Si tienes niños pequeños, sé una cosa acerca de ti. Estás cansada. Es probable que no hayas dormido bien en meses, posiblemente años, y la idea de ir a la iglesia puede parecer agotadora, desalentadora, un puente demasiado difícil de cruzar. Y esos domingos en los que arrastras a tu agotada familia los niños no se acomodan, no escuchan realmente el sermón, y todo parece muy difícil. Así que todos los domingos por la mañana te despiertas con un nudo en el estómago. ¿Nos quedamos o vamos? Y el peligro es que no vayas.
La necesidad de perseverar a pesar del agotamiento y priorizar la iglesia es vital, no solo para ti, sino también para tus hijos.
Me dan ganas de llorar al pensar en padres con dificultades que dejan de ir a la iglesia porque es muy difícil. La necesidad de perseverar a pesar del agotamiento y priorizar la iglesia es vital, no solo para ti, sino también para tus hijos.
Entiendo. ¡Créeme, lo entiendo! He estado asistiendo a la iglesia en un estado de falta de sueño durante más de una década. Mi hijo menor, que ahora tiene 4 años, casi no ha dormido la noche entera en toda su vida. Tengo hijos que tienen ansiedad de separación y no van al programa para niños. No recuerdo la última vez que escuché un sermón de principio a fin. La lucha es real para mí todas las semanas. La idea de quedarme en casa entra en mi cabeza todos los domingos por la mañana porque estoy cansada, oh, muy cansada, y quedarme es más fácil. Sí, he sido esposa de pastor, y sí, ahora soy misionera, ¡pero hay muchas veces en las que preferiría quedarme en pijama y comer panqueques! Y sin embargo, sé lo importante que es para todos nosotros que vayamos.
Aquí hay cinco razones por las que deberías ir.
1. No vas solo por ti
Al igual que con muchas otras cosas en la vida cuando te conviertes en papá o mamá, ya no vas solo a la iglesia. También vas por tus hijos. Si me falta la energía para ir, voy por ellos. ¿Qué mensaje les estoy dando si me quedo en casa? Que la iglesia no es una prioridad. Estar cansado significa que ir con el pueblo de Dios no merece el esfuerzo.
Permíteme ser clara: ir a la iglesia no me convierte a mí, ni a mis hijos, en cristianos. Sin embargo, ir a la iglesia nos alienta, anima a otros, y nos lleva a la presencia del pueblo de Dios. Esto no tiene precio. La asistencia semanal ayuda a desarrollar una cultura familiar que, con suerte, continuará en nuestros hijos a medida que crecen.
Todo lo que hacemos les da un mensaje a nuestros hijos. Ir a la iglesia semanalmente les da un mensaje sencillo: Dios es una prioridad en esta familia.
2. La iglesia es más que un sermón
“No puedo escuchar el sermón de todos modos, entonces ¿para qué ir?”. Quizá hayas escuchado (o expresado) esa objeción. Pero si bien escuchar el sermón es una parte importante de ir a la iglesia, no es la única parte. En esta etapa de tu vida, es posible que no puedas escuchar muchos sermones completos. Esto es difícil, pero la Palabra de Dios es poderosa. Puede penetrar incluso en nuestros cerebros nebulosos.
Y hay muchas otras buenas razones para ir a la iglesia. Cantar con toda una congregación de personas puede ser muy alentador. Hacerlo puede edificar tu alma cuando tu cuerpo está cansado. La iglesia también te alentará, a través de tus amigos y compañeros creyentes, a medida que compartas con ellos antes o después del servicio.
3. Tu presencia anima a otros
Como creyente, a veces animas a otros creyentes simplemente al estar presente. Por lo menos animas a tu pastor que ha trabajado fielmente en un sermón durante toda la semana para traerte la Palabra de Dios. No eres solo un receptor que le saca provecho a la iglesia; tú contribuyes simplemente al estar allí.
Ver a un padre joven y agotado seguir asistiendo a la iglesia semana tras semana es un gran estímulo para el resto de la congregación.
4. Aquellos que dejan de ir no siempre vuelven
A menudo escucho a la gente decir: “Es muy difícil ahora. Esperaremos unos años y luego regresaremos cuando los niños sean un poco mayores. Son demasiado jóvenes para saber la diferencia de todos modos”. Sin embargo, aunque digas esto con sinceridad, la realidad es que la mayoría de las personas no regresarán por mucho tiempo, si es que alguna vez lo hacen. Los hábitos cambian, las prioridades cambian, y se hace sencillo no estar con la iglesia. Qué fácil es alejarse lentamente del Padre que anhela abrazarte. Puedes pensar que esto nunca te sucederá, pero el mundo y el diablo aprovecharán cualquier oportunidad para alejarte del camino de la justicia.
Por otro lado, los hábitos son poderosas herramientas de enseñanza para nuestros niños. Incluso cuando son tan jóvenes que no saben lo que está sucediendo, están aprendiendo. Aprenden que la iglesia no importa o que la iglesia es una prioridad. ¿En qué quieres que crean cuando sean mayores?
5. Un poco de iglesia es mejor que nada de iglesia
Sé de primera mano la dificultad de tener hijos que no se separan de ti. Mi hijo mayor comienza a llorar cuando doblamos la esquina de la carretera para ir a la iglesia, y eso pasó cuando tenía tan solo 18 meses de edad. ¡Ahora mi hijo menor no quiere que lo deje, no le gustan los otros niños que están cerca de él, y no quiere que haya otros adultos en su espacio! Dejarlo, en esta etapa, no es realmente una opción, así que extraño muchos sermones. Actualmente me quedo en la iglesia para cantar y orar mientras pueda hacerlo con él, luego me siento con él en el programa para niños. Regreso después a tener comunión con amigos y compañeros creyentes. Esto no es lo ideal, pero aun así tengo tiempo con Dios, el aliento de otros, y la oportunidad de alentar a otros. Y mi hijo escucha un mensaje en el programa de niños cada semana, lo cual también es importante.
Mis hijos me están viendo hacer de la iglesia y Dios una prioridad en mi vida, y considero que eso es una victoria.
Esta es una etapa. No siempre se aferrará a mí, y un día, volveré a escuchar un sermón completo y no estaré demasiado cansada para escuchar por más tiempo. Pero por ahora, esto es lo que hago, y es mejor que quedarse en casa. Mis hijos me están viendo hacer de la iglesia y Dios una prioridad en mi vida, y considero que eso es una victoria.
Hermanas, Dios te tiene cerca. Él anhela una relación contigo y ha enviado a su Hijo para probártelo. Así que aférrate a Él en el cansancio. Mantenlo a Él y a su pueblo como una prioridad. Extrae fuerzas de la iglesia que te ha dado. Que otros sepan que estás cansada. Dios te fortalecerá, te levantará, y te hará crecer a medida que permaneces en su pueblo. No importa lo difícil que sea, sigue adelante. Acércate a Él, y Él se acercará a ti.