PERO REHUSÓ A DARSE POR VENCIDO
Tenía pocas posibilidades y parecía que nadie creía en él. Pero sin importar lo que los demás dijeran o sus circunstancias, Él tenía muchos sueños y aspiraciones, pero sobre todo creía en ellos y sabía que podía llegar lejos.
Todos los días se miraba frente al espejo e imaginaba lo que quería ser. Luego se repetía: “¡YO LO LOGRARÉ, YO PUEDO! ¡DIOS ME AYUDARÁ, CON QUE ÉL CREA EN MÍ Y YO EN ÉL, ME BASTARÁ!
Siguieron los años pasando. Ahora es un hombre el muchacho. Se ha convertido en lo que deseaba, ahora es respetado, admirado y adinerado. En su casa no falta el pan, es feliz con su familia. No ha perdido la humildad y a veces se torna tímido.
Muchos le preguntan, quieren conocer el secreto de su éxito. Él, sonriente les dice:
¡CREE EN DIOS, CREE EN TI, NO ESCUCHES A LA VOCES QUE INTENTARAN DESANIMARTE Y DETENERTE; PERO MÁS AÚN, NUNCA RENUNCIES A LO QUE SABES QUE ES TU DESTINO, QUE ES TU SUEÑO!
Autora: Brendaliz Avilés