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General: Una historia verdadera Parte 24
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Hermano Cristiano  (Mensaje original) Enviado: 29/12/2014 19:10

Parte 24

Como ven, mi vida a sido una vida común y corriente, con situaciones que muchos han pasado y que posiblemente han sido momentos vividos que nos pudieron dar motivos, para que a estas alturas del partido, nos hagan reflexionar profundamente en lo que nos falta por recorrer, ahora, como adultos mayores.

En mis recuerdos de mi noviazgo con mi esposa, viene a mi memoria la vez, que jugando en las afueras de la casa de su hermana, se cayó y se lastimó en fea forma el coxis el cual se le desvió de su lugar, lo que le provocó fuertes dolores, en ese tiempo, ella ya me había terminado y como que me andaba haciendo la ronda de nuevo para volver con nuestro noviazgo, yo no me hice del rogar y volvimos, y esa situación por la que ella tendría que pasar, sirvió para que en mi aflorara ese inmenso amor que le tenía ( ahora la amo más que a mi propia vida ), y que aunque ella no se daba cuenta cabal de ello, sirvió para que empezara a grabarse en su mente, que había alguien, aparte de sus padres, que le dolía verdaderamente lo que le estaba sucediendo, y que además se veía frente a la demostración de un amor desconocido e incomprensible para ella, pero que allí estaba, pleno, sincero, representado en mi persona.

Pasó mucho tiempo padeciendo de esos dolores a veces insoportables, y parte de lo que le animaba a seguir en la lucha, eran, modestamente, el recibir las cartas que yo le escribía, porque en ellas volcaba todo el amor que sentía por ella y le daba ánimos para seguir adelante, recordándole a cada instante que yo sufría junto con ella de lo que estaba pasando, ya que inclusive la visitaba yo en su casa para que ella viera lo mucho que me angustiaba su estado y que no me asustaba el tener que enfrentar la cólera de su papá pues aún no teníamos permiso de él para ser novios, pero que yo soportaría insultos y tal vez hasta golpes de él con tal de verla y apapacharla aunque fuera sólo unos momentos.

Así las cosas, después de que la revisaron varios médicos y hasta indígenas que decían curar, se resolvió por fin que fuera tratada por un especialista de renombre de la ciudad de Poza Rica, Veracruz, quién sugirió que fuera operada para extirparle el coxis para liberar los ligamentos que esta desviación aprisionaba y que era lo que le causaba esos tremendos dolores, y en su lugar le sería implantado un coxis de platino.

En esos días en que la iban a operar, mi padre sufrió un severo accidente en un lugar cerca de Orizaba, Ver. Cuando me lo comunicaron, tuve que irme solo porque mis hermanos se encontraban trabajando; cuando llegué a Orizaba lo busque en los hospitales, y en uno de ellos me encontré con uno de sus acompañantes quien me indicó donde encontrarlo. Me dirigí al lugar que se me dijo y que encuentro a mi papá irreconocible pues tenía súper hinchados los párpados de sus ojos e innumerables golpes en todo su cuerpo, los médicos me dijeron que se encontraba muy delicado y que no era conveniente moverlo, pero mi papá quería estar en su casa con su familia, y pues ni modo de negárselo, que pido un taxi para que nos trajera a Xalapa; que lo subo al coche y que partimos hacia acá. En el recorrido mi papá me decía que no me preocupara, que él se encontraba bien y que no pasaría del susto, inclusive me dijo que si yo quería, pasáramos a Rinconada a comer unas garnachas, pero yo, al ver el estado tan deplorable en que se encontraba, le dije que no, que lo que yo quería era llegar lo más pronto posible a nuestra casa.

Entre leves quejidos del dolor que sentía en todo su cuerpo por los terribles golpes que recibió cuando el coche en que viajaban rumbo a Córdoba, derrapó y se fue a una barranca como de veinte metros de profundidad.

Por fin llegamos hasta las puertas de la casa e inmediatamente lo subimos a su recamara con gran dificultad porque todo su cuerpo le dolía tremendamente, sobre todo porque los golpes y las heridas que recibió ya se habían enfriado. Lo acostamos y que le hablamos a un médico Traumatólogo amigo suyo quién vino inmediatamente y que me llama la atención por haberlo subido a su recámara, pues lo mejor hubiera sido tenerlo abajo en lo que él llegaba, ya que ahora lo tendríamos que lastimar nuevamente porque había que bajarlo para internarlo inmediatamente en el hospital porque mi padre agonizaba y era urgente atenderlo para controlarlo y sacarlo de la crisis.

Gracias a Dios, ya en el hospital, después de estabilizarlo se le sacaron varias radiografías para conocer el estado real en que mi padre se encontraba, fue entonces que se dieron cuenta de que tenía varias costillas fracturadas al igual que su rodilla derecha, y todos nos asombramos de su valentía y resistencia para soportar el dolor y que mi mamá y nosotros pensáramos que estaba más o menos bien para no preocuparnos demasiado.

Lo operaron para que el médico le acomodara los huesos de sus costillas y de su rodilla, y lo enyesaron. A los dos días después de lo anterior, el ya se encontraba tranquilo y optimista, pero sobre todo, estaba fuera de peligro.

Al otro día iban a operar a mi novia y mi papá me dijo que la fuera yo a acompañar, que él ya estaba bien, y que lo único que sentía era el haber perdido en el accidente un encendedor con cubierta de cuero que yo le había regalado en su cumpleaños pasado.



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 30/12/2014 03:39














Gracias por tan buen relato hermano, Dios te 








bendiga!! Araceli 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 09/01/2015 05:15


 
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