NO RESPONDAS AIREADA O ALTANERA
A toda mujer no le faltan motivos para airearse y enfurecerse de vez en cuando. Parece que hubiese quienes estén programados para hacernos rabiar. Pero responder con violencia no traerá nada bueno
Hace días soñé que iba corriendo del lado opuesto a unos muchachos con armas. Corría sin que ellos me persiguieran. Me alejaba de la violencia de ellos. Al despertar, me quedé pensando en cómo podemos desterrar, cada día, lo que no nos gusta. Y descubrí que la mejor forma de hacerlo es practicando lo contrario, y sobre todo, no aceptándola de los otros.
Si alguien te insulta, reaccionas desde el enojo y lo devuelves, o desde la pasividad y te lo tragas. Pero en ambos casos, haces violencia y tu organismo lo sufre, pues la emoción tóxica ha enviado a tu torrente sanguíneo un cóctel de hormonas propias del estrés (nos estresamos para defendernos, ya sea atacando o huyendo). Has vivido justamente lo que querías evitar (la violencia).
¿Qué puedes hacer para dejar atrás la violencia? Disminuye tu ansiedad, baja el volumen de tu radio y habrá silencio. Serénate y habrá paz en tu entorno. Ríete y tu mundo será más liviano.
No es una poción mágica ni romántica. Es una realidad que puedes crear con tu forma de acceder Al mundo.
La violencia es violencia.
Toda situación o interacción humana en la que en forma deliberada se amenaza o infringe daño es violencia.
No hay que luchar contra ella, porque luchar implica violencia. Sin embargo, puedes actuar cada día diferente:
Elimina los ataques de bocinazos o claxon en la calle: sé paciente.
No manejes con exceso de velocidad: sé consciente de los peligros de hacerlo.
Respeta las señales de tráfico: las señales están para crear orden, si la alteras se altera todo.
No salgas de tu casa de un portazo: recuerda que la vida es endeble, no guardes rencor.
No levantes tu voz en una discusión: nadie te escuchará, sólo se multiplicarán los gritos.
No golpees a tus niños: los golpes no los hace entender, desarrolla la empatía (empatía es identificarte con alguien, intentar sentir lo que otro siente, ponerte en su lugar).
No maltrates a tu mascota porque rompió o hizo algo no esperado: aprende a vincularte con amor.
No te lastimes comiendo comida chatarra: ámate cuidando tu salud.
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