¿Qué guía tus decisiones?
¿Cómo reaccionas cuando reconoces que no estás en el lugar ni en el sendero correcto?
Este domingo, al abrir el Instagram, me encontré con una publicación de mi sobrino, Pablo Manoukian. Con su permiso, te comparto su experiencia personal:
“Hoy me desperté con ganas de compartir esto. Le pude servir a cualquiera que lo quiera tomar.
Por lo menos en Argentina vivimos bajo un régimen educativo que va totalmente en contra de la lógica. El sistema te presiona para que a los 17/18 años (cuando terminas la secundaria) estés listo para elegir tu profesión/carrera. Lo ilógico es que a esa edad son muy pocos los que se conocen lo suficiente como para saber a qué se quieren dedicar el resto de sus vidas. A esa edad tampoco se terminó de desarrollar tu personalidad o visión de mundo por ejemplo como para tomar una decisión tan grande.
Cuando yo tenía 17 años, elegí estudiar derecho en la UBA (Universidad de Buenos Aires). No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y después de tres años dejé eso confiando en que Dios había puesto otros sueños en mi corazón.
Tomar esa decisión no fue fácil. Tuve que empezar de cero un emprendimiento sin recursos, sin equipos, solo tenía el buen nombre que había dejado mi papa en el rubro.
Es interesante ver como algunos familiares, amigos y conocidos me decían que mi nuevo rumbo de trabajar en eventos era algo inestable, que iba a complicar mi futuro, que para tener una pareja iba a ser difícil y más cosas. Me acuerdo de una persona que hasta se rió. Sé que algunos me decían eso con buenas intenciones, pero también es interesante que algunas de esas mismas personas hoy me dicen que les gustaría trabajar de lo que les gusta como yo, viajar por el mundo como yo, etc. Otros mediocres eligieron el camino de la envidia o la crítica destructiva.
Me encantaría poder decir que el amor es el motor del mundo, pero por lo que vi hasta ahora creo que la pulseada la va ganando el temor. Mucha gente no sigue sus sueños por miedo "miedo a hacer el ridículo", "miedo al qué dirán" "miedo a que las cosas salgan mal".
Hace poco escuche en una película que “La vida es un parque de diversiones, lo sabemos cuando somos niños, pero en algún momento se nos olvida”. Creo que es totalmente cierto, la vida es corta y espero que cada persona la pueda disfrutar cumpliendo el propósito de Dios en sus vidas. Es el mejor lugar y el más feliz.
No es lo mismo vivir que estar vivo, y no todos los que están muertos llegaron a vivir”.
Celebro lo que está viviendo Pablo; sé también que ha pagado y paga un precio alto por perseguir aquellos sueños que Dios puso en su corazón. Celebro el atrevimiento de un joven o un adulto, cuando sabe reconocer que es necesario cambiar el rumbo. Celebro la creatividad y bondad de mi Dios. Celebro hoy la posibilidad de compartir esta experiencia. Como bien dijo Helen Keller: "La vida es una aventura atrevida o no es nada".
GUSTAVO BEDROSSIAN