EL PODER PROMETIDO
Jesús prometió enviar Su poder y Su Espíritu a las vidas de Sus seguidores, para moverse entre ellos con señales, maravillas y milagros que no dejarían ninguna duda acerca de Su poder ante los ojos de un mundo perdido y sin esperanza. Él prometió enviar Su Espíritu a vivir entre ellos y dentro de ellos, para guiarlos mientras llevaban el evangelio a cada rincón del globo. Él les aseguró que Su Espíritu nunca los abandonaría ni los decepcionaría; y Él esperaba que ellos depositaran toda su fe y confianza en esta “voz apacible y delicada” guiándolos en sus corazones.
El profeta Joel predijo que este poder que se manifestaría sobre los seguidores de Cristo. “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra” (Joel 2: 28-30).
Tenemos ante nosotros la oportunidad de ver el poder del Señor desatado en el mundo como nunca antes. Dios está listo y dispuesto a derramar Su poder, para realizar milagros en el nombre de Cristo como los que no se han visto desde la resurrección de Jesús. Pero cuando Él decida; y si es que decide hacerlo a través de nuestras vidas, dependerá de nuestra disponibilidad para salir de nuestras zonas de confort; para reevaluar la forma en la que pensamos y creemos; para abandonar las cosas de este mundo; y en su lugar, confiar en la promesa de provisión de Dios.
¿Estamos dispuestos a dejar de lado nuestras propias opiniones y agenda; y, en lugar de ello, enfocarnos en la dirección del Espíritu Santo?
¿Elegiremos creer en un Dios grande y poderoso?
Nicky Cruz