No os inquietéis, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas! (Mateo 6:34)
Este pasaje (todo el texto desde el versículo 25) habla acerca de un concepto que para mí es muy importante y lo aplico de forma constante desde que lo aprendí, es la diferencia entre mi área de responsabilidad y mi área de preocupación.
Mi área de responsabilidad es aquella sobre la cual tengo total control y capacidad de acción. Dentro de la misma se encuentran todos aquellos aspectos de mi vida sobre los cuales yo puedo y debo actuar y ni puedo ni debo dejar que otros lo hagan porque me corresponde única y exclusivamente a mí, soy responsable y tengo la capacidad.
Mi área de preocupación es aquella que abarca todos los aspectos de mi vida sobre los cuales ni tengo la capacidad de acción ni tampoco total control e incidencia. En esta área se encuentran cosas que me afectan ahora y/o que me afectarán en el futuro pero sobre los cuales no puedo actuar porque carezco de los medios, la capacidad, el alcance, etc.
Todos vivimos inmersos en esta realidad, tenemos un área de responsabilidad y un área de preocupación. Pienso que los problemas vienen cuando nos centramos en el área de preocupación y, consecuentemente, dejamos de actuar en nuestra área de responsabilidad. Nos obsesionamos por aquello que nos podemos hacer, desarrollamos ansiedad y nos olvidamos de aquello en lo que si podemos incidir y está totalmente a nuestro alcance.
Los ejemplos pueden ayudar. Area de preocupación: Que mi hijos sean seguidores comprometidos de Jesús. Pero yo no puedo tomar la decisión por ellos. El Espíritu Santo es el único que puede cambiar sus vidas y sus corazones. Sólo Él sabe cuáles son las teclas de su experiencia humana que puede tocar y cómo hacerlo. Todo eso está fuera de mi control y capacidad. Area de responsabilidad: Orar diariamente por ellos, vivir de una forma que haga presente a Jesús, dar crédito día a día de lo que Él hace en mi vida y en la nuestra como familia. Yo debo de actuar donde puedo y tengo total control. Entonces la pregunta es ¿Qué hago con mi área de preocupación? Aquí, justamente, entra el pasaje. El área de preocupación se reconoce, se acepta, se verbaliza y se deja en las manos de Dios que, habitualmente, es el único que puede hacer algo con respecto a esa área que se escapa total y absolutamente de nuestro control. El área de preocupación se deja en las manos de Dios tal y como dice el mismo Jesús en este pasaje, vuestro Padre celestial ya sabe las cosas que necesitáis. Y como afirma Pedro, echando toda vuestra ansiedad sobre Él porque tiene cuidado de vosotros.
Un buen hábito a desarrollar en nuestra vida en cuando afrontamos un problema, reto o situación en la vida, sentarnos y pensar ¿Cuál es mi área de responsabilidad, cuál es la de preocupación? ¿Qué debo hacer con cada una de ellas?
FELIX ORTIZ