Él es quien pone en nuestra boca las palabras correctas. ¿Cómo lo hace? A través de la renovación de nuestra mente y corazón. Lo que hablamos, lo que sale de nuestra boca es el resultado de lo que hay en el corazón. Es importante que abramos el entendimiento para recibir la Palabra de Dios y el corazón para guardar su consejo. Él nos habla, entre otras maneras, a través de Las Sagradas Escrituras.
Debemos meditar en lo que Dios nos dice y apropiarnos de ello, con el fin de guardar y obedecer sus consejos. De esta
manera estos se hacen parte de nuestra vida y se manifiestan a través de nuestros actos y palabras.
Actualmente parece que utilizar un vocabulario grosero y ofensivo es una moda. Cuidado, nuestra boca debe honrar a Dios.
Desde que hemos sido convertidos de una vana manera de vivir, nuestra mente está siendo transformada, ya no se guía por la moda sino por las enseñanzas bíblicas.
Él produjo un cambio radical que se hace visible en nuestra vida. Nuestra mente y espíritu se renuevan conforme a las leyes divinas. ¿Con qué palabras crees que llenará nuestra boca?
Salmo 49:3 y 4
3-“Mi boca hablará sabiduría y el pensamiento de mi corazón inteligencia.
4-Inclinamos nuestro oído a su Palabra.”
Dios cambia nuestra vida cuando crecemos en la comunión con Él, trabaja permanentemente en nuestro interior. Esto se hace evidente hasta para quienes están cerca de nosotros y nos conocen. Se dan cuenta de nuestro proceso de transformación.
Nuestro vocabulario es parte de ese proceso y tambien se va renovando, no por mérito personal, sino por el obrar de Dios que
produce sabiduría y respeto. Ya no brotan espontáneamente palabras desagradables, como en el pasado. En nuestro corazón Dios pone el maravilloso tesoro de su amor. De este tesoro obtenemos buenas cosas para compartir con otras personas que necesitan el amor limpio y desinteresado de Dios.
Dice Lucas 6:45
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno,
y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
Ni siquiera podría imaginar a Jesús pronunciando palabras obscenas ni ofensivas, tampoco desagradables. Él es nuestro mejor ejemplo a seguir. No nos adaptemos a la moda de hablar groseramente. Permitamos que Dios transforme nuestra manera de pensar y expresarnos.
Lucas 6:45 segunda parte:
“Porque de lo que abunda en el corazón habla la boca”
Desde el momento en que le damos un lugar en nuestro corazón y en nuestra vida, nos sometemos a Su renovación que se evidencia en nuestras acciones.
Hoy es Él Señor quien llena nuestra boca con palabras sinceras y amables, hacia quienes están a nuestro alrededor. Palabras de sabiduría y de bendición, que alegran el alma de quienes las reciben.
Dios bendiga ampliamente tu vida hoy. Araceli