NO TE METAS A LA CAMA ENFADADA
Si quieres dormir tranquila, no te lleves a la cama ninguna discusión ni empieces conversaciones metido entre las sábanas. Déjalo para mañana.
Cada vez me reafirmo más en lo dicho. Pero qué difícil puede resultar llevarlo a la práctica. La mente pide y una se deja llevar por el “gallo de pelea” que llevamos dentro, cayendo en la trampa de la cabeza que nos enreda con sus ideas y quiere tener siempre la última palabra.
“El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, dicen. Pues más de dos y tres y cuatro, digo yo, que incluso nos puede la fuerza de la costumbre para seguir haciendo las cosas de la misma errónea manera.
Porque no siempre por hablar se arreglan las cosas. Caemos en la ilusión de creer que utilizando nuestro raciocinio podemos sacar algo en claro y darle la vuelta a la discusión, razonando, explicando y argumentando, sin darnos cuenta de que ha sido la propia mente la que nos ha metido en este desaguisado, la que nos lía con sus imágenes y pensamientos. Es como tener un incendio en casa, llamar a los bomberos y darse cuenta de que son ellos mismos los que han provocado el fuego. Es mejor callarse.
Así que antes de irte a dormir procura no meterte enfadada y si lo estas, aclararlo al día siguiente, no en el momento, que sólo hará complicar más las cosas. Por la noche, la puerta del inconsciente se abre cual fantasma escurridizo y podemos sorprendernos de decir cosas que con la luz del día permanecerían a buen recaudo. Pero tomo nota, sí.
Toma nota de lo que guardas en tu “cajita de Pandora”, bajo llave, pero que cuando menos te lo esperas se escapa, saltándote tu control. Así que lo que sale a la luz te dice lo que se quedó pendiente, de hablar, de encontrar algún acuerdo con el otro o con uno mismo.
Y con tiempo y tranquilidad, puedes ir dando forma a lo inexpresado de tu interior para que las palabras se asemejen lo más posible a lo que sientes y lleguen al otro desde tu convicción y procurando no hacerle daño. No es fácil. Pero “de aquellos nervios, estos despertares” ¿te acuerdas?
La mente pensamiento siempre crea problemas y no puede dejar de hacerlo porque el silencio mental significaría su destrucción. Por eso, si la mente es el problema, nunca podrá ser la solución. Hay que ir a otro nivel de conciencia, más allá del pensamiento.
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