El enemigo viene rugiendo como un río contra los santos que no tienen parte en las tinieblas. Satanás puede hacer que parezca que todo en sus vidas se está deshaciendo: Sus oraciones parecen obstaculizadas, el cielo parece como de bronce y sufren aflicciones por todos lados. En momentos así, su corazón podría susurrar la condenación: “Te falta fe. Si sólo creyeras más rectamente, si estuvieras más cerca de Jesús, si tus pensamientos no fueran tan malvados, nada de esto te estaría pasando. Estarías en la cima, como los que ves a tu alrededor. Podrías disfrutar de la abundancia y escuchar claramente de Dios”.
¡No es así! Aquellos a los que se refiere Hebreos 10, que estaban bajo ataque, tenían una fe genuina que los hizo “acercarse con corazón sincero, en plena certidumbre de fe” (Hebreos 10:22). De hecho, esta epístola se refiere a ellos como “hermanos santos” en Hebreos 3:1. El escritor sabe que hay una guerra por sus corazones en medio de una gran aflicción.
En pocas palabras, el objetivo principal de Satanás es opacar la luz de un creyente, atenuarla o apagarla por completo. Muéstrame un cristiano que de pronto sale de la oscuridad espiritual, estallando en la luz de Cristo y de Su santidad y pureza; y yo te mostraré a uno que está en la lucha de su vida.
¿Te describe esto a ti? ¿Estás soportando una gran pelea ahora mismo? Amado, lo más probable es que no sea debido a la duda o al pecado, sino debido a la luz que has abrazado. La luz produce confianza en Jesús; y cuanta más luz recibes, mayor será tu confianza en Él.
Es tu confianza en Cristo, la que Satanás está decidido a hacer naufragar. Él ha dirigido los poderes del infierno hacia ti para arrastrarte al miedo y a la incredulidad. Pero incluso ahora Dios está tomando un gran interés en cada asunto que está tocando tu vida: trabajo, familia, hijos, relaciones, salud. Es verdaderamente Su preocupación; tú le importas mucho a Él.
DAVID WILKERSON