“De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras”. Juan 21.18
Si bien este versículo habla de la futura muerte de Pedro, también contiene principios para aplicar a nuestra propia vida.
Cuando sos joven te valés por vos mismo, pero con los años necesitarás que alguien te ayude.
Si bien los años traen crecimiento en sabiduría, también traen limitaciones en cuanto a lo físico, y es imprescindible comprender esto.
Todos necesitamos adaptar nuestro ambiente para ello, entendiendo que las cosas deben estar a nuestro servicio, y no nosotros al servicio de las cosas.
Lo que en un tiempo puede haber sido una bendición, en otro tiempo puede convertirse en un tropiezo, por eso la sabiduría radica en discernir los tiempos para la utilización de las cosas.
- La casa, que fue una bendición, hoy es un tropiezo porque ya no podés subir hasta un segundo piso por la escalera.
- El negocio, que fue una bendición, hoy es un tropiezo porque ya no tenés las mismas fuerzas para llevarlo adelante.
- Tu dedicación en el hogar, que fue una bendición, hoy es un tropiezo y necesitás que alguien más te ayude con las tareas.
Además de entender esto, primeramente, los padres, también lo deben tener en claro los hijos y aconsejarlos en este sentido.
Así como en esta sociedad se ve ausencia de padres, también se ve ausencia de hijos que, frente a estas y otras situaciones, no intervienen para ayudar a sus padres en determinadas etapas de la vida.
Para esto es fundamental sentarse con ellos y conversar estos temas con amor y claridad, para poder asistirlos en esas etapas.
También será fundamental que los padres sean receptivos a dejarse ayudar por sus hijos, para su propio beneficio y para no serles de estorbo a ellos.
El primer mandamiento con promesa es honrar a nuestros padres, padres permitan que sus hijos los honren, para que sean bendecidos ellos y también ustedes.
Yo bendigo tu vida para que en este tiempo tu familia sea enteramente bendecida, y que la bendición repose tanto sobre los padres como sobre los hijos.
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