA
Río gallegos, Argentina
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