CUANDO LA MUJER GANA MAS
Este tema esta muy en boga y se han hecho varios estudios sobre el papel del dinero en las relaciones de pareja y su conclusión es clara: mientras el papel de la mujer avanza en el terreno profesional y económico (no sin dificultades: el 80% cree que las mujeres sufren discriminación laboral por ser madres, para una gran mayoría de mujeres su rol en la pareja sigue funcionando según los parámetros “más anticuados”. Es el hombre quien ejerce el poder y está legitimado socialmente para ello, independientemente de la aportación femenina al conjunto de los ingresos familiares. “El hombre sigue siendo el pagador social, el que saca la cartera y paga la cuenta en el restaurante”. “Quizás ya no está mal visto que la mujer pague la cuenta, pero el hombre mantiene mucha centralidad sobre el dinero” La relación de las mujeres con el dinero ha sido extraña: ni cuando heredábamos era nuestro, casi pasaba del padre al marido”.
Todas las mujeres con mayor visibilidad profesional y económica que sus maridos que han sido consultadas para hacer esta información han pedido mantener el anonimato por respeto a su marido, “para que él no aparezca como un títere a mi sombra”, cuentan. Aunque él sea ingeniero aeroespacial. Es decir, socialmente no vale decir que “detrás de una gran mujer, hay un gran hombre”, porque nadie se lo creería. Socialmente es más fácil hacer burla del hombre si no parece más poderoso que ella.
Cuando la mujer tiene más ingresos que el hombre, normalmente disimulan los dos, incluso hacen esfuerzos para esconderlo”.
En una de sus investigaciones, entrevistó a una ingeniera que dejó su trabajo para montar su propia empresa. “Lo que tardó en reconocer es que su motivación era que su marido, economista en paro, podría tener un empleo”.
En el colectivo de mujeres empresarias y emprendedoras, es habitual que se produzcan situaciones como esta. En una cena reciente: ocho mujeres, de entre 35 y 50 años, alrededor de una mesa. Una dice: “Mi marido...”, y provoca la reacción inmediata: “¿Cómo, aún tienes marido?”. Todas las demás están, cuando menos, separadas. “El éxito profesional de la mujer todavía desestabiliza de tal manera a la pareja que en muchas ocasiones la consecuencia directa es el divorcio”,
Recuerda un estudio realizado hace unos años por Esade entre mujeres empresarias, en el que el 70% de ellas estaban separadas. “Ha crecido mucho el número de mujeres creadoras de empresa o autónomas, pero perviven las dificultades de pareja cuando ella es la triunfadora”.
“Las mujeres sumisas y dependientes económicamente no se separan. Pero algunos hombres no pueden aguantar la posición de independencia de ellas”. “La mayoría de los hombres no ha madurado para tener una relación igualitaria”.
Muy pocas veces las mujeres reconocen públicamente los problemas de pareja que les ha causado su ambición profesional. Y tampoco existen datos sobre las relaciones económicas y de poder que se establecen dentro de la pareja “
Queremos darle un valor cualitativo: para ver cómo son de desigualitarias económicamente las familias por dentro. Ahora se considera la unidad familiar como un presupuesto único, pero en la realidad los ingresos de una familia no son igualitarios ni favorecen a todos sus miembros por igual.
Tampoco es fácil buscar correlaciones, porque en general en la sociedad la mayoría de los hombres gana más (alrededor del 25%) que las mujeres, y aunque el paro en esta crisis se ha cebado más en sectores tradicionalmente masculinos, aún hay más hombres empleados que mujeres... Pero se están creando situaciones nuevas, la mayoría de las familias necesita dos ingresos”.
Un diagnóstico de la evolución de la mujer en la sociedad y en la pareja en el siglo XXI. La mujer ha sido activa en los cambios de su papel en la sociedad. Y ahora quiere cambiar su rol dentro de la pareja, una relación diferente, de cooperación creativa. Pero ellos se resisten, la mayoría no abandona por iniciativa propia los privilegios. Y si quiere cambiar al hombre con el que vive, tiene que estar recordándoselo todo el rato, le toca ser regañona. Si no, o bien asume el rol antiguo o se queda sola. O peor, también existe el peligro de que asuma el rol tradicionalmente masculino y se vuelva prepotente con su marido.
En el ámbito privado, de la pareja, es donde el rol de la mujer es más desigualitario, porque es donde tenemos más interiorizada la cultura milenaria de la mujer buena y pasiva, lo que llevado a extremos se convierte en la idea de posesión implícita en la violencia de género.
La violencia doméstica es el caso más evidente de cuestionamiento del poder masculino.
Años atrás, muchas mujeres con ambición profesional se veían abocadas a sacrificar por ello la creación de una familia.
Paso de ese miedo a quedarse solteronas, a superar el estigma de culpabilidad creado por una educación en el servilismo hacia los hombres. Han pasado años, y algo sí hemos avanzado en la educación sentimental.
Pero hace apenas unas semanas, el International Herald Tribune aún se preguntaba: ¿están condenadas a la soltería las mujeres ambiciosas?
Esto no se arregla en dos generaciones. Faltan muchos años de educación, de madurez de los hombres para llegar a la pareja igualitaria. Cuando el marido le regala un brillante ella está encantada, ¡eso no tiene nada que ver con el feminismo! Pero si ella le regala un coche, a él todavía le baja la autoestima.
Es un tema de madurez de género.
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