¿Por qué son tan complicadas las relaciones entre hermanos?
Que ya sé que si se conocieran en la calle muchos hermanos no acabarían siendo amigos, ni siquiera tendrían relación entre sí. Pero la relación familiar tiene otros ingredientes diferentes a los de la relación de amistad.
Los hermanos han compartido cierta historia familiar común, aunque sea por haber vivido bajo un mismo techo con los mismos padres. Es lo que se llama tener un sentimiento de pertenencia, de vinculación a una familia, tener las mismas raíces. Pero es un sentimiento de vinculación afectiva que no todos los hermanos sienten de la misma manera ni con la misma intensidad. Los que de niños han compartido más vivencias, de adultos tienen más que les une.
Hay quienes han vivido menos tiempo en casa porque se marcharon al cumplir los 18, quienes tuvieron más relación con la madre y/o el padre que los demás hermanos, quienes fueron tratados por sus padres con más severidad, sobre todo los hijos mayores, quienes recibieron una educación más protectora que los hijos menores y quienes pasaron más desapercibidos por estar en medio.
Siempre digo que los padres no educan a cada hijo de la misma manera, porque no les pilla en el mismo momento de la vida (más estrés, dificultades de pareja, depresión) y, por tanto, no tienen ni la misma paciencia ni el mismo temple con todos. Y esto se nota en la forma de ser de cada hijo. Cada hermano tiene su carácter que puede no sintonizar con el de su hermano.
Los hermanos arrastran prejuicios desde la infancia acerca de los otros hermanos (ése el niño mimado, aquel es un mentiroso, ella la de “mala baba”, él un manipulador) de los que resulta difícil desprenderse aunque en la vida adulta se haya cambiado. Esto influye para relacionarse con mayor o menor soltura entre sí, en si hay ganas de conocerse como se es ahora, en el presente. Si tenemos poco en común, no me molestaré en saber cómo eres.
Simplificando las cosas, hay problemas de relación entre hermanos según la historia vivida juntos en la infancia, los prejuicios que se tengan del otro y las ganas de conocerse y tener trato ahora.
¿Qué hacer? Las relaciones no se pueden forzar, los afectos tampoco. Cuando existe poco trato entre los hermanos hace que el sentimiento de pertenencia a una familia se vaya diluyendo y es terreno abonado para la persistencia de prejuicios y malentendidos entre ellos. O hay trato o poco se puede hacer.
Y salvar lo que se pueda salvar. En unos casos, el contacto telefónico, en otros la reunión esporádica para tomar un café y en algunos afortunados el sentir que se está para lo que el otro necesite. Cada uno marca su ritmo. Más allá de ser tu hermano soy una persona que tengo que sentirme bien si estoy contigo