Iglesias en crecimiento
¿Vos pensás que tu iglesia crece como debería?
Si miraras hacia atrás tu congregación digamos 5 años, ¿notarías que en este tiempo hubo un crecimiento significativo?
Ahora te pido que de esas cifras que estás imaginando, descartes los miembros que ya eran cristianos y que “se mudaron” de la congregación donde estaban antes a la tuya.
Es decir que te pido que midas el crecimiento en función de los “nuevos convertidos” en los últimos 5 años únicamente.
Ahora descontá de esa cifra los miembros que se fueron en los últimos 5 años.
Vuelvo a preguntarte: ¿vos crees que tu congregación crece como debería?
¿Porqué pensás vos que tenemos tantas dificultades con el crecimiento de la iglesia local?
No sé qué respuestas me darías. Imagino algo así como: “creo que tenemos dificultades con el crecimiento porque en este tiempo en que vivimos hay muchos factores que juegan en contra de la fe cristiana. Nuestro mensaje no es algo que tenga mucha aceptación hoy en día. A la gente no le interesa que le sigamos hablando de Jesús”.
Tengo que reconocer que por lo menos en parte tenés razón.
De vez en cuando nosotros los cristianos sentimos que estamos remando contra la corriente, tratando de avanzar con el viento soplando en contra, caminando hacia arriba en la ladera de una montaña y con un clima bastante defavorable.
Sin embargo, quiero desafiarte hoy a que te des cuenta que aunque las condiciones externas fueran mejores, creo que las dificultades de crecimiento serían las mismas.
Creo que es necesario que dejemos de proyectar hacia el afuera los problemas que tenemos adentro, en nosotros mismos.
Si vos sos un lector de la Biblia igual que yo, admitirás que todo lo que necesita la iglesia para crecer ya fue provisto por Dios. Tenemos todas las herramientas necesarias. El verdadero problema (y por eso es que te pido que nos miremos hacia adentro) es que no hacemos uso de esas herramientas.
Tratamos de hacer las cosas a nuestro modo, usando nuestras propias fuerzas y métodos.
Todo creyente comprometido y todo líder de iglesia quiere ver el evangelio de Jesús avanzar en el mundo. Y para ello la iglesia de Jesús debe crecer. Sin embargo, vemos en muchos lugares que el Evangelio no avanza como nos gustaría. Seguro que conocemos algunas de las causas de esto, pero la verdad es que sólo Dios sabe el porqué total. Avivamiento y crecimiento, a fin de cuentas, son realidades que pertenecen a su divina soberanía.
Hemos aprendido también que no somos capaces de convencer a nadie intelectualmente de iniciar su proceso de conversión.
No somos nosotros. Nada podemos hacer sin el Espíritu Santo abriendo el camino delante nuestro.
Y aunque los seres humanos no seamos capaces de “generar” con nuestros esfuerzos la conversión de gente a Cristo, sí podemos obrar de maneras más o menos útiles al Señor en cuanto al cumplimiento de la Gran Comisión.
Hay maneras de vivir la vida cristiana y vivir la vida de la iglesia que favorecen o desfavorecen el crecimiento del Reino de Dios. Existen iglesias que parecen ser auténticos “multiplicadores” de nuevos creyentes y nuevas congregaciones y, por el contrario, existen otras que sufren un estancamiento arraigado.
Si vos ves igual que yo que esto es así, me gustaría que pudiéramos encontrar algunos porqués.
¿Tiene que ver con el carisma del pastor?
¿Tiene que ver con un liderazgo activo?
¿Es un tema doctrinal?
¿Es que que algunas congregaciones parecen mirar solamente hacia adentro?
¿Es una cuestión de métodos, de estrategias?
¿Qué características tienen las iglesias que crecen que no tienen las que no crecen?
años atrás tomé contacto con una organización cristiana llamada Bio Iglesia, que cree en el principio de que una iglesia sana, igual que una planta sana, inevitablemente crece. Ellos estudiaban cuáles son los elementos necesarios para el “desarrollo natural de la iglesia”. Esta organización tuvo su génesis precisamente en el seno de esta inquietud: ¿En qué se diferencian las iglesias en crecimiento?
Pero en vez de quedarse satisfecho meramente con afirmar algunas posibles “verdades” sobre el tema, dos creyentes, Christian A. Schwarz (un teólogo y estudioso del “iglecrecimiento”) y Christoph Schalk (un estadístico) emprendieron hace un poco más de 20 años el estudio más amplio que jamás se ha hecho sobre el tema.
Entre los años 1994 y 1996 su “Instituto para el Desarrollo Natural de la Iglesia” llevó a cabo un proyecto de investigación mundial que analizó a fondo las causas del crecimiento de iglesias, encuestando a más de 1000 iglesias en 32 países. Los resultados de este proyecto de investigación se presentan en el libro Desarrollo Natural de la Iglesia: Ocho características básicas de una iglesia saludable. (Lo he rastreado y está disponible para su descarga en varios sitios de internet)
No es un libro fácil de conseguir en papel, por lo que te pido que me permitas trabajar un poco las ideas que ellos proponen a partir de su investigación.
Pero finalmente, ¿Cuál fue la conclusión de este estudio? Sencillamente la siguiente: Dios ha puesto en la naturaleza de la propia iglesia la capacidad de crecer y multiplicarse siempre que tenga salud.
Desde el punto de vista que ahora empezamos a analizar, la tarea de “hacer crecer” la iglesia se convierte en la necesidad de concentrar el esfuerzo en fomentar la salud de la iglesia.
Se convierte en el trabajo de sanar las “enfermedades” de la iglesia que están bloqueando o por lo menos haciendo más lento su crecimiento.
Se trata de hacer lo necesario para asegurar que la iglesia tenga esas cualidades que Dios quiere que tenga.
Mateo 12:33 O haced bueno el árbol y bueno su fruto, o haced malo el árbol y malo su fruto; porque por el fruto se conoce el árbol.
Palabras que en mi Biblia están escritas en rojo, porque fueron pronunciadas por Jesús. Él dijo una vez dijo que si el árbol es bueno, su fruto será bueno. La intención no es producir fruto a la fuerza.
En lo que tenemos que preocuparnos es en que nuestra iglesia sea sana, de buena calidad, y el fruto se producirá por su propia cuenta – según la soberanía de Dios.
Como te decía, luego de trabajar con 1000 congregaciones en 32 países, los creadores de la organización de bio-iglesia llegaron a la conclusión de que hay ocho bases importantes en las que debe apoyarse una iglesia sana para obtener crecimiento. Me gustaría hacer una breve descripción de estos principios de modo que pudiera motivarte a comenzar vos mismo a profundizarlos, buscando el sano desarrollo de tu congregación.
No te asustes con los nombres, que son relativamente abstractos:
1) LIDERAZGO CAPACITADOR
2) MINISTERIO SEGÚN DONES
3) ESPIRITUALIDAD FERVIENTE
4) ESTRUCTURAS FUNCIONALES
5) CULTO INSPIRADOR
6) ACTIVIDADES DE PEQUEÑOS GRUPOS
7) EVANGELISMO SEGÚN LAS NECESIDADES
8) RELACIONES AFECTIVAS.
Estas son las llamadas “ocho características cualitativas de las iglesias en crecimiento”.
Veamos en pocas palabras cada uno de estos ocho principios. Estoy seguro que a medida que vayamos avanzando comenzarás a asociar lo conversado con lo que pasa dentro de las paredes espirituales y físicas de tu congregación.
La pregunta con la que comencé a compartir con vos este día era: ¿Vos pensás que tu iglesia crece como debería?
Si la respuesta es “no”, y te estás preguntando qué podrías hacer para ver a tu iglesia progresar, crecer y dar frutos, la respuesta es: ¡es tiempo de contribuir a que cada una de estas ocho características se desarrolle más plenamente en tu congregación!
Ninguno de estos ocho pilares debe ser descuidado.
¿Estás listo para que comencemos con el estudio? Lo que estoy desarrollando de aquí en más es un resumen de los ocho principios para el crecimiento sano propuestos por bio-iglesia.
1) Liderazgo capacitador
Me llamó la atención el título. No dice “liderazgo capacitado” sino “capacitador”.
“Capacitado” creo que es el estilo más frecuente; hay un lider que es muy brillante, tiene muchos dones y una gran visión de futuro. Y este líder necesita voluntarios que le ayuden a convertir SU PROPIA VISIÓN en realidad tangible. ¿Me explico?
Lo que hace el líder (que puede ser el pastor) es transmitir a su gente las herramientas necesarias para que la visión pueda llevarse adelante.
El resto de los miembros de la comunidad espiritual se entusiasman, sirven y colaboran entusiasmados al líder visionario para realizar los sueños de su vida.
La propuesta es completamente al revés. No tratar de aumentar el poder del líder para que se vuelva cada vez más poderoso y peligrosamente indispensable, sino todo lo contrario, lo que debería buscar ese líder es ayudar al resto de los cristianos a desarrollar mayores niveles de responsabilidad según el plan de Dios.
El líder equipa, apoya, motiva, aconseja y orienta a cada uno de los miembros para que se conviertan en todo lo que Dios quiere que sean.
Muchos de estos miembros es posible que al desarrollar su potencial con la ayuda del Espíritu Santo, se vean motivados a apartarse del camino propuesto por el líder. Esto es maravilloso y plenamente aceptado porque se comprende que Dios tiene un llamamiento único para cada individuo.
Hay algo impresionante. La gente de bio-iglesia dice que en las encuestas que llevaron adelante, la mayoría de los pastores y líderes que alcanzaron las puntuaciones más altas en este punto son apenas conocidos fuera de la congregación.
Sin embargo ellos proporcionan principios básicos de liderazgo más útiles que la mayoría de las “super estrellas” espirituales mundialmente conocidas.
El modelo “super-estrella puede ser una traba para el crecimiento de la iglesia.
¿Conclusión de este primer punto? ¿Hay una super- estrella en tu comunidad espiritual? ¿alguien indispensable sin el cual todo se vendría abajo? ¿alguien que todos esperan que predique, que todos esperan que de la clase bíblica, que todos esperan que ministre a los enfermos y a los matrimonios en crisis, o trabaje con los jóvenes y adolescentes?
Si la respuesta es “si” es una pista segura de que algo no está funcionando como debiera.
2) Ministerio según dones:
La base de esta propuesta es que cada uno de nosotros reconozcamos los dones que Dios nos dio. Él ya decidió quien de nosotros seríamos la persona ideal para qué ministerio.
Cuando vivimos según nuestros dones espirituales ya no trabajamos con nuestras propias fuerzas, sino que el Espíritu Santo trabaja con nosotros. Eso es lo que pasó a lo largo de la historia de la Iglesia, y eso es lo que sigue pasando hoy en día. Personas normales, comunes y corrientes que realizan obras extraordinarias.
La mayoría de las personas o bien no están trabajando en ningún ministerio o trabajan en uno que no corresponde con sus dones, porque había una necesidad que cubrir y “le tocó a fulanito”.
Y hay también una pregunta que flota en la mente de 8 de cada 10 personas: ¿cuáles son mis dones?
La tarea más importante de los líderes es ayudar a la gente a descubrirlos. Es bastante sencillo si pensamos en qué es lo que hacemos bien y disfrutamos mucho haciendo.
La ubicación de un cristiano en la posición y la tarea justa tendrá resultados increíbles y extraordinarios.
No hay factor que influya más en el sentimiento de gozo al vivir la vida cristiana que vivirla conforme a nuestros dones espirituales. Las personas son más felices, más eficientes y tienen más energía en ser consecuentes porque sirven en aquello que sienten que fueron llamados por Dios.
3) Espiritualidad Ferviente
Lo más importante no es la forma en que nuestra espiritualidad es expresada, sino el hecho de que la fe sea vivida con compromiso, pasión y entusiasmo.
Ese fervor, esa pasión espirituales, constituyen el aspecto que diferencia las iglesias en crecimiento de las que no crecen.
Esto también nos enseña que no son importantes los métodos. Cuando la fe está en ebullición en nuestros templos y fuera de ellos, cuando el fervor espiritual ha constituido la causa de la vida de las personas, la iglesia experimentará éxito con muchos métodos distintos.
Por otra parte, en aquellas comundiades donde ese entusiasmo están ausentes, los mejores métodos ya probados y demostrados no servirán de nada. A decir de Bio-Iglesia, serán como tener el mejor auto en la puerta, el más potente y lujoso, pero sin nafta. Con el depósito de combustible vacío. ¿De qué sirve?
4) Estructuras Funcionales
Todas las organizaciones humanas se rigen por normas estructuradas por hombres. Y por un paquete de creencias que se aceptan como válidas.
Lo que te propongo es algo controvertido, que trae más de un dolor de cabeza a quienes se animan a desafiar el “status quo” existente.
Por ejemplo, un grupo de mujeres en mi iglesia preguntó “¿porqué una mujer no puede ser diaconisa en nuestra denominación? Una pregunta fuerte, sobre todo porque en la Biblia aparecen figuras de diaconisas cuyo papel en la Iglesia del siglo I fue muy importante.
¿cuál es la razón por la que no hay? Un dogma. Una ley hecha por hombres, que debe ser cuestionada y modificada en caso que se vea que no es funcional.
El criterio más importante para las formas y estructuras de la iglesia no son nunca un fín en sí mismas, sino sólo un medio para un fín. Todo lo que no resulte funcional, debe ser cuestionado. Estructuras de liderazgo duras e inflexibles, horarios de culto inadecuados, programas en medios de comunicación que no están bien producidos o que no llegan a la audiencia en forma efectiva y muchos otros ejemplos).
Lo que no está siendo funcional debe desecharse. Esto evitará caer en tradiciones, rutinas y rituales que se siguen desde hace mucho tiempo y que ya no son útiles o eficientes.
Cuestionarse cuando alguien dice “Aquí siempre se hizo así”.
Las personas nos volvemos más tradicionalistas y rutinarias a medida que nuestra edad avanza. Y lo mismo pasa con las organizaciones humanas. El tradicionalismo implica que las formas y los estilos deben seguir exactamente igual a como las hemos conocido hace años, y como las conocieron los ancianos, y como se viene haciendo de generación en generación.
En una sociedad tan enormemente cambiante tenemos que estar revisándonos permanentemente. El seguir una tradición es una de los factores más importantes y que más influye en la falta de crecimiento y de nutrientes saludables en una conregación.
5) Culto inspirador
Muchas veces a lo largo de estas reflexiones cuestioné la forma de nuestros cultos. ¿Porqué la estructura que se repite en una y otra iglesia? Una primera parte de aproximadamente una hora que incluye un devocional, canciones de alabanza y adoración, espacio para ofrendas y diezmos y luego una segunda parte en la que se ministra la Palabra a través de una prédica.
Hoy me pregunto si el cambiar esta forma es lo importante.
Hay quienes adoptan ciertos modelos de culto de otras denominaciones pensando que traen un aire fresco que aporta al crecimiento.
Desde el punto de vista del crecimiento de la iglesia, las investigaciones y encuestas de las que hemos hablado antes, llevadas a cabo en 1000 congregaciones de 32 países, nos llevan a darnos cuenta que no es importante si:
- Los cultos están direccionados a creyentes o no creyentes.
- Si se celebran con un lenguaje espiritualizado o evangélico.
- Si se habla o no en lenguas en voz alta.
- Si las alabanzas están apoyadas en coros tradicionales o música cristiana moderna.
- Si se establece un bosquejo previo al culto sobre qué canciones cantar y en qué orden, en qué momento cantarlas, la estructura de la predicación, etc. O si todo es más espontáneo.
A los ojos de Bio-Iglesia, ninguno de estos aspectos son importantes ni decisivos en el crecimiento de la iglesia.
En cambio parece ser que el criterio clave es otro:
¿Es el culto una experiencia inspiradora para aquellos que participan?
¿Cuáles son los comentarios de la gente a la salida de un culto de domingo? La propuesta es escuchar cuántos dicen “estuvo bueno”, “me gustó”, “Dios habló conmigo hoy”
Hay muchos de ustedes que pueden pensar que esto que digo no tiene nada que ver con el cristianismo. Sin embargo te animo a abrir tu mente y preguntarte porqué.
Todavía hay personas que creen que asisten al culto porque es “un deber cristiano”. Porque Dios se enojará si no lo hacemos. Estos creyentes no asisten porque la experiencia es tan buena para sus vidas que “no se la perderían por nada del mundo” sino por cualquiera de muchas otras razones que tienen que ver con el deber más que con el placer.
Algunos incluso creen que deben soportar pacientemente un culto aburrido y poco edificante, que no les aporta nada espiritualmente hablando, porque necesitan asistir para tener derecho a la bendición divina.
Un pastor de la ciudad donde vivo me dijo tiempo atrás que “un día el Espíritu Santo va a dejar de asistir a nuestras iglesias y no nos vamos a enterar, ya que nunca le damos lugar a que actúe”.
6) Actividades de pequeños grupos
No estoy apoyando o mostrando posición alguna respecto de la estructura celular, que muchas congregaciones han adoptado en este tiempo, basadas en un modelo propuesto por David Yonggi Cho de Corea y por el pastor Cesar Castellanos de Colombia.
El ladrillo que yo creo que fue la piedra inaugural del movimiento celular en latinoamérica fue un libro que descubro que muy pocos han leído, escrito por el pastor Castellanos en 1999. “Liderazgo de éxito a través de los 12”. La versión que yo tengo, del año 2000 fue publicada por editorial Vilit.
De aquella propuesta inicial, basada en la estructura de discipulado que usó Jesús, (formar doce personas que a su vez formarían otras doce cada uno y así generar un crecimiento geométrico) ha habido mucha distorsión, lo que creo que en muchos casos ha hecho la iniciativa de crecimiento celular ineficiente. Vemos iglesias que han adoptado esta estructura y que no tienen un crecimiento significativo a lo largo de los años. Vuelvo a decir que creo que no se están aplicando los principios por desconocimiento de la propuesta inicial de Castellanos.
Con la estructura celular o no, lo cierto es que la estadística muestra que las iglesias que crecen han desarrollado un sistema de grupos pequeños donde los cristianos pueden encontrar una íntima comunión, ayuda práctica a las situaciones cotidianas y una profunda interacción espiritual.
Mi experiencia personal en estos grupos pequeños me aportó buenos amigos, gente que a lo largo de los años mantiene conmigo un vínculo afectivo, también la oportunidad de lectura y discución de textos bíblicos y la oportunidad de poder aplicarlos a mis problemas cotidianos.
También encuentro en mi experiencia personal importante crecimiento en grupos temáticos, como “de matrimonios”, “de jóvenes”, “de personas que luchan con el sobrepeso”, etc. Estos encuentros semanales son altamente nutritivos en lo espiritual para los participantes pero también aportan interés para que personas que no forman parte de la congregación comiencen a participar, sin el trato impersonal que muchas veces representa un culto en un templo con 300 personas o más.
7) Evangelismo según las necesidades
¿Quién tiene dudas sobre la importancia del evangelismo en el crecimiento de la iglesia?
Aquella tarea encomendada por el mismo Jesús a todos nosotros, de compartir su Evangelio para atraer a las personas hacia Él, este proceso de enseñar que hay un único camino hacia el Padre, está sellada a fuego en el corazón de cada cristiano… o debería estarlo.
Hay personas que piensan que el objetivo ante un no creyente es hacerlo hacer su oración de fe y nada más. Y hay que conseguirlo cueste lo que cueste, aún usando métodos poco ortodoxos. Todo vale para que el otro llegue a entregar su corazón a Cristo, aunque solamente se trate de repetir una oración que no entiende o cuyo significado espiritual nadie le explica adecuadamente. ¿Pero qué pasa después? ¿Cuál es el paso siguiente?
Claro, esta actitud manipuladora que utilizan muchos evangelistas hace que mucha gente rechace la palabra “evangelismo” o se niega a asumirla como un ministerio cristiano.
Claro que un método agresivo o manipulador de evangelismo no contribuyen al crecimiento de la iglesia.
Pero claro que no es esa la única forma. Si vemos la forma en que funcionan los ministerios de puertas afuera de las iglesias que están en crecimiento, notaremos que la tarea de abordaje y acompañamiento del nuevo creyente pasa por compenetrarse con las necesidades del otro, escucharlo y no juzgarlo, responder a las preguntas profundas como su misma vida que la persona trae y comenzar a construir las respuestas a esas lógicas preguntas a través de Cristo.
Empatía lo llaman en psicología. Ponerse en la piel del otro, tratar de sentir lo que el otro siente y comprenderlo. Ese parece ser el verdadero camino para que la persona abra su corazón a Jesús y permita que Él lo llene.
8) Relaciones afectivas
El ver las iglesias en crecimiento, nos enseña además que gran parte de las razones por las que una persona termina integrándose en una iglesia y quedándose a crecer en ella, son las relaciones afectivas, los lazos intervinculares de corazón a corazón que se tejen hacia ella en el momento del ingreso.
¿con cuánta frecuencia se invitan unos a otros a comer o tomar un café fuera del templo?
¿Hay una predisposición a elogiar el trabajo y el esfuerzo del otro o de buscarle cuál fue el error para criticarlo y echar abajo lo que intenta hacer y los cambios que trata de imponer a su vida?
¿En qué medida el pastor es consciente y da un seguimiento de cerca a los problemas personales de los miembros de la congregación?
¿Cuánto se ríe la gente en la iglesia? ¿son más los que ríen que los que tienen tristeza y cara de pocos amigos, o es al revés?
De acuerdo a cómo respondas a estas preguntas, podrás tener una visión más o menos clara de cómo está el vínculo afectivo entre los miembros, pieza fundamental en el rompecabezas que permite construir la pirámide de crecimiento de la congregación.
Si tengo que contarte a partir de mi experiencia personal, creo que los abrazos, el saludo de bienvenida, la preocupación por los problemas del otro, el construir relaciones interpersonales fuera del templo, el ofrecimiento de ayuda, son factores VITALES en el crecimiento de la congregación. Claro que estos elementos es posible que no aparezcan en los manuales de “iglecrecimiento” escritos por los que se preocupan por estos temas.
El amor sincero (ágape y no eros) provee a la iglesia de un poder magnético mucho mayor que el de todos los esfuerzos de marketing que puedan realizarse.
Me gustó esta definición que encontré en un libro de bio-iglesia:
“En el mejor de los casos, promocionar a las iglesias con técnicas de marketing se puede comparar con las flores artificiales”.
¡Cuánta razón!
Unos días atrás fui a comprar flores para regalar a una amiga que cumplía años. Entré a la florería y me quedé enamorado de unas hermosas y enormes flores amarillas y anaranjadas.
En la medida que me fui acercando la vendedora me miró sonriente y me dijo: “¿le gustan? “Son chinas”.
En esos segundos pensé que una planta natural no podría viajar desde China y mantenerse fresca. Me acerqué y no tenían olor… eran artificiales.
Las flores articificiales pueden parecer engañosamente reales, pero no tienen olor.
Sin embargo el amor auténtico es como una flor natural, producto y fruto de una planta. Esparce esa misteriosa fragancia que pocos pueden resistir.
Creo que pude construir un breve resumen de los ocho principios para el crecimiento que propone bio-iglesia.
Quisiera hablar como cierre del ejemplo de una planta, que me parece bien gráfico.
Desde el momento en que es plantada, necesita de cuidados para mantenerse sana y en crecimiento. Protegerla del viento y de los animales, proveerle agua fresca, hacer una canaleta para que el agua no se derrame, ponerle abono y buena tierra negra, cuidarla del frío o del excesivo sol… o de las plagas.
¿Cuáles de estos cuidados podrías descartar? Absolutamente ninguno. Todos son indispensables para el crecimiento saludable de la planta.
Lo mismo pasa con nuestras iglesias. Estos ocho factores son todos indispensables y no podemos prescindir de ninguno si queremos lograr una congregación saludable y en crecimiento constante.
Marcos 4:26 al 29 Decía también: El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra, y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe.
La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro en la espiga.
Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega.
Esta parábola muestra explícitamente lo que las personas pueden hacer y lo que deberían hacer como miembros de la Iglesia de Cristo. También muestra lo que NO pueden hacer.
Pueden sembrar y recoger; pueden dormir y levantarse. Sin embargo, lo que no pueden hacer es traer fruto.
Ocupémonos de mantener la plantita, que es la iglesia, saludable y vigorosa. Utilizando los ocho principios que propone bio-iglesia estoy seguro que podremos lograr el objetivo. Y de “los frutos” se ocupará el Señor.
HECTOR SPACCAROTELLA
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