Dios no te ha olvidado! Él sabe exactamente dónde te encuentras, por lo que estás pasando en este momento, y está monitoreando cada paso en tu camino. Muy a menudo, en tiempos de crisis, los cristianos olvidan que Dios los tiene en la palma de su mano. En cambio, como los hijos de Israel, temen ser destruidos por el enemigo. Dios debe encontrar difícil entender por qué sus hijos no confían en él cuando están deprimidos y en necesidad. “¿No saben que los tengo esculpidos en la palma de mi mano? Aunque una madre olvide al hijo de su vientre, yo no podría olvidarme de ustedes en su hora de necesidad” (ver Isaías 49:15-16).
Una y otra vez, Dios vino a Israel rogando por su confianza en tiempos de crisis. “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis” (Isaías 30:15).
Parece que incluso el Nuevo Testamento hace eco del disgusto de Dios para con la incredulidad: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:6-8).
¿Alguna vez has sentido que Dios te ha abandonado y te ha dejado para que tú resuelvas las cosas por ti mismo? En lugar de someterte al Señor con total confianza y reposo en sus promesas, es posible que hayas tratado de encontrar tus propias soluciones y que las cosas te hayan estallado en el rostro.
Ten la seguridad de que Dios quiere satisfacer todas tus necesidades, pero, sobre todo, quiere una comunión renovada contigo. Vuelve al lugar secreto de oración y a la fe sencilla de un niño. No estés tan ocupado trabajando para Dios, que olvides que él está tratando de obrar en ti, convirtiéndote en una vasija de gloria.
DAVID WILKERSON