Satanás ama mentir a los hijos de Dios. Él se dirige a aquellos que están determinados a entrar en el reposo prometido de Dios. “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (Hebreos 4:9-11).
¿Qué significa “reposar en Dios”? Es llegar a un lugar de total confianza en las promesas del Señor, un lugar donde ya no hay ninguna lucha de duda o temor, sino una confianza firme. Es una creencia continua de que Dios está con nosotros, que él no puede fallar y que él que nos ha llamado nos ayudará a salir adelante.
Justo cuando crees que estás entrando en esta nueva vida de confianza, cuando tu carne es crucificada y dependes totalmente del Señor, la serpiente antigua viene con un paquete de acusaciones recientemente inventadas. Él sabe de tu consagración al Señor, tu deseo de hacer todo lo que Dios te ha llamado a hacer. Así que Satanás trabaja para conseguir tu oído para que él pueda comenzar con su horrible mentira. Algunas muestras de las mentiras del enemigo son:
- “Tú no estás haciendo ningún progreso espiritual”.
- “Eres demasiado débil para la guerra espiritual”.
- “Dios no está contigo; de alguna manera lo has entristecido”.
Satanás susurra y trata de desgastarte. Pero, así como Jesús fue fiel en su confianza en el Padre, nuestra fe también es medida de la misma forma. “Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza” (Hebreos 3:6). Cada creyente debe hacer estas tres cosas diariamente:
- Recuerda que tienes un enemigo que quiere devorarte.
- Examínate a ti mismo para ver si has sido culpable del pecado de incredulidad.
- Quédate totalmente convencido de que tienes acceso completo al trono de Dios.
Amados, edifíquense “sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo” (Judas 20).
DAVID WILKERSON