Al escribir a la iglesia de Corinto, el apóstol Pablo comparte su percepción de que el fervor de los corintios por Dios está disminuyendo. Parte de su ambición es cambiar, moverse fuera del centro y su enfoque no es claro; por lo que les envía una carta de corrección fuerte.
“Ya estáis saciados, ya estáis ricos… Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos. No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados” (1 Corintios 4:8, 10-14).
Los estudiosos nos dicen que la iglesia de Corinto fue probablemente la más próspera de todas las iglesias del Nuevo Testamento. Su ubicación les proporcionó muchas oportunidades de gran riqueza en la industria del transporte marítimo. Pablo les estaba señalando que ellos parecían ser muy similares a la sociedad que los rodeaba; que a pesar de tener todas estas cosas grandiosas a su favor, algo faltaba. Incluso con todo su éxito externo, algo en el interior estaba mal.
¿Qué estaba sucediendo en esta iglesia? Pablo no los amonestaba por ser prósperos ni daba a entender que ser empobrecido era de alguna manera superior. ¡No! Él estaba señalando que su enfoque estaba mal. Ellos intentaban cumplir los deseos de sus corazones con las cosas de este mundo en lugar de buscar primero a Dios. En otras palabras, estaban buscando amor en todos los lugares equivocados. Y debido a esto, sus vidas carecían de impacto para su reino. ¡Del mismo modo, hoy, debemos tener cuidado de no distraernos con búsquedas que nos desvíen de una visión clara de Jesús!
GARY WILKERSON