La palabra “songo” o “zongo” (desconozco la grafía) la escuchaba con frecuencia en el barrio donde me crié y en el pueblo donde pasaba largas temporadas cuando era niña. Quería decir hacerse el tonto, o el sordo.
Buscando en el Diccionario panhispánico de dudas me aparece por similitud la explicación del significado de “zonzo” o “sonso” (*), posiblemente “songo” sea una variante incorrecta que se daba en mi entorno, aún así, es la que usaré.
Una persona sorda es la que tiene problemas de audición, eso está claro.
Una persona que se hace la songa es la que, aún oyendo a la perfección, disimula porque no le interesa lo que oye, mira para otro lado y, siendo inteligente, no lo parece.
Actuando así no tiene que dar respuesta ni cumplir con la responsabilidad que le toca.
De igual manera, en cualquier circunstancia de la vida rutinaria común a todos los mortales, el creyente songo va eligiendo del mensaje del evangelio lo que, mirándose a sí mismo, más provecho le puede producir desoyendo todo lo demás que le comprometa con Cristo y su Iglesia.
Decide practicar la vida cómoda. Está presente pero de brazos cruzados. Anhela las bendiciones que Dios otorga y señala con el dedo los fallos que los demás comenten.
No hay peor sordo que el que no quiere oír, dice el refrán, yo digo que es peor ser songo que sordo.
Esta actitud enfermiza es grave siempre y cuando los días pasen y no aceptemos que la padecemos.
Sin embargo, cuando somos conscientes de sufrir songuera y aceptamos que este mal espiritual vive en nosotros, podemos presentarnos ante nuestro el Señor y pedirle que nos ayude a sanar.
Sanar viene a ser comprometerse. Comprometerse significa ponerse manos a la obra. Ponerse manos a la obra es sinónimo de estar dispuesto. Estar dispuesto resulta agradable a los ojos del Señor.
(*) zonzo-za. ‘Tonto o soso’. Esta voz de origen expresivo surgió en el siglo xvii y fue frecuente en España hasta principios del xix. A partir de entonces desaparece del uso general de España, pero continúa plenamente vigente en el español de la mayor parte de los países americanos: «A esa hora el calor lo pone a uno medio zonzo» (Flores Siguamonta [Guat. 1993]). Es también válida, aunque algo menos frecuente, la forma sonso, variante meramente gráfica en América, donde el seseo iguala la pronunciación de ambas formas: «Haciéndose el sonso averigua qué se traen con todo eso» (Puig Beso [Arg. 1976]). Las formas correspondientes del sustantivo son zoncera y sonsera (‘tontería’).