BUENAS NOTICIAS PARA TODOS
Varios años atrás, en la noche de apertura de una cruzada en Londres, Inglaterra, se había reunido una multitud diversa: hippies, rockeros punk, adictos, góticos, prostitutas y vagabundos, entre otros. Dondequiera que miraba había chicos con el pelo morado, verde y naranja. La mayoría llevaba ropas negras estampadas con símbolos satánicos y sus cuerpos estaban perforados en casi todos los lugares imaginables. Nunca había visto tantos jóvenes confundidos y heridos.
Mi esposa, Gloria, tenía un asiento en la primera fila del auditorio. Mientras me preparaba para subir al escenario, miré hacia donde estaba ella y vi a un joven sentarse en el asiento de al lado. Parecía atemorizante: ¡Un gótico con todos los adornos! Cuando se movió hacia un lado, noté algo trepándose en su regazo. Miré atentamente y me di cuenta que era una rata negra con una pequeña correa.
Gloria le tiene terror a las ratas y al principio no se dio cuenta; y yo esperaba que continuara así. Pero cuando el joven dio vuelta su cabeza hacia otro lado, noté que ella dio un vistazo en dirección al joven, justo a tiempo de ver a la rata trepándose en su regazo.
Gloria sabe que la amo y que nunca permitiría que nada malo le suceda, pero yo no podría expulsar a una persona de una cruzada, especialmente alguien tan obviamente necesitado de Jesús. Así que cuando pude captar su atención, le hice un gesto para que se quedara tranquila. No estoy seguro de que haya recibido el mensaje, pero permaneció en su asiento, tiesa como un palo a lo largo de todo el servicio, como una verdadera soldado.
Más tarde, durante el llamado al altar, este joven fue el primero en dar un paso adelante para recibir a Cristo. Se paró frente al altar con su rata en la mano y la cabeza inclinada. Cuando un obrero voluntario le impuso las manos y oró con él para que recibiera a Cristo, las lágrimas rodaban por sus mejillas.
“Entonces les dijo: ‘Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos’” (Marcos 16:15, NTV).
NICKY CRUZ