“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos” (Proverbios 3:5-6).
Cuando estás atravesando crisis en la vida, confiando en Dios por tus finanzas, tu matrimonio, tus hijos descarriados, tu salud, es importante que vuelvas a la Palabra de Dios y digas: “Señor, ¿me ayudarías a no apoyarme en mi propio entendimiento? ¿Me ayudarías a no intentar salir de mi dilema en mis propias fuerzas? ¿Me ayudarías a confiar en ti con todo mi corazón?” A medida que oras de esta manera y permites que el Espíritu Santo te guíe, te hallarás creciendo en valentía y fe.
Me encanta lo que dijo el rey David en el Salmo 44: “Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos. Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos; afligiste a los pueblos, y los arrojaste. Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, ni su brazo los libró; sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque te complaciste en ellos. Tú, oh Dios, eres mi rey; manda salvación a Jacob. Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios. Porque no confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará; pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, y has avergonzado a los que nos aborrecían. En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre” (versículos 1-8).
David estaba diciendo: “Señor, tú nos has contado lo que hiciste en el pasado. Llevaste a tu pueblo del cautiverio al lugar de la promesa, no por intelecto humano, razonamiento o fuerza, sino por tu Espíritu. Conociendo esta historia, yo no voy a confiar en mi propia fuerza o en mi razonamiento. ¡En ti me gloriaré todos los días de mi vida!
Carter Conlon