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Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: UN LATIGO DE CUERDAS
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De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 31/12/2012 14:09

Un látigo de cuerdas

 

Mucha gente se pregunta si una mujer puede dar un mensaje, si esta habilitada para predicar, para llevar el Evangelio.

Esta pregunta genera diversas posturas, que hasta llegan a discusiones, porque hay quienes piensan que si y quienes piensan que no.

 

No se que pensas vos, pero la posibilidad de que otras mujeres me hayan hablado ha transformado mi vida.

Creo que es mucho lo que el Señor tiene que trabajar en nosotros.

 

Los hombres hemos puesto demasiadas normas, muchas reglas y decidimos qué se puede y qué no. Yo le doy Gloria a Dios por esas hermosas guías espirituales que el puso en mi camino, desde el mismo momento de mi conversión.

 

Hay un mensaje, escrito por una señora que se llama Yolanda Tamayo, no te lo voy a leer completo, pero es la palabra de una española que habla del amor.

Ella dice: “He conocido el amor, el verdadero y genuino amor, un amor sin limites que  sobrepasa todo entendimiento. Un amor que transfiere barreras, que me ciñe de un poder incomparable, que me eleva más allá de lo que nunca pude imaginar”.

Yolanda reconoce que ese amor está a sus puertas, pero ella dice: “El señor Jesús esta queriendo entrar a mi vida con todo ese bagaje enorme de amor, sin embargo, el primer trabajo que tuvo que hacer es construir un látigo, construir un látigo de cuerdas y empezar a dar latigazos a muchas cosas que tenia adentro mío, que tengo dentro mío y no son de Él.

Empezar a dar de latigazos a muchos mercaderes, a basuras que nada tienen que ver con su templo, que es mi corazón”.

 

Para que el amor de Dios pueda entrar, para que esa enorme cuota de amor que es Jesús, pueda ingresar a mi corazón. Hay mucha basura espiritual que tengo que sacar de adentro mío.

 

Por favor cuando tengamos que opinar o algo para decir, cuando tengamos que hablar sobre normas y sobre leyes pensemos que, a partir de Jesús hay una sola ley: La ley del amor que tenemos que respetar y que, muchas veces, hemos construido durezas espirituales en nuestro corazón y ellas, no permiten que el amor de Dios pueda fluir. Que esa enorme cuota de amor que Jesús nos trae pueda fluir libremente dentro de nuestro corazón.

 

Como Yolanda, también en mi caso Jesús tuvo que arremangarse, construir un látigo de sogas, de cuerdas y empezar a dar de latigazos a muchas cosas que tenia adentro mío. A muchos mercaderes que habían llenado mi corazón de basura espiritual, que impedían que ese amor fluyera.

 

Vos también igual que yo, igual que Yolanda has conocido el amor. Has tenido la posibilidad de reconocer ese sentimiento enorme que Jesús tuvo para darte. Un amor verdadero y genuino, sin limites, un afecto tan grande que apenas si podemos llegar a reconocerlo en su magnitud.

 

¡Dejémoslo entrar!, ya no pongamos barreras de hombres, porque lo único que han conseguido a lo largo de la historia es alejar a las personas de Dios.

 

Hemos construido barreras de hombres, enormes listados de leyes, de lo que se puede hacer o decir y lo que no. Hemos construido barreras que lo único que han hecho es dividirnos y separarnos.

 

Yo le doy gloria Dios, por que hubo mujeres que se animaron a romper con ese desafió de limitaciones que los hombres hemos impuesto. Y que me han abrazado con un mensaje de amor.

Yo le doy gracias al Señor, por que hay mujeres alrededor mío que han conducido mi vida, a través de un mensaje de amor que Jesús puso en su corazón.

 

Yo quiero desafiarte a que te confrontes con tanta legislación que tenes en tu corazón, con tanto legalismo que tenes un tu interior y que puedas permitir que Jesús entre a darle  latigazos a esas leyes, a esas normas para que solamente su amor pueda fluir.

Sino, como dice Yolanda: “Somos metal que resuena y cimba lo que retiñe, somos un mundo de palabras, un mundo de palabras que muchas veces estamos vacíos por dentro”.

 

¡Por favor! es tiempo de que dejemos fluir el amor, ese enorme e incomprensible amor de Jesús hacia nuestro corazón, por que si no lo dejamos brotar dentro nuestro, no tenemos nada para dar a los demás, ¡es necesario que el amor de Jesús fluya!.

¡Arremángate vos también con Él y entra a darle latigazos a la basura de hombre que tenes adentro!

 

Pero entonces, -¿te estas tirando contra una enseñanza que me han dado?-, podrás decirme. Yo no quiero apartarte de las enseñanzas que te dieron. Me gustaría que pudieras reflexionar conmigo, sobre cuanto recibiste que no estaba teñido, empapado del amor de Jesús.

 

Es que si no hay esa cuota de amor, se construye un legalismo vació que no sirve. Yolanda dice: “Cuando ese sentimiento incomprensible te aborda, sabes que nunca podrás separarte de él, del amor. Pero si por alguna razón la llama de ese fuego llega a tu vida y no ocurre nada extraordinario, entonces el tambor resuena y retiñe el platillo produciendo un constante y aburrido tintineo”.

 

Es que alguien dijo y muchas veces lo repetimos los creyentes:

Las ciudades son evangelizadas, las personas han recibido muchas veces el mensaje de salvación, casi todas las ciudades han sido bombardeadas durante muchos años por predicas y mensajes y las personas siguen sin creer.

 

¿Por que razón no crece el pueblo creyente?.

 

Por que hemos dado, durante años, un mensaje que no estaba inundado del amor de Jesús, que enarbolaba banderas de se puede y no se puede, esto está bien y esto está mal.

Hemos dado un mensaje que pone normas, que dice solamente lo correcto y lo incorrecto y ese no es un mensaje de amor, no es lo que la gente necesita.

 

Lo que la gente necesita es aprender por gracia y no por ley. Vivir inundando su corazón del amor de Jesús, por que sino, la ley es como un tambor que suena o un platillo que retiñe.

 

Como el tintineo aburrido del que habla Yolanda: “En el momento en el que tropezas con Jesús surge un idilio de difícil descripción y Él comienza a dar azotes de cuerda para que los cambistas, para que los mercaderes abandonen ese templo donde debe de morar el Espíritu Santo y, cuando todo esta medianamente limpio, saca su frasco de amor y comienza perfumar la estancia. Corona el recinto con un olor delicioso, un aroma perfecto en el cual dejas de expandir tus tristezas, tus temores deseando que todo quede envuelto por su grato perfume.

Una vez que tu vida esta limpia de todo lo que no es de Dios en tu corazón y queda inundada por ese hermoso perfume del amor de Cristo, entonces vos comensas a propagar hacia fuera una fragancia diferente, una mezcla bien conseguida de aceite de humildad, de pétalos de bondad, de resinas de paciencia, todo ese filtrado y mezclado por el alambique Divino que hace que el perfume sea único”.

 

Damos, desde hace mucho años, un mensaje de palabras, hueco, que inundó las ciudades. Estamos dando un mensaje pero, de nosotros, no emana ese perfume del amor de Cristo, por que no lo hemos dejado entrar a nuestro corazón.

 

Ese mensaje dado a nuestros jóvenes, adolescentes, adultos, a nuestros ancianos, lleno de lo se puede y de lo que no, un mensaje de normas, cargado de leyes que, lo único que han hecho es alejar a las personas de Dios.

 

Si hemos tenido el privilegio de tener un encuentro con el Perfumista Santo, si pudimos oler las rosas de Dios, si hemos podio percibir su amor, el aroma del Señor, nuestras vidas tienen que transmitir ese olor antes que nuestras palabras.

 

¡Tenemos que contaminar el aire que nos rodea con el amor de Cristo, con el perfume de Su amor!

 

El amor ajado, dice Yolanda, ajado por el mal uso y desconocido en su verdadera acepción, deja de ser atractivo cuando quienes hacemos usanzas de él, mostramos que no somos consecuentes con aquello que decimos, porque en muchas ocasiones, solamente adjudicamos un amor lingüístico a algo que, en realidad, somos incapaces de acreditar con hechos.

 

Hablamos de amor mas no lo practicamos, lo nombramos, pero es solo una cuestión de palabras, no hemos incorporado esa cuota de amor en nuestras vidas.

 

Dice Yolanda: “A Dios le sobran vendedores que intenten con soltura y atropello publicar un producto llamado amor, le sobran aquellos que repiquetean incapaces de ver más allá de sus narices pero que aún así son fieles a los ritos más elementales y a las doctrinas más básicas”.

 

Personas que cargan su boca de lo se puede y de lo que no, la llenan de enorme listas de leyes y de normas, que lo único que hacen es alejar a los demás del hermoso amor de Cristo.

 

Si, muchas ciudades han sido evangelizadas y están siéndolo otras tantas, pero con un mensaje hueco y vació que, habla de un amor que no sentimos ni trasmitimos.

Un mensaje que habla de normas y leyes, pero que no emite el verdadero y único amor que tendríamos que haber llevado hacia los otros.

 

Y entonces, Jesús tiene que arremangarse y darle latigazos a los mercaderes y cambistas que hay en tu corazón, a personas, a seres espirituales que tenes adentro tuyo, que se han ocupado de construir durezas y edificios, paredes que levantan y que dividen.

 

Es que si no logramos expulsar esas durezas y destruir ese templo vacío, el verdadero santuario del amor de Dios, no puede construirse en nosotros.

 

Dice Yolanda en el final de su mensaje: “Lo que Dios desea y lo que este  mundo necesita son seguidores del bien, humildes, frescos, repletos de cariño, de ternura, que estén dispuestos a quebrarse ante la necesidad y derramar cuanto tienen, sin miedo de quedar expuestos a los ojos siempre prestos a la critica”.

 

Anímate a dar amor y a romper las barreras de las normas, atrevete a abrazar por que, lo que las personas necesitan alrededor tuyo, es que el amor de Cristo fluya a través de tu abrazo.

 

Aliéntate a abrazar y a besar, anímate  a transmitir ese perfume de Jesús que esta en tu corazón, por que si no fluye se pudre y el olor a podredumbre no atrae a los demás.

 

La razón por la que somos solamente un puñado de creyentes en las iglesias, es por que hemos construido templos que tiene en sus puertas, enormes listas de leyes de lo que se puede y de lo que no se puede.

 

Pero falta el verdadero mensaje que es el centro del amor de Cristo, el mensaje del amor.

Tenemos que ser herramientas útiles para transmitir el único y verdadero amor.

 

Esta reflexión, no parte de alguien que tiene su vida superada, como  siempre, como cada cosa que comparto con vos, lo hago desde el dolor de haberme equivocado mucho.

 

Si yo hubiera sido fuente de ese fluir del amor de Cristo, con la suficiente transparencia, de modo que el perfume del amor de Cristo saliera de adentro mío, mi universo y entorno hubieran sido transformados, mis compañeros de trabajo, hoy, estarían abrazando igual que yo el amor a Cristo.

Pero ellos no son creyentes, mis amigos, mi familia, no son religiosos, porque no supe dar el mensaje que tenia que dar, porque di un mensaje de lo que se puede y lo que no , de lo que es correcto y de lo que no lo es, lleno de normas y de leyes, que no permitió que el verdadero mensaje de amor fuese el que fluyera.

 

Pero, ¿están mal las normas y las leyes?.Tenemos que aprender a vivir en gracia nuestra vida, sino somos solamente un metal que resuena y un címbalo que retiñe, un instrumento que esta anunciando algo que de verdad no tenemos en nuestro corazón.

 

Me encantaría que  pudieras escribirme, contándome que paso adentro tuyo, que reflexiones te merece, que tenes para decir, porque lo más hermoso, seria que pudiésemos interactuar, que lograras contarme lo que sentís y lo que no, las cosas que te pasan. Escribime a tiempodevocional@hotmail.com.

Mostrame que el Señor también esta trabajando en tu vida y que, al igual que hizo conmigo.

 

“Jesús se arremango, construyó un látigo de cuerdas y entró a darles latigazos a los cambistas y a los mercaderes que tenias en tu corazón”. 

 

Seria una gloria que así sea, aunque pasen cosas adentro tuyo que no entendes, que no terminas de comprender, permití que el amor fluya, deja que el amor del otro pueda llegar hasta vos.

 

Tenemos que ser canales de comunicación de ese enorme amor de Jesús, por que los jóvenes, los adolescentes, nuestros amigos adultos se están muriendo por que no conocen ese amor.

Ellos piensan que participar de la vida de iglesia, es ajustarse a normas y no sirve que demos ese mensaje.

Por que participar de la vida de iglesia significa compartir antes que nada un sentimiento, la cuota de amor que Jesús puso en el corazón de los otros.

Aprender a ser una comunidad espiritual es, antes que nada, regirse por normas de amor, por gracia y no por Ley.

 

En conclusión, te llenaron de palabras huecas que han ido construyendo un templo vacío dentro de tu corazón. Es que sin amor nada sirve, sino tengo amor nada de todo eso tiene sentido.

 

Bienaventurados quienes se rigen por las normas del amor del Dios, por gracia y no por ley.

 

HECTOR SPACCAROTELLA          

Río Gallegos

Argentina

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

Reflexión desarrollada e inspirada en un mensaje de Yolanda Tamayo (desde España).

 

Juan 2:13 al 17  Estaba cerca la Pascua de los judíos,  y subió Jesús a Jerusalén.

Encontró en el templo a los que vendían bueyes,  ovejas y palomas,  y a los cambistas que estaban allí sentados e hizo un azote de cuerdas y echó fuera del templo a todos,  con las ovejas y los bueyes;  también desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas;  y dijo a los que vendían palomas:   --Quitad esto de aquí,  y no convirtáis la casa de mi Padre en casa de mercado.

Entonces recordaron sus discípulos que está escrito:  "El celo de tu casa me consumirá".

 

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 10/03/2013 04:12
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