PEDIR Y DAR EN EL MATRIMONIO
Hay mucho que queremos y no obtenemos de nuestros matrimonios. Nuestras relaciones de pareja no son perfectas y quisiéramos recibir más…
Pero para recibir hay que aprender a pedir, procurar que la relación sea como de amigos, en las que nos escuchamos y hablamos las cosas. Debemos dar y escuchar si queremos ser recibir y ser escuchadas. Si lo logramos disfrutaremos más de nuestra relación.
Hombres y mujeres necesitamos sentirnos amados, ambos buscamos amor en la pareja. Las mujeres lo sentimos como primordial, pero no es algo exclusivo de nosotras.
Al igual que la mujer, el hombre necesita sentirse respetado, el hombre cuando llega a su casa necesita también sentir que hay alguien que lo espera y que lo considera importante y digno de atención, la misma que como mujeres pedimos.
Matrimonio y amistad:
Una de las claves que pueden ayudar es una relación de pareja o matrimonio es ser “buenos amigos”, valorando y respetando las necesidades de ambos, pensando siempre en “lo que es importante para ti, es importante para mí” y de esa manera, ambos puedan sentirse amados.
Es muy importante hablar, pedir, comunicar, pero es igual de importante dar y escuchar. La mujer por naturaleza se dedica a su hogar, al cuidado de la casa, de los hijos, que la comida esté preparada… pero muchas son las veces que pensamos que todo eso es suficiente, pensamos muy constantemente “doy todo de mí y a cambio no recibo nada”.
Es posible que al comienzo de la relación no lográsemos establecer los derechos y obligaciones que tendríamos cada uno dentro de la pareja o matrimonio; sin embargo nunca es tarde para poner en práctica las acciones “mágicas” que pueden salvar un matrimonio en lugar de dejar que este se deteriore:
La comunicación es una de ellas, pero hay que mantener presente que la comunicación no es lo mismo que discutir y pelear, muchas veces queremos ser escuchados con ataques verbales, con insultos y ofensas que sólo agravan una situación que puede tener arreglo si ambos hacemos uso de la paciencia, tolerancia y sobretodo, poniendo de manifiesto el deseo de mantener a la familia unida.
Es importante escuchar para ser escuchadas y es igualmente necesario para trabajar juntos y resolver los problemas, comprometerse ambos para que los dos se sientan satisfechos con la posible solución al conflicto sin que ninguno de los dos se sienta presionado a aceptar el punto de vista del otro. Muchas son las “brechas” que conviene cerrar antes de que se conviertan en un abismo imposible de sortear. Si en lugar de pensar, “si no me habla, yo tampoco lo haré” y dejan pasar los días sin acercarse el uno al otro, sin buscar la total reconciliación, sin “reparar” la ofensa emocional para tratar de remover los sentimientos de enojo escuchar y hablar para no construir un muro de silencio y resentimientos.
El matrimonio es nuestro santuario, donde las dos partes comparten los mismos derechos y las mismas obligaciones, haremos de nuestra casa “el mejor lugar del mundo” compartiendo y respetando los gustos y preferencias del otro; no porque a ti te gustan las rosas, a tu pareja no le pueden gustar las lilas, descubramos juntos las necesidades de ambos, el afecto físico, palabras de aliento y apoyo, ayuda en las tareas del hogar, sin olvidarnos que pasar buenos momentos juntos, también es importante.
Si nos empeñamos en aprender a pedir y a dar disfrutaremos de una vida en pareja agradable y duradera.